21 fotosLas caras de la tragediaEstas son las historias de algunos de los 51 pasajeros españoles que perdieron la vida en la tragedia aérea de los Alpes franceses 27 mar 2015 - 18:08CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceAriadna Falguera tenía 33 años. Nacida en Olot, vivía entre Barcelona y Girona. Su marido, Lluis Juncà, es el jefe de gabinete del presidente de ERC, Oriol Junqueras. Trabajaba desde 2012 como Product Manager moda Smash!.El motivo de su viaje era el seguimiento rutinario de la marca en Alemania. Activista, comprometida con su municipio, animalista y seguidora del Barça, la joven había sido madre de una niña en abril el pasado año. Falguera era conocida por involucrarse y colaborar con distintas entidades y cooperativas sociales, culturales y no gubernamentales. Junqueras escribía ayer en su cuenta personal de Twitter: “En horas de dolor, donde es tan difícil encontrar las palabras adecuadas, buscamos el consuelo de los que queremos. Nuestro consuelo a todos los que sufren”Carles Milla Masanas era el director de Mimasa, una empresa del sector de la industria alimentaria ubicada en Cornellà de Terri (Girona). Nacido en Banyoles en 1977 y aficionado a practicar remo en el lago de su localidad natal, era licenciado en Inef y tenía un MBA. Se hizo cargo del negocio familiar hace más de diez años, al morir su padre, según han contado algunos vecinos del municipio. El negocio le iba bien, vivía en una urbanización acomodada con su mujer y su hijo de dos años. Milla se dirigía a la feria alimentaria de Colonia, donde se iba a encontrar con un empleado de su compañía que se había desplazado hasta Alemania en coche. El director de Mimasa acababa de ser escogido presidente del Rotary Club de Banyoles, una organización de empresarios y universitarios que promueve los actos solidarios en su entorno. Según fuentes de la misma organización, iba a tomar posesión del cargo el próximo verano.Manuel Rives tenía 52 años, estaba casado y tenía tres hijos. Era el delegado sindical de UGT en Delphi. Sus compañeros coinciden en que si alguien del comité de empresa tenía que acudir a la reunión del secretariado europeo de Delphi, ese era él, sobre todo por su capacidad para obtener información. Aunque llevaba unos 11 años en UGT, hace solo dos que entró en el comité de empresa de Sant Cugat, en el que parecía “superimplicado”.Rogelio Oficialdegui Tina tenía 62 años y hacía tiempo que decía a la plantilla de la planta de Sant Cugat del Vallès de Delphi que tenía ganas de jubilarse. Decía que el convenio colectivo que le mantuvo reunido durante tres horas el lunes por la tarde sería el último que negociaría. Este navarro era un histórico de Delphi y desde hace once años era el responsable de recursos humanos en la fábrica barcelonesa. Pese a ese cargo, sindicalistas consultados con los que había tenido que lidiar en los últimos años lo consideraban un directivo con el que se habían cerrado muchos acuerdos y una persona muy cercana en lo personal. “Era una persona bastante sencilla y entregado a la fábrica”, explicaba ayer una conocida ajena a Delphi.Enric Guiot Chacón, vecino de Reus (Tarragona), también viajaba en el avión. El hombre, de 60 años, casado y con hijos, ejercía un cargo directivo en la empresa papelera Gomà Camps, que tiene plantas en la zona de Tarragona y está asociada con la compañía alemana Wepa Papierfabrik. Sus obligaciones profesionales le convertían en un asiduo de la conexión aérea con Alemania.Eduardo Ruiz Calatayud también viajaba en el avión siniestrado este martes en los Alpes, según ha confirmado el alcalde de Épila (Zaragoza), Martín Llanas, informa Efe. Ruiz era director de una planta que la empresa alemana Gerresheimer tiene en este municipio. El directivo ostentaba el cargo en esta entidad, que se dedica a la fabricación de