Cazados por la 'maquilladora'
Una cadena tiende una trampa a diputados italianos y revela que se drogan
Uno de cada tres diputados italianos consume drogas de forma habitual. O al menos mientras se desarrolla, como estos días, el árido debate presupuestario. Un análisis realizado mediante engaño a 50 onorevoli por un programa de televisión reveló que 12 de ellos habían fumado porros durante las 36 horas anteriores, y que cuatro habían esnifado cocaína. La polémica se desató de inmediato y el programa, que debía emitirse anoche, fue cancelado.
La trampa fue urdida por los guionistas de Le iene (Las hienas), muy similar al español Caiga quien caiga, para iniciar la temporada con un bombazo. Uno de sus enviados acudió a la Cámara de los Diputados con la presunta intención de entrevistar a medio centenar de parlamentarios sobre temas de presupuestos y, uno a uno, fueron colocándose ante la cámara. Pero la cámara no filmaba. El personaje importante del equipo televisivo era en realidad la maquilladora, que secaba con gran cuidado el sudor que los entrevistados mostraban en la frente. En lugar de un paño convencional, la maquilladora utilizaba un tampón llamado drug wipe, empleado por policías de Alemania y Suiza para detectar en el sudor restos de estupefacientes.
El organismo que vela por la privacidad prohibió el programa horas antes de que se emitiera
Ya el domingo empezaron a filtrarse los resultados de la prueba, cuya fiabilidad, según el director de Le iene, Davide Parenti, era del 100%. El programa, una de las emisiones estelares de Italia 1, propiedad de Silvio Berlusconi, gozó de una publicidad sin precedentes. Parenti anunció que los diputados en cuestión aparecerían en pantalla, aunque de forma anónima, con el rostro velado y la voz camuflada.
Los más sensatos, como el diputado Piero Fassino, secretario general de los Demócratas de Izquierda, quitaron importancia al asunto. No podía esperarse que los parlamentarios fueran muy diferentes al resto de los italianos, entre los que hay cuatro millones de consumidores habituales de hachís y al menos 700.000 consumidores de cocaína. En realidad sí aparecían un poco diferentes, a peor, ya que entre la población general se calcula que los usuarios de estupefacientes constituyen aproximadamente un 15%, no un tercio.
La cosa, en cualquier caso, no sorprendió a los más avezados. "Siempre he dicho que si un día entrara en el hemiciclo un perro policía, se le fundiría la nariz", se rió el parlamentario Daniele Capezzone, dirigente radical y antiprohibicionista. Otros, como el joven diputado Francesco Caruso, diputado de Refundación Comunista, ahondaron en el sarcasmo: "¿Pero dónde me he metido? Esto es una cueva de mafiosos y corruptos y, encima, cocainómanos". Otro onorevole de Refundación Comunista, Paolo Ferrero, partidario de la legalización de las drogas, consideró que los datos disponibles parecían "confirmar la extendida impresión popular de que los políticos no se privan de ciertas sustancias".
A otros no les hizo ninguna gracia. Uno de los entrevistados, Italo Bocchino, vicepresidente de la Cámara y diputado del partido posfascista Alianza Nacional, se querelló contra Le iene y reclamó la destrucción de todas las muestras recogidas ilegalmente. El democristiano Pierferdinando Casini, ex presidente de la Cámara, calificó de "pésima" la idea del programa y consideró que los resultados carecen de valor científico. En general, la encerrona del programa televisivo sentó peor en las filas de la derecha, partidaria de leyes severas contra la droga. Daniela Santanché, muy familiarizada con la jet, reconoció que entre sus amigos hay personas que consumen drogas, pero se preguntó si la difusión del índice de toxicomanía parlamentario constituía "un buen ejemplo para los niños".
El programa fue prohibido horas antes de su emisión. Un organismo dedicado a velar por el respeto de la privacidad ordenó la suspensión con gran satisfacción de sus principales protagonistas.
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