18 fotosModa y Oscar: un amor de cineMás allá de la alfombra roja, repasamos algunas de las películas que han marcado la historia de la moda y el estiloCarles Gámez20 feb 2015 - 12:26CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEdith Head se hizo con su tercer Oscar al mejor vestuario y el vestido sin tirantes amarillo pálido que lucía Elizabeth Taylor en 1951 en 'Un lugar en el sol', de George Stevens, se convirtió en uno de los modelos más copiados de la década de los cincuenta.Entre las categorías por las que competía el musical 'West Side Story' (Robert Wise y Jerome Robbins, 1961) figuraba el de mejor vestuario en color, que acabaría ganando. Las zapatillas All Star Converse de los Sharks y los pies de George Chakiris apuntando hacia lo más alto de la isla de Manhattan señalaban el triunfo de la cultura urbana- futuro 'street style'- con partitura de Leonard Bernstein.El diseñador James Acheson dio en la diana y se llevó el Oscar al mejor vestuario en 'Las amistades peligrosas' (Stephen Frears, 1998), una historia de nobles y cortesanas, de faldas flotantes y pelucas empolvadas que la Revolución Francesa haría picadillo. Madonna y Jean Paul Gaultier recogían de esta película algunas buenas ideas para su guardarropa escénico de la gira mundial Ambición Rubia.La moda romántica y de gusto colonial tuvo su revival gracias a la pareja Meryl Streep y Robert Redford y sus andanzas en 'Memorias de África'. (Sidney Pollack, 1985). La diseñadora Milena Canonero -que ya había ganado un merecido Oscar por 'Barry Lyndon'- aunque estaba nominada vio como se iba el premio al lejano Oriente y los guerreros imperiales de 'Ran' (Akira Kurosawa, 1985).A pesar de que la edición de los Oscar de este 2015 la Academia se ha decantado -como acostumbra- por el diseño de signo histórico o de fantasía, el vestuario creado por la diseñadora Trish Summerville para la maquiavélica heroína interpretada por Rosamund Pike, que no sabemos si se llevará el premio de interpretación, en 'Perdida' (David Fincher, 2014), reflejaba a la perfección ese tránsito de la chica 'cool' de Nueva York a la vecina de una urbanización del Medio Oeste.El guardarropa de Priscilla y sus compañeras de fatiga en 'Las aventuras de Priscilla, reina del desierto' (Stephan Elliot, 1994) consiguió esta vez imponerse al gusto decimonónico de los miembros de la Academia en lo que respecta al diseño de vestuario cinematográfico. Desde los plátanos y las piñas de Carmen Miranda, Hollywood no había brillado con tanta fantasía y exuberancia en la pantalla.En plena oleada de nostalgia y celebración del llamado cine retro, el vestuario creado por Theoni V. Aldredge con la ayuda inestimable de Ralph Lauren se llevaba el Oscar con sus trajes a medida para Robert Redford y pamelas para Mia Farrow en 'El gran Gatsby' (Jack Clayton, 1974). Otra vez, esa poderosa maquinaria entre industria, 'marketing', cine y moda se ponía en funcionamiento y los escaparates se llenaron de los despreocupados años veinte.El diseñador John Truscott ganó con todos los honores el Oscar al mejor vestuario por 'Camelot' (Joshua Logan, 1967). La corte del rey Arturo y la reina Ginebra se convirtió en una antesala del Festival 'hippie' de Monterrey el Verano del amor en esta convergencia feliz entre estética Prerrafaelista, medievalismo y celebración 'hippie'.Marcello Mastroianni creaba el nuevo 'latin lover' o 'playboy' existencialista tras sus gafas Wayfarer y traje oscuro en 'La dolce vita' (Federico, Fellini, 1960). El diseñador Piero Gherardi se hacía con el Oscar al mejor vestuario y el estilo italiano encontraba su identidad como cristalización del 'made in Italy'. La fascinación por el estilo, la moda y la fama. Para la iconografía, Anita Ekberg como sirena en traje de noche sumergiéndose en la Fontana de Trevi.Aunque 'El caso de Thomas Crown' (Norman Jewison, 1967) solo mereció el Oscar a la mejor canción -'The Windmills of Your Mind'- el estilo creado por la diseñadora Theadora Van Runkle para la pareja Steve McQueen y Faye Dunaway, la dirección artística y los títulos de crédito de Pablo Ferro acabarían creando una de las películas más estilizadas de la década y coronando a Steve McQueen como rey del 'cool'.En 'Sabrina' (Billy Wilder, 1954), la pareja Edith Head y Hubert de Givenchy forjaba uno de los grandes iconos de la moda y el estilo proyectados desde la pantalla: Audrey Hepburn. Primera colaboración entre el diseñador y la actriz que iniciaba una historia de amor de alta costura y elegancia.En la edición de 1977 el Oscar al mejor vestuario se lo llevaba 'La guerra de las galaxias'. Sin quitarle sus méritos al impecable Darth Vader y al resto de compañía estelar, la actriz Diane Keaton -Oscar de interpretación- redefinía en 'Annie Hall' (Woody Allen, 1977) el 'look' de la heroína urbana y contemporánea con parte prestada del guardarropa masculino y un toque de excentricidad.A pesar de sus múltiples nominaciones, 'Taxi driver' (Martin Scorsese, 1976) acabó sin ningún Oscar, sin embargo el 'look' exhibido por Jodie Foster, pantalones cortos, zapatos plataforma, blusa y pamela, permanece como una de las apariciones más vigorosas y al mismo tiempo frágil de la pantalla en esta nueva mutación de la mujer-niña y eterna Lolita.Nominada al mejor vestuario -que se llevaría la nueva versión de 'El gran Gatsby'-, los trajes y vestidos creados por Michael Wilkinson en 'La gran estafa americana' (American Hustler, David O.Russell, 2014) pusieron el listón bien alto en esa mezcla de estilo hortera, sastrería de gusto italiano y escotes desbocados que lucían sus protagonistas. Desde Tony Manero (John Travolta en 'Fiebre del sábado noche') no se veía tanto mal gusto reunido en la pantalla.Igual este año Wes Anderson con su 'El gran hotel Budapest' conquista el Oscar al mejor vestuario, aunque no recibió ninguna nominación con 'Los Tenenbaums. Una familia de genios' (2001). El estilo de cada uno de los miembros de esta familia y su imagen global continúan siendo fuente de inspiración para diseñadores y estilistas.El vestuario creado por Catherine Martin y Angus Strathie en 'Moulin Rouge' (Baz Luhrmann, 2001) se hacía con el Oscar y la pantalla, como en los tiempos de la edad de oro de Hollywood, renacía como un gran teatro de música y luz. El cine le volvía a dar a la moda ese gran espejo de fantasía y voluptuosidad y como no, esas gotitas de 'kitsch' siempre tan necesarias.Kim Basinger recibió con 'L.A. Confidential' (Curtis Hanson, 1997) el Oscar como mejor actriz secundaria y el paso del tiempo le ha acabado dando a su imagen y estilo su reconocimiento e influencia en el mundo de la moda. Las heroínas del cine negro resucitaban con todo esplendor -y en color- y su melena de Veronica Lake no ha dejado de reproducirse desde entonces.Solo por ese juego de espejos que forman la pantalla y la moda en 'Rebeca' (Alfred Hitchcock, 1940), esta historia, o paseo por el amor y la muerte, hubiera merecido el premio, pero la categoría al mejor vestuario todavía no existía y tuvo que conformarse con el de la mejor película. La chaqueta de punto que Joan Fontaine no se quitaba de encima en buena parte de la película pasaría a la crónica sentimental española de los años cuarenta y entraría en la historia más social de la moda.