_
_
_
_
LOS CONGRESOS DEL PSOE

Chaves, reelegido por cuarta vez en Andalucía con el 99,6% de los votos

Lourdes Lucio

Hace 10 años, Manuel Chaves fue elegido por primera vez secretario general del PSOE de Andalucía con el 64% de los votos y ayer los socialistas lo designaron para un cuarto mandato casi con el 99,6%, una unanimidad inédita en los congresos de este partido en cualquier circunstancia política. Los delegados puestos en pie dedicaron un prolongado aplauso a la persona que también revalidó hace algo más tres meses una nueva victoria electoral con mayoría absoluta, tras 22 años ininterrumpidos de Gobiernos socialistas.

El respaldo conseguido por Chaves, que hace una semana cumplió 59 años, tiene aún más relevancia por cuanto es la primera vez que en el PSOE de Andalucía se aplica un sistema de elección en votación individual y secreta, separado del grueso de la ejecutiva, donde siempre es más difícil contentar a todos.

Más información
Rafael Simancas recibe el apoyo explícito de la ejecutiva federal para liderar la FSM

De los 570 delegados acreditados, 535 acudieron a la urna: 533 lo hicieron a favor y dos en blanco, lo que representa el 0,38% del total como se encargó de subrayar con una amplia sonrisa el presidente de la mesa del congreso, Francisco Álvarez de la Chica. El 99,6% logrado supera al que consiguió José Luis Rodríguez Zapatero en el 36º Congreso Federal, celebrado a principios de mes.

Máximo respaldo

Éste es el mayor apoyo obtenido por el líder socialista en las cuatro veces que ha aspirado a la secretaría general. En 1994, la dirección que encabezó Chaves sacó el 64% de los votos; en 1997, el 90%; y en 2001, el 79,2%.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Los delegados puestos en pie dedicaron una ovación al presidente andaluz que tuvo que subir a la tribuna del plenario de Palacio de Congresos de Granada para devolver con besos tirados al aire el reconocimiento de su partido. Cuando volvió a su asiento, primero intercambió gestos de complicidad con el secretario de Organización, Luis Pizarro -el segundo protagonista del cónclave socialista andaluz-, y luego estampó dos besos a su esposa, Antonia Iborra.

Con este resultado en el bolsillo, Chaves inició ya avanzada la tarde los contactos formales con los jefes de las ocho delegaciones para formar una ejecutiva. Como desde el primer día del congreso, el principal escollo era el encaje de la agrupación de Sevilla, cuyos dirigentes hicieron grandes esfuerzos para hacer creer que no iban a plantear ninguna exigencia y en dar a entender desde primera hora que todo iba como la seda. "Lo que nos pida Chaves se lo daremos", decían portavoces de la ejecutiva, en un cambio de posición evidente que obedecía no a un súbito arrepentimiento, sino más bien al tajante mensaje que Pizarro le transmitió a José Caballos en una reunión previa. Chaves, vino a decir el secretario de Organización, no va a aceptar imposiciones, contará con aquellos que quiera contar y Sevilla tendrá la "oportunidad" de proponer nombres, "pero el que dispone es el secretario general".

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_