Pateras en Benidorm
El Gobierno instalará radares ante los desembarcos de inmigrantes en el litoral valenciano
La capital del turismo recibió en la noche del sábado a los únicos extranjeros cuya llegada no estaba prevista. El goteo de pateras que durante toda la jornada salpicó la costa alicantina de sur a norte concluyó pasadas las 23.30 cuando una barca fue interceptada en la costa de Benidorm con seis inmigrantes magrebíes. En total, cinco pateras, las primeras que llegan a la costa valenciana. Las investigaciones hablan de un desplazamiento de las rutas de entrada de la inmigración sin papeles con una nueva modalidad, los barcos nodriza. El Gobierno blindará el litoral con radares fijos.
El Gobierno aprobó en julio 14,3 millones para instalar radares fijos en la costa
Aunque la llegada de una patera a principios de año a la costa mallorquina y de otra este verano a Murcia y a Baleares ya hacía prever a las autoridades que éstas alcanzarían tarde o temprano la costa valenciana, el factor sorpresa fue clave en esta primera oleada. Los sin papeles de cuatro de las cinco barcas que llegaron el sábado a Pilar de la Horadada, Guardamar (dos), El Campello y Benidorm, alcanzaron la playa con éxito. Sólo uno, de aspecto magrebí, fue detenido horas más tarde en Guardamar, tras ser alertada la Policía Local por vecinos. La quinta patera fue interceptada en Benidorm. Cuatro de sus tripulantes fueron detenidos y enviados a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía y los dos restantes ingresaron en un centro de menores en Alicante. Los inmigrantes, al igual que los que llegaron a Murcia, estaban en perfecto estado, no exhaustos como ocurre en Canarias y habitualmente en Andalucía.
Este hecho unido a las pequeñas dimensiones de las pateras (con capacidad máxima para 15 personas), a que el mar estaba revuelto y a la masiva llegada en un mismo día a una costa que dista 250 kilómetros de Argelia (el ferry de Alicante a Órán cubre el trayecto en ocho horas) lleva a la investigación a considerar que las pateras fueron desembarcadas horas antes por un barco nodriza.
Su llegada, de hecho, fue escalonada de sur a norte: las dos primeras se detectaron en Pilar de la Horadada (en el límite con Murcia) y Guardamar del Segura, a 35 kilómetros al sur de la ciudad de Alicante. La cuarta apareció a media tarde en una cala de El Campello y la última, entrada la noche, se interceptó en Benidorm.
Desde el sábado, efectivos de los cuerpos de seguridad del Estado han batido mar y tierra en busca de posibles nuevas pateras o de los inmigrantes que alcanzaron las playas. La noticia ha despertado preocupación en distintos Ayuntamientos y así el de Benidorm expresó su temor de que las llegadas de pateras se conviertan en algo habitual y el de Pilar de la Horadada convocará la semana próxima una junta de segurida para tratar este tema.
La subdelegada del Gobierno en Alicante, Encarna Llinares, explicó ayer que ante la previsión de estas llegadas y también para controlar el narcotráfico, el Gobierno reforzó en noviembre la vigilancia en la costa alicantina con una unidad móvil del Sistema de Vigilancia Exterior (SIVE). Y el Consejo de Ministros aprobó en julio 14,3 millones para desplegar el SIVE en Alicante y Valencia. Fondos presupuestados a partir de este año y hasta 2009 que en Alicante supondrán la instalación de cuatro radares fijos en Cabo Roig (Orihuela), Faro de Santa Pola, Serra Gelada (Benidorm) y Cabo de San Antonio (entre Dénia y Xàbia). "La llegada de inmigrantes a través del mar a las costas de la provincia es un hecho novedoso pero el Gobierno ha estado trabajando y poniendo medidas, ante esta posibilidad, para intensificar el control de la inmigración ilegal y del narcotráfico en la costa", defendió Llinares.
Manuel Martínez, portavoz de la Asociación Unificada de Guardia Civiles (AUGC) de Alicante, dijo que advertían "desde hace tiempo" de la posible llegada de pateras y expresó su temor de que vengan de la mano de mafias que también se dediquen al tráfico de drogas. Martínez criticó que el SIVE móvil ha sufrido "muchas averías".
Uno de los aspectos que más sorprende es el método utilizado. Carlos Gómez Gil, director del Observatorio Permanente de Inmigración de la Universidad de Alicante, considera "preocupante" la utilización de barcos nodriza, que suponen "un salto cualitativo", una nueva vía que "precisa de una infraestructura muy potente". Para Gómez Gil, es habitual que "a medida que se cierran determinadas rutas se abran otras nuevas".
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