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Zapatero asegura que Aznar se va con un epitafio de rencor que choca con los valores democráticos

El líder socialista dice que el presidente dejará su cargo "como llegó, usando el terrorismo como arma política"

Enric Company

Si el presidente del Gobierno acusó al líder de la oposición, el lunes en Menorca, de anteponer sus intereses a los de España e incluso a los de su propio partido, ayer José Luis Rodríguez Zapatero reprochó a José María Aznar que sólo le preocupe arremeter contra el PSOE y no los soldados españoles en Irak, los problemas medioambientales o de inseguridad. Con sus mensajes, que "chocan frontalmente con los valores democráticos", Aznar escribe "un epitafio de rencor y crispación" y se va de su cargo "como llegó, usando el terrorismo como arma política".

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La respuesta de Zapatero a las duras acusaciones formuladas el lunes por Aznar en una cena con militantes del PP fue tan rápida como contundente. Quizás porque el propio líder del PSOE avisó de que había cargado "las pilas" durante sus vacaciones en Motril, ayer por la mañana retomó la actividad política con una reunión con la ejecutiva provincial de su partido en Granada tras la que citó a los periodistas para asaetear con inusual vehemencia al presidente. Hasta el punto de que, muy serio y con muestras de enfado, llegó a avisar un par de veces a Aznar de que "está colmando la paciencia de los españoles, de los socialistas" y la suya propia.

Comenzó por devolverle la pelota al presidente, quien al hilo de la respuesta al plan Ibarretxe, había acusado al líder socialista de anteponer sus intereses de dirigente a los de España. Tras decir que los socialistas replicarán al proyecto soberanista del lehendakari a su "manera" espetó que la "única preocupación" de Aznar "es el PSOE y no España, ni Irak", ni los soldados, "ni las costas afectadas por los vertidos, ni los incendios de este verano, ni el aumento de la criminalidad". Frente al emplazamiento del jefe del Ejecutivo de que el PSOE disponga del suficiente "sentido común" para situar "la lealtad constitucional como eje de la acción política", Zapatero le acusó de "chocar radicalmente con el espíritu de la transición, con el espíritu constitucional". Su "mensaje de crispación y de pasado" constituye, según el socialista, "un epitafio de rencor, crispación y división".

"Aznar se va como llegó, utilizando el terrorismo, la división, la crispación y muy cerca de los sectores inmobiliarios", añadió en referencia a la versión de los socialistas del escándalo de transfuguismo en la Comunidad de Madrid.

Zapatero se preguntó si de verdad alguien puede creer que Aznar quiere algún frente con el PSOE cuando al tiempo le insulta gravemente. Es más, cree que lo que quiere Aznar es un frente contra el PSOE y por eso los socialistas no creen necesario ninguno para oponerse a un plan soberanista que no comparten pero que no combatirán con "la demagogia, el engaño y la intolerancia", que achacó al PP.

El líder socialista le recordó a Aznar que sólo hará frentes contra el terrorismo, porque en España "sobran frentes y faltan acciones para construir". Y cuestionó la buena fe de Aznar al descalificar a un partido que en las últimas elecciones, las municipales, fue "el más votado por los españoles".

El presidente del Gobierno había arremetido asimismo contra el líder de los socialistas catalanes, Pasqual Maragall, cuyas propuestas sobre una colaboración interregional en el marco de la Unión Europea "ponen en tela de juicio la convivencia" y quien, a juicio de Aznar, usa la Constitución "como un instrumento de usar y tirar". El líder socialista replicó a esto que no entiende cómo un partido que se llama liberal critique que una región quiera establecer relaciones comerciales con otras vecinas y concluyó que las críticas de los populares son "rancias, ignorantes".

Algo más extensa pero no menos ácida fue la respuesta del propio Maragall a Aznar.

El dirigente catalán afirmó que Aznar "miente" cuando dice que su preocupación es mantener una Constitución que "ni votó". Aseguró, además, que el presidente del Gobierno y del PP "tiene miedo" de las consecuencias que tenga "una lectura atenta de la Constitución y de la realidad de la España plural", frente a la "interpretación más minimalista" en la que el presidente se empeña para "impedir que la historia avance". Un esfuerzo que demuestra, a juicio del candidato a la presidencia de la Generalitat, que Aznar es "un peligro para España" y un "adversario de Cataluña".

Maragall destacó que esa comunidad "no acepta el mapa de España radiocéntrico de Aznar", en la que no figuran "el eje cantábrico, ni el eje del Ebro, ni el eje mediterráneo". Rechazó la idea de la España del jefe del Ejecutivo en la que "todo pasa por Madrid" como una visión "pequeña y estrecha" del país y de sus posibilidades. Frente a esta concepción "Cataluña no está dispuesta a callar más tiempo".

Esa "negación de la pluralidad" lleva a España "contra las rocas" y por eso Cataluña debe liderar el desarrollo del modelo constitucional y autonómico "frente a la Cataluña sumisa y sometida" garantizada por los pactos del PP con CiU.

Pero también ayer desde la coalición nacionalista replicaron al discurso de Aznar, y con inusual sintonía con las tesis socialistas. El portavoz del grupo catalán en el Congreso, Xavier Trías, también atribuyó al presidente un "intento de quebrar el sentimiento de concordia, de entendimiento, que se buscó en su día con la Constitución". Las críticas del presidente a Maragall muestran que Aznar ("un hombre difícil al que le gusta serlo", le definió Trías) "no pierde la ocasión, cada vez que habla, de generar crispación", cuando lo que debería hacer es "buscar puntos de encuentro".

No tomó precisamente esa línea el PP en su réplica a Zapatero, ya que por boca de Ana Mato, coordinadora de organización, atribuyó al líder socialista "el mismo resentimiento" que Felipe González en su "constante obsesión por insultar y descalificar" a Aznar.

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