recipientes de plástico para la industria farmacéutica, desde noviembre de 2011.Fernando Martínez Rubio, en la foto, era vecino de la localidad de Águilas (Murcia) y viajaba en el A320 siniestrado junto a Javier Moreno Navarro, residente en Lorca (Murcia). Eran familia política y habían comprado billetes para el vuelo Barcelona-Dusseldorf del pasado martes. Querían recoger un camión que habían comprado en Alemania y trasladar el vehículo a España, según informa el periódico La Verdad.El grupo empresarial Inoxpa ha perdido en el vuelo a dos de sus trabajadoras. Una de ellas, Mireia Serrat, en la foto, era la responsable comercial de exportación de esta entidad que se dedica a la fabricación y comercialización de material de acero inoxidable. Junto a ella viajaba María Lluïsa Romans, mujer del propietario de esta entidad con sede en Banyoles (Girona). La empresa ha expresado su "consternación" por la muerte de sus dos trabajadoras en un comunicado.Un padre de familia numerosa residente de Carral, una localidad del cinturón de A Coruña, viajaba en el avión siniestrado para acudir a la sede central en Alemania de la multinacional del textil Esprit, en la que llevaba apenas ocho meses como directivo. Natural de Sabadell, Josep Sabaté Casellas, de 38 años de edad, deja huérfanos a tres niños de entre tres y siete años, así como viuda a su esposa, Marta, también catalana y embarazada del cuarto hijo.Los hermanos Vicente y Eusebio Segundo Martín (en la imagen) viajaban a Alemania para comprar maquinaria para la empresa familiar de complementos para la industria maderera en la que trabajaban. Eran vecinos de la localidad de María de Huerva (Zaragoza), que está consternada por la noticia. El Ayuntamiento ha convocado este miércoles un minuto de silencio en memoria de las víctimas, informa Efe.María de Pablo Nuño era una soriana de 38 años, profesora de español y una auténtica trotamundos, tal y como afirma el Diario de Soria, que hace unos años publicó una entrevista con esta “viajera incansable”, como la definen. Se licenció en Traducción e Interpretación en las especialidades de inglés y alemán y a los 26 años encontró trabajo de profesora en Alemania. De Pablo se había casado con un ciudadano alemán y desde hacía cinco años trabajaba en una escuela internacional de secundaria en Düsseldorf. El martes 24 de marzo estaba en Barcelona, donde, aprovechando las vacaciones escolares, había pasado unos días en compañía de su hermana. Esa mañana cogió el vuelo 9525 a Dusseldorf.Víctor Pascual tenía algo más de 50 años y era el director del salón alimentario BTA de Fira de Barcelona. El director iba a visitar una feria comercial en Colonia y le acompañaba su mano derecha, Anna Cantos, de cerca de 40 años. Víctor y Anna eran muy conocidos en el mundo ferial. Víctor llevaba más de una década al frente de Alimentaria Lisboa, informa La Vanguardia. Anna llevaba trabajando cerca de 10 años en el sector, y en la actualidad era adjunta en dos ramas internacionales de la empresa.Quería llegar pronto a su casa, en Manchester (Gran Bretaña), para reunirse con su marido, pero no había ningún vuelo directo a esa ciudad. “Cogió ese vuelo porque no había otro. Lo más rápido era hacerlo a través de una escala en Dusseldorf”, señala el padre de la jacetana Marina Bandrés López-Belio, de 38 años, que viajaba en el avión junto a su hijo de ocho meses. Bandrés espera en su casa de Jaca (Huesca) la confirmación oficial del fallecimiento de su hija. De momento, nadie se ha puesto en contacto con la familia, pero él sabe con certeza que Marina y su nieto cogieron ese avión. Después de conocer el trágico accidente, no pudo contactar con su hija. Marina residía en Manchester desde hace ocho años junto a su marido, un ciudadano británico con el que se casó hace dos años en la catedral de Jaca y que esta