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Hay pequeñas tareas, algunas de ellas no reguladas, que parecen destinadas a ciertas nacionalidades. Si un madrileño se queda sin sal ya no recurre al vecino, baja al chino de la esquina. En el parque, un rumano le amenizará el paseo. Los manteros, casi todos senegaleses, son ya paisaje habitual en el centro de Madrid. Y los nigerianos se afanan en las puertas de los supermercados por llevar las bolsas de la compra a las personas mayores.
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Una ocupación por cada país

¿Qué harías sin el chino de la esquina? En Madrid, muchos trabajos están determinados por la nacionalidad

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