_
_
_
_
_
Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El celacanto y el magistrado Pedraz

El juez defiende derechos de acusados y víctimas pese a los revolcones que recibe

Los celacantos son peces de aletas lobuladas que aparecieron hace 400 millones de años, en el periodo Devónico, que se desarrollaron en el Carbonífero, hace 300 millones de años y que se creían extintos desde el Cretácico, hace 65 millones de años. Hasta que en 1938 un ejemplar vivo fue capturado en la costa oriental de Suráfrica. Desde entonces y hasta el año pasado, media docena de estos peces han sido encontrados en las islas Comores, en África, y en la isla de Célebes (Indonesia).

Bichos raros y en peligro de extinción, los celacantos. Lo mismo que Santiago Pedraz, un magistrado de tranquila pero inquebrantable independencia que defiende su criterio, siempre garantista, muchas veces frente a la corriente mayoritaria de la Sala Penal, que le ha revocado numerosas resoluciones en casos tan sonados como el del etarra Iñaki de Juana Chaos, la muerte del cámara de Tele 5 José Couso, el del apoyo de una dirigente de ANV a los etarras presuntos autores del bombazo de la T-4 o el de la retirada del nombre a la plaza de Argala en Arrigorriaga (Vizcaya).

Este salmantino, de 49 años, fue elegido juez decano de la Audiencia Nacional el pasado 6 de mayo en sustitución de Ismael Moreno. Fue juez en Villacarrillo (Jaén), Almería y Cabra (Córdoba) y, tras su ascenso a magistrado, estuvo cuatro años en San Sebastián (Guipúzcoa) antes de recalar en Madrid. Lleva tres al frente del Juzgado Central de Instrucción 1 de la Audiencia Nacional.

Siempre partidario de velar por el respeto de los derechos fundamentales, tanto de víctimas como de imputados, y de asegurar un proceso con todas las garantías, formó parte del tribunal que juzgó en 2005 el caso Jarrai, el de 33 presuntos dirigentes de las juventudes del entorno de ETA. Pedraz consideró que no se había probado que los acusados pertenecieran a la banda terrorista y convenció a sus compañeros para condenar por asociación ilícita en lugar de terrorismo. La sentencia cayó como un bombazo en la Audiencia: era el primer macrojuicio contra el entorno de ETA y suponía un revés para las tesis de Garzón de que ETA no son sólo sus comandos, sino el entramado que contribuye a sus fines. Sin embargo, en enero de 2007, el Supremo revocó la decisión y condenó a los procesados por integración en organización terrorista. Su intervención en el caso De Juana Chaos le llevó a las páginas de los periódicos. Pedraz rechazó una petición del fiscal para procesar por pertenencia a ETA y amenazas a De Juana (autor material de 25 asesinatos consumados), que estaba a punto de salir de prisión por haber cumplido su condena. Para evitar la excarcelación, el fiscal esgrimió que el criminal había escrito dos artículos amenazantes en el diario Gara. Pedraz consideró que no había delito en los artículos, pero la Audiencia le ordenó procesar. El tribunal condenó a De Juana a 12 años y 7 meses de cárcel por amenazas terroristas, aunque, finalmente, el Supremo rebajó la pena a tres.

El caso por la muerte del cámara José Couso, en 2003, en el hotel Palestina, de Bagdad, por el disparo de un tanque estadounidense, cuya instrucción lleva Pedraz, es también una continua fuente de discrepancias entre el propio juez, la Fiscalía y la Sala Penal. Ante la nula colaboración de EE UU, Pedraz ordenó la prisión y el procesamiento de los tres militares estadounidenses responsables de la muerte de Couso, pero la Audiencia, primero, archivó el caso, por considerarlo "un error de guerra", y luego, tras la orden del Supremo de reabrirlo, levantó el procesamiento de los norteamericanos. El instructor, ahora, busca nuevas pruebas e incluso pretende ir a Bagdad a recabarlas.

Comprometido con la justicia universal, Pedraz viajó en 2006 a Guatemala para interrogar a los dictadores Efraín Ríos Montt y Óscar Humberto Mejía Víctores, así como a otros cinco generales, por delitos de genocidio, terrorismo, asesinato, torturas y detenciones ilegales cometidos durante el intento de exterminio del pueblo maya. Pese al evidente peligro -los imputados conservan gran parte de su poder y pocos meses después fueron asesinados en Guatemala tres parlamentarios salvadoreños por los policías encargados de protegerlos-, Pedraz no se arrugó e intentó, sin éxito, celebrar las declaraciones. Posteriormente, el juez ha ordenado la busca y captura internacional de Ríos Montt y los restantes imputados, por lo que no pueden salir de Guatemala sin ser detenidos. Este juez, que cree en lo que hace y nunca se enfada, es coherente consigo mismo. Y es el más ardiente defensor de aquello que dijo Tony Blair tras perder una votación: "A veces es mejor perder haciendo lo correcto, que ganar haciendo lo equivocado".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
Pedraz, en 2006, en Guatemala, donde investigó el genocidio maya.
Pedraz, en 2006, en Guatemala, donde investigó el genocidio maya.J. Y.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_