7 fotos11 libros de esta semanaLo último de Anne Tyler, los diarios de Gil de Biedma, Hiroshima o el Caso Marey, las críticas de Babelia 12 dic 2015 - 00:02CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlace"La despujolización empezó hace un año, con la confesión de Jordi Pujol de haber ocultado durante su mandato y 34 años un notable fraude familiar a Hacienda. Es una tarea a media cocción. Sus resultados tardarán en calibrarse. A diferencia de la despetainización, la desestalinización o la desnazificación, no hay aquí examen de un dictador (al contrario, de alguien que fue valiente antifranquista y pagó por ello con la cárcel), ni pendencias de guerra, ni de crímenes. El delito de lesa patria se refiere al engaño perpetrado a sus conciudadanos. A diferencia de los otros modelos de personajes-país, Pujol fue quien inició en vida —al confesar—, el desmontaje de su propio mito. Bastantes de sus monaguillos convergentes le lapidaron con crueldad filial. Pero tras el primer ademán de falso escándalo de sus intelectuales orgánicos, ninguno ha repensado su adicción: peor, gallean. Y el legatario político, el jefe de la semiextinta Convergència, Artur Mas —que estos días debe lidiar las presuntas corrupciones digamos que heredadas—, aún no ha reconsiderado su encomiástica frase: “Por su categoría moral [Pujol es] un auténtico gigante”. Por XAVIER VIDAL-FOLCHVARIOS“¿Qué es lo que hace a un hombre? ¿Es estar preparado para hacer lo correcto a cualquier precio?”, le preguntaban al Nota en El gran Lebowski, a lo que el héroe respondía: “Fijo. Eso y un par de testículos”. El bar de las grandes esperanzas, primera novela del premio Pulitzer J. R. Moehringer, busca responder a la misma pregunta de un modo distinto. Pues este es un libro sobre hombres y bares. Sobre amistad, borracheras, resacas también, sobre sentimiento de pertenencia, y tristeza persistente y rabia heredada, y cómo vencer ambas. Una novela que habla de familias, padres e hijos, madres e hijos, lazos de sangre, ritos de pasaje y amor, y ruptura y grandes gestos atemporales, y las cicatrices que arrastramos. Pero ¿sobre todo? Hombres y bares". Por KIKO AMATDUOMO NEFELIBATA"La naturalidad, no exenta de desasosiego, con que la narrativa de Eduardo Halfon (Guatemala, 1971) indaga en la identidad (el narrador es siempre el propio escritor) obedece a un dilatado proyecto del que Signor Hoffman es, de momento, la última aportación. Con El boxeador polaco (2008), La pirueta (2010) y Monasterio (2014), este indeterminado escritor guatemalteco de origen judío viene trazando un ámbito moral de geografía cambiante cruzado por el problema de la pertenencia inestable a un país (“me resulta difícil convencer a las personas, incluso convencerme a mí mismo, de que soy guatemalteco”) y el crédito a una intrincada genealogía familiar, de ascendencia libanesa y polaca, representada por su abuelo, que sobrevivió al Holocausto. Los cuentos de este libro, extrañamente magníficos, escritos con una prosa bien destilada, de una emotiva sencillez, se dirían variaciones que proponen la dificultad de agotar los temas universales. Pues no deja de sorprender de qué modo Eduardo Halfon consigue renovar asuntos tratados en innumerables ocasiones, de los que el lector puede sentirse empachado. La razón tal vez se halla en la falta de dramatismo". Por FRANCISCO SOLANOLIBROS DEL ASTEROIDE"Que Freud (1856-1939) sigue vivo en Occidente lo experimentamos a diario: los conceptos que acuñó se emplean en conversaciones informales y hasta se fabrican muñecos de trapo y títeres con su efigie. Su figura ha sido creada y recreada por sus biógrafos en numerosas ocasiones y su legado ha sido objeto de discusiones violentas. La historiadora del psicoanálisis Élisabeth Roudinesco es consciente de ello ya desde el prólogo de su biografía de Freud, en la que, si bien apenas dedica atención a la figura de Freud en nuestro tiempo —aunque lo prometa desde el título—, no deja de señalar que la enorme influencia del psiquiatra austriaco en nuestros días se debe a que éste “impuso a la subjetividad moderna una pasmosa mitología de los orígenes cuyo poderío parece más vivo que nunca cuando más se intenta erradicarlo”. El texto, que le valió a su autora el premio Décembre en Francia el año pasado, viene precedido por cierta controversia tras la publicación del ensayo de Michel Onfray Freud: El crepúsculo de un ídolo, donde el autor dejaba a Freud y a su sistema de pensamiento en muy mal lugar". Por MERCEDES CEBRIÁNDEBATE"Hace unos años, en estas mismas páginas, reseñé el libro de Javier Argüello El mar de todos los muertos (2008). Y escribí todo lo bueno que se puede escribir de una novela si te gusta y entiendes que ahí hay un gran novelista. Lo que no pude escribir entonces es qué iba a quedarme de esa lectura, además de su instantánea fascinación. Leída ahora la nueva novela de Argüello (argentino nacido en Chile en 1972 y radicado en Barcelona), A propósito de Majorana, vuelve a mi memoria la lectura de aquella. Como formando una conexión entre ambas, exigiéndose entre sí una unidad. Como si se tratara de un sistema literario propio". Por J. ERNESTO AYALA-DIPLITERATURA RAMDOM HOUSE"Los libros que comentan errores lingüísticos suelen incluir una cierta variedad de imprecisiones y desatinos, con explicaciones en general someras sobre cada palabra agredida. Luis Magrinyà, nacido en Palma hace 54 años, acaba de hacer lo contrario: su obra Estilo rico, estilo pobre elige apenas unos ramilletes de faltas de lengua o de estilo y se detiene en cada uno con mucha profundidad y harta paciencia. Por ello, no se ajusta mucho al contenido del libro el subtítulo que la editorial ha situado en la portada: ‘Todas las dudas: guía para expresarse y escribir mejor’. Ese afán comercial por presentar como un manual de dudas lo que es un ensayo más profundo sobre el estilo hará quizás algo por las ventas, pero da un trato injusto a la obra. Magrinyà, filólogo de formación, colabora en EL PAÍS y eldiario.es; ha sido traductor y editor, y trabajó para la Real Academia Española". Por ÁLEX GRIJELMODEBATE"Cuando la historia que sustenta la intriga de una novela no es muy poderosa, un escritor tiene varias posibilidades de recompensar ese flanco débil, casi todas ellas relacionadas con el diseño de la estructura narrativa, las técnicas y los recursos desplegados o el lenguaje propiamente dicho. Así ha procedido Marcos Eymar en Hendaya -novela ganadora del XVI Premio Vargas Llosa-, relato que arranca en un bar de carretera situado en la frontera entre Francia y España, donde un hombre acorralado imagina la explicación que les dará a los asesinos que irán a buscarlo". Por ANA RODRÍGUEZ FISCHEROCEANO