Venus Williams no concede opción alguna a Marion Bartoli

El agente 007 no fue suficiente. Inspirada por la presencia del actor Pierce Brosnan en la grada, Marion Bartoli, francesa de Córcega, había derrotado el viernes a la belga Justine Henin, la número uno del tenis mundial. "No es posible que juegue tan mal delante de un chico tan guapo", cuenta Bartoli que se dijo a sí misma mientras iba perdiendo ante su distinguida adversaria. Y acabó venciendo.

Ayer, ni Brosnan ni su elegante traje fueron vistos por la pista central de Wimbledon. Se jugaba la final femenina del torneo. Pegaba el sol. Y aullaba Venus Williams, fina como un espárrago. La estadounidense, que ya había ganado tres veces en la catedral, volvió a triunfar en Londres (6-4 y 6-1).

La derrota dejó a Bartoli hundida y con un ramo de flores. Lo encontró en su taquilla al entrar en el vestuario. Le acompañaba una tarjeta. Firmada: P. Brosnan.

"Me siento en la cima del mundo", dijo Venus, una jugadora que viaja acompañada por todo un séquito de familiares, amigos y conocidos, la primera campeona de Wimbledon que obtiene el mismo premio económico que el campeón masculino: 700.000 libras (un millón de euros).

"Es mi sexto título del Grand Slam y quiero más. Ahora mismo, mi meta principal es seguir sana", dijo Venus en referencia a la lesión de muñeca que la ha mantenido un año apartada de las pistas.

"Venus ha jugado un tenis increíble", reconoció Bartoli, una de las pocas tenistas del circuito que golpea el revés y el drive a dos manos. "Llegó a bolas a las que nunca había visto que nadie llegara y me las devolvió incluso más fuertes. A veces me dolía la muñeca de lo rápido que llegaba la pelota. Al final, ha sido demasiado buena para mí. Cuando juega así en la hierba, nadie puede derrotarla", añadió. "Yo soy competidora. En fin, estoy decepcionada".