'El perfume' transforma Barcelona en el tenebroso y maloliente París del XVIII
Convertir el casco antiguo de Barcelona en el París tenebroso, insalubre y maloliente del siglo XVIII que retrata la novela El perfume, de Patrick Süskind, en pleno agosto no es tarea fácil, pero la magia del cine todo lo puede. Incluso transformar el concurrido centro de la capital catalana en el escenario de las inquietantes andanzas del perfumista Jean-Baptiste Grenouille. Desde hace cerca de un mes, y envuelto por un misterio propio del argumento del best seller del escritor alemán, se filma en Barcelona la adaptación cinematográfica de El perfume.
Por primera vez desde el inicio de este complicado rodaje -en él intervienen unos 5.000 figurantes-, ayer el equipo de la película, encabezado por su director y coguionista, el alemán Tom Tykwer (Corre Lola, corre), habló con la prensa del largometraje. Éste comentó, por ejemplo, que se había elegido Barcelona para recrear este thriller de época precisamente porque la ciudad posee, a su juicio, "la textura más adecuada para obtener el tono oscuro que requiere el filme", que, según dijo el realizador, intenta captar formalmente el ambiente "insano y de suciedad en el que vivían las clases bajas" y que con tanta minuciosidad recoge la novela.
Tykwer insistió en su intención de plasmar con el máximo realismo la historia de Grenouille. "Estamos obsesionados por conseguir convencer al público de que el personaje realmente existió", apuntó. Y añadió que espera lograrlo reconstruyendo de la manera más fiel posible cada detalle del libro, al tiempo que atribuyó a los actores buena parte del deber de que el argumento resulte creíble.
En el reparto de esta superproducción europea -cuyo presupuesto se eleva a unos 50 millones de euros y que también se ha rodado en Múnich y Girona- figuran dos sólidos actores británicos pertenecientes a dos generaciones distintas -el joven Ben Whishaw, que encarna a Grenouille, y el veterano Alan Rickman, al comerciante Richis-, el estadounidense Dustin Hoffman, cuya interpretación del maestro perfumista Giuseppe Baldini no ha exigido su presencia en Barcelona, y la actriz londinense Rachel Hurd-Wood, que da vida a la hermosa Laura, una de las presas del peligroso coleccionista de aromas. Todos ellos -salvo Hoffman- y el principal productor, Bernd Eichinger (El nombre de la rosa, El hundimiento), acompañaron ayer a Tykwer.
El director admitió estar notando "mucha presión" por la responsabilidad de llevar al cine una novela de tanto éxito como El perfume, pero añadió sentirse "cómodo" con la dimensión del proyecto, que, apostilló, "es importante pero no gigantesco" y también "apoyado" por su equipo. De todos modos, concluyó Tykwer, es lógico que haya cambios respecto al libro, "porque la literatura y el cine hablan lenguajes distintos".
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