vez no viajó con ella. “La pareja venía a menudo por aquí, aunque con menos frecuencia desde que tuvo el niño”, explica Andrés, un amigo de infancia de Marina, que regenta un taller mecánico junto al domicilio familiar de la víctima.Josep Sau Londres, vecino de Tiana, un municipio de Barcelona, se encontraba entre los pasajeros del vuelo que sufrió un accidente este martes. Sau viajaba con frecuencia a Alemania ya que era el vicepresidente de Kao Corporation, una empresa del sector químico que tiene capital japonés.Asmae Ouahhoud el Allaoui, de 23 años, marroquí de origen (nació en Nador) pero catalana de toda la vida (llegó a La Llagosta con cuatro años) llevaba las manos pintadas cuando se casó, el sábado, con Mohammed Tahrioui, de 24 años. Una prima de él les presentó hace poco más de un año. Se enamoraron y convinieron en pasar la vida juntos. “Estaba contentísima, todo había ido genial. Había cumplido su sueño de casarse e irse a vivir a Alemania”, dice Khadija, que aún no se explica un contraste tan brutal de emociones en apenas 48 horas. El camino en común de Asmae y Mohammed iba a empezar el mismo martes y tenía como destino Duisburg, a 15 minutos en coche de Düsseldorf. Ella, administrativa, y él, que vivía desde hacía seis años en Alemania y había prosperado en una empresa de automoción, subieron el martes por la mañana al avión de Germanwings que se estrelló en Francia. “El domingo hicimos una celebración familiar y el lunes, como estaban cansados, se quedaron a dormir en casa. Al ir al aeropuerto, me vieron dormida y no me despertaron”, cuenta Khadija, interrumpida por el cariño de los vecinos. Información de Jesús García.Dora Salas, química de origen mexicano, y Marta López, consultora de exportaciones, se dirigían a una feria de tecnología alimentaria celebrada en Alemania. Ambas trabajaban en Itram Higiene, una sociedad de Vic dedicada a la venta de productos para este sector. “La empresa es pequeña, éramos cinco y dos externos. Todos muy bien avenidos…”, relataron ayer fuentes de Itram. Salas, explicaron las mismas fuentes, tenía alrededor de 45 años y era responsable técnico en I+D+i. La mujer estudió Química en la Universidad Autónoma de Nuevo León, en Monterrey. Después se trasladó a Barcelona, donde residía desde hacía 12 años. López, según las mismas fuentes, tenía unos 50 años, dos hijas y era vecina de Mollet. El alcalde de esta localidad, Josep Monràs, se puso a disposición de la familia para “cualquier apoyo que pueda necesitar”. “Dos excelentes personas han perdido la vida en el accidente de avión. Nunca las podremos olvidar”, expresó ayer el director general de Itram Higiene, Martirià Latorre, que había volado hacia Colonia un día antes. Información de Mercè Pérez.Estela Miguel, de 40 años, era del municipio valenciano de Torrente, pero residía en Suiza. Había pasado unos días con su familia en España y tras este periodo de descanso se dirigía a Dusseldorf. Trabajaba en una empresa farmacéutica y era hija de Sandalio Miguel, un arquitecto fallecido hace 30 años en un accidente de tráfico. En Torrent han guardado un minuto de silencio en honor a esta víctima de la tragedia aérea.Àngel Montaner tenía 63 años, era vecino del la población de Amer (Girona) y uno de los tres socios de la empresa Dinox de Cornellà del Terri, dedicada al diseño, fabricación y comercialización de maquinaria para el sector de la higienización. Estaba casado y con su esposa, Montse, tenía dos hijos en común que tienen una treintena de años. Su hija le había dado un nieto hacía dos años, al que dedicaba todo el tiempo que podía. “Era una persona muy valiente, no temía a nada, era muy trabajador y emprendedor, una buena persona y un buen jefe”, asegura su entorno. Àngel, que era un apasionado de la pintura, perdió la vida junto a su compañero de viajes, Josep Borrell, empresario del mismo sector. Los dos se dirigían a Anuga FoodTec, la feria de tecnología aplicada a la alimentación que se celebra en Colonia. Josep Borrell Giralt tenía 66 años y era natural de Anglès (Selva). Estaba casado con una profesora. Dirigía junto a su hijo la empresa Jo-bex-man de la Cellera de Ter, una empresa familiar dedicada también a la fabricación de maquinaria industrial. Borrell estaba a punto de jubilarse y el pasado mes de enero su hija había dado a luz a una niña, la segunda nieta para Borrell. Procedía de una familia muy conocida de la localidad, ya que sus padres habían regentado Ca la Mamà. Según han publicado otros medios, su hijo también debía coger el mismo vuelo de Germanwings, pero no lo hizo por motivos personales.El israelí Eyal Baum, un analista de servicios informáticos que llevaba años viviendo en Barcelona (donde desde 2010 trabajaba para Mango), volaba el martes a Düsseldorf por razones de trabajo. Un viaje corto para un hombre acostumbrado a desplazarse por medio mundo instalando los servicios informáticos en las tiendas de Mango. Casado desde 2009 con Eugenia Bohdanova, que trabaja en Abelló Linde, Eyal estuvo como director de productos en IP Ware Ltd y entre 2008 y 2010 en Tikshoret SL, siempre en Barcelona. A la vuelta del que sería un fatífico viaje a Düsseldorf, Eyal y su familia tenían planeado viajar a Israel la semana que viene para pasar allí las festividades de la Pascua Judía.A pesar de contar con solo 43 años, Erik Shonebeck (Coesfeld, Alemania, 1972) llevaba a sus espaldas una ascendente carrera profesional en uno de los dos grandes grupos multinacionales de la química, Bayer. Había recalado en la compañía en 1998 y en 2009 asumió su primer cargo de responsabilidad en el área de implantación de SAP. A partir de entonces acumuló tres ascensos, el último para convertirse en 2012 en el máximo responsable de Bayer Euroservices, la división con la que la compañía alemana ofrecía servicios compartidos de contabilidad a las diferentes filiales del grupo. Fue ese cargo el que le volvió a abrir las puertas de Barcelona, ciudad en la que inició su carrera profesional y de la que dijo que tenía muchas oportunidades para captar negocios de alto valor añadido por su capacidad para atraer talento, especialmente de estudiantes internacionales. El centro de servicios compartidos creado en 2001 en Sant Joan Despí ganó con su llegada carga de trabajo al tener que asumir nuevos países, especialmente la mayor parte de Hispanoamérica. No era la primera vez que Shonebeck acudía a la capital catalana. Vino a Barcelona entre 1996 y 1997, donde estudió Ingeniería en la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) gracias a una beca Erasmus.Ramón de Santiago era el gerente de la empresa Nutrisport, fundada por su padre hace treinta años y dedicada a la nutrición deportiva. Viajaba con su hijo Moncho, su sobrino Carl Ansoleaga y un empleado, rumbo a la feria de alimentación Anuga Foodtec. “ Hace diez años apenas tenía empleados, pero apostaron por el tema del running y, a base de esfuerzo, fueron creciendo mucho”, cuenta un conocido en Mataró, donde vivían los cuatro fallecidos. Moncho, hijo de Ramón, de 28 años, seguía muy vinculado al colegio Maristas Valldemia de Mataró a través del equipo senior de baloncesto. Era un gran aficionado a este deporte y la mayor parte de su juventud la pasó en las distintas categorías del Valldemia. “Iba con mi hijo al colegio cuando eran pequeños. Siempre había sido muy alegre, como cualquier chico de su edad”, recuerda un vecino, con el rostro desencajado. Su primo Carl también había ido un tiempo al mismo colegio. La cuarta víctima de la comitiva de Nutrisport que se desplazó a Colonia en el avión siniestrado era Eleuterio Sánchez, encargado de la fábrica de Argentona y también vecino de Mataró.