5 fotosNegro sobre blanco, seis escritos sobre arteExpertos de Babelia reseñan entrevistas, ensayos, novelas o manuales sobre museos, creadores, marchantes y diferentes manifestaciones artísticasBabelia17 dic 2015 - 00:03CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace"El de arquitectura probablemente sea el género fotográfico en el que se manifiesta con mayor radicalidad la encrucijada entre pretensiones científicas y estéticas, entre valor documental y poder de representación, especialmente si nos situamos en el siglo XIX. Un campo de estudio que ha ido alcanzando una importancia cada vez mayor a lo largo de las tres últimas décadas, y que se ha visto enriquecido por acercamientos pluridisciplinares capaces de superar la predominante perspectiva inicial que tendía a centrarse fundamentalmente en la evolución técnica del medio y en la propia historia de la fotografía. La profundización en la economía visual del periodo, desde los dispositivos técnicos a los medios de difusión, publicación y consumo, así como a los criterios estéticos, políticos o disciplinares, ha ido descubriendo la complejidad y relativa centralidad de la relación entre fotografía y arquitectura a lo largo de ese siglo. La sinuosa evolución de lo pintoresco, los cambios en la cultura del paisaje, los usos científicos de la imagen en disciplinas como la historia del arte o la propia historia y práctica de la arquitectura, las transformaciones urbanísticas, los proyectos de clasificación y conservación de la memoria arquitectónica, la comercialización y consumo de fotografías, la mirada colonial, las nuevas prácticas discursivas y “lecturas” asociadas al álbum, el progreso y la experimentación en la construcción con el hierro y el vidrio, las grandes obras públicas, el mundo en imágenes entre la curiosidad y el conocimiento, son solo algunos de los muchos temas asociados a dicha relación. Argumentos que justifican y avalan la aparición de estudios centrados en este ámbito, y aún más si se tiene en cuenta la escasez de aproximaciones en nuestra geografía". Por ALBERTO MARTÍNCÁTEDRA"¿Se han creado de forma ilícita las colecciones de los grandes museos occidentales? Esa pregunta resuena como una amenaza en la vida de C. T. Loo (1880-1957), el mayor marchante de arte asiático de la historia. Un periplo vital construido sobre 50 años, de 1902 a 1949, despojando a China de obras maestras de jade o bronce. Él solo se basta para completar las colecciones de los oligarcas estadounidenses (J. P. Morgan, John D. Rockefeller hijo, Vanderbilt) de comienzos del siglo XX y de los principales museos del mundo (Louvre, Metropolitan, British). Nada le frena. Incluso se ceba con las tumbas imperiales, un sacrilegio. En 1917 exporta dos estelas del mausoleo de Taizong (599-649). Un expolio comparable al robo en el Prado de las pinturas negras de Goya. Una herida abierta en el orgullo chino: “El responsable es un criminal que debería ser clavado al poste de la vergüenza”, sostiene, aun en 2011, la televisión pública". Por MIGUEL ÁNGEL GARCÍA VEGAELBA"No digáis que agotado su tesoro de asuntos enmudeció la estética. Podrá no haber estetas, pero siempre habrá profesores de la materia. Aunque la situación actual es desconcertante: sigue habiendo mucha producción teórica, pero uno se pregunta a quién se dirige. Basta con releer lo que se ha publicado desde el siglo XVIII. Nociones como arte, belleza u obra maestra tienen alguna utilidad empleados en el pasado, pero no en el presente. El término arte es incompatible con la actividad que las instituciones presentan bajo ese nombre. El de belleza es hortera. En cuanto al de obra maestra, no es fácil adjudicarla desde que Duchamp la usó con cariño hacia su urinario". Por FÉLIX DE AZÚAANTONIO MACHADO LIBROS"El mismo día en que se anunciaba la caída de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, Damien Hirst ponía a la venta sus obras en Sotheby’s de Londres. Si su trabajo iba a terminar en una casa de subastas, ¿por qué no podía producirlo él directamente para el mercado secundario y de paso extraer una porción del beneficio especulativo? Su galerista, Jay Joplin, anunció rápidamente su intención de participar de la puja y compró el primer lote de la noche. Aquel acontecimiento, una declaración de bancarrota artística en toda regla, fue también la última oportunidad para el mercado del arte de conservar su imagen como un sector a prueba de crisis. Marcel Duchamp —quién si no— sitúa la acción de Hirst en una perspectiva histórica cuando en 1926 puso a la venta por remate 18 pinturas de Picabia en el Hôtel Drouot de París. Rembrandt también asistía a las subastas para subir el precio de sus obras con la excusa de que al hacerlo mejoraba su propia profesión; y Courbet organizaba muestras de sus trabajos en espacios que alquilaba, esperando obtener un succès de scandale y, además, cobrando altos precios por la entrada. Su relación con la Comuna de París le causó problemas considerables, incluyendo un tiempo en prisión, pero reconoció que “si la Comuna me causó algunas dificultades también aumentó mis ventas y mis precios”. Ya sabemos de quienes aprendieron Ai Weiwei y Santiago Sierra". Por ÁNGELA MOLINAMARDULCE"Licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Valencia, pero habiendo completado su formación en algunas de las mejores instituciones universitarias y museos norteamericanos durante la muy intensa y crítica década de 1980, gobernada por Reagan, Manuel Borja-Villel (Burriana, 1957) ha protagonizado una de las carreras escalonadamente más fulgurantes en gestión museográfica de nuestro país, como así lo acredita su paso por la dirección de la Fundación Tàpies (1990-1998), por el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona —Macba— (1998-2008) y, desde entonces hasta el momento presente, en el Museo de Arte Reina Sofía. Semejante trayectoria no solo nos revela su indudable capacidad intelectual para afrontar una tarea difícil, como es la de gobernar el rumbo de esa complicada punta de lanza de los llamados museos de arte contemporáneo, sino su carácter dúctil y habilidoso para sobrevivir a cualquier naufragio. Por lo demás, encuadrable ideológicamente dentro de la corriente de ese complejo haz neomarxista de la izquierda alternativa, que no rehúye hacer la revolución dentro de las instituciones para darles la vuelta, la labor museística de Borja-Villel acrecienta su valor al constatarse que sus eventuales patrocinadores han sido siempre de un pensamiento político adverso". Por FRANCISCO CALVO SERRALLERTURPIAL