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Reportaje:

Empate 30 años después de la tragedia

Supervivientes del avión de los Andes juegan el partido que iban a disputar en 1972

Treinta años tardó en jugarse el partido entre los chilenos del Old Boys contra los rugbistas uruguayos del Old Christians, los sobrevivientes del avión que cayó en octubre de 1972 en la cordillera de los Andes y que para subsistir extraviados en medio de la nieve y el frío durante 72 días debieron comer los restos de sus compañeros muertos en el accidente.

Catorce de los 16 supervivivientes del avión Fairchild F-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya estrellado, en el que viajaban 45 personas entre pasajeros y tripulantes, se pusieron en la tarde del sábado, en el pasto del Old Boys en Santiago, su camiseta azul y pantalones blancos y después de una misa oficiada por el nuncio, el vuelo de dos helicópteros que representaron su rescate y un minuto de silencio por las víctimas, salieron a la cancha. Era la víspera del 30 aniversario del accidente aéreo que más ha estremecido a Chile y el mundo, llevado al cine y a la novela, y recordado como la tragedia de los Andes. Cuando pasaron los helicópteros, como en el pasado, los rugbistas sobrevivientes levantaron sus brazos.

'Jugar era un compromiso por su valor simbólico', dijo un miembro de la delegación uruguaya

Jugaron sólo cinco minutos y el resultado de los veteranos de la cordillera contra el Old Boys, que era quizá lo menos importante, fue de 0 a 0. En la competencia de adultos, en cambio, ganaron los uruguayos por 38 a 14. La Copa de la Amistad, que ambos equipos amateur disputan desde 1971, tuvo este año su versión más importante: una delegación de 150 uruguayos viajó a Santiago para recordar el aniversario de la tragedia.

'El partido no se había jugado, pero cumplirlo era un compromiso por su valor simbólico', afirmó el hoy empresario Gustavo Zerbino (50 años), uno de los supervivientes. Todos querían cerrar el capítulo más doloroso de sus vidas, que los marca desde entonces.

Estaban fuera de forma, varios muy excedidos de peso y casi ninguno conserva la musculatura que tuvo hace tres décadas y que fue fundamental en 1972 para conservar la vida, junto con la fortaleza de carácter. Incluso, uno de ellos, Juan Luis Inciarte (ingeniero retirado y dedicado al arte, de 54 años), no es rugbista, sino futbolista, pero como viajó hace 30 años en el avión acompañando a sus amigos del colegio católico Stella Maris, de Montevideo, y logró salir con vida del infierno helado, igual se puso la camiseta del Old Christians y corrió como todos.

Para viajar, varios debieron superar el miedo a volar que les quedó impregnado desde el accidente. Alfredo Delgado (54 años, escribano público) viajó por tierra desde Montevideo a Santiago: 'Estaba dispuesto a hacer lo que fuera para venir, menos volar en avión', dijo. Roy Harley (50 años, ingeniero industrial), otro de los héroes de los Andes, confesó sin pudor que 'hacer el viaje todos juntos me puso muy mal. Siempre que subo a un avión pienso que se va a caer'. Para Álvaro Mangino (49 años, ejecutivo), 'teníamos que hacerlo. Nosotros nos sentíamos obligados'.

'La tristeza por fin terminó', resumió Roberto Canessa (49 años, cardiólogo infantil), quien fue uno de los deportistas que caminó 10 días en medio de la nieve, junto con Fernando Parrado, orientados por el sol del atardecer en el oeste, antes de encontrar la ayuda del arriero chileno Sergio Catalán, el primero que los divisó.

Catalán contó que vio en la distancia a Canessa y Parrado, en medio de la precordillera, pero no pudo hacer nada por ellos hasta el día siguiente. 'Venían casi cayéndose, estaban muy mal', relató. El arriero, la Fuerza Aérea de Chile (FACH), que los rescató, el Cuerpo de Socorro Andino, que los buscó, y los médicos que los atendieron recibieron los homenajes de los uruguayos. 'Todavía tiemblo de emoción cuando escucho las hélices de un helicóptero al recordar el rescate', afirmó Javier Methol (66 años, empresario), el de mayor edad de los sobrevivientes.

El rugby fue fundamental para derrotar la adversidad. En este juego 'lo importante es la lucha misma para ganar territorio, dando lo mejor de nosotros', dijo Antonio Vicentín, otro de los supervivientes.

Varios de los supervivientes uruguayos, durante la misa anterior al partido que jugaron ayer en Santiago.
Varios de los supervivientes uruguayos, durante la misa anterior al partido que jugaron ayer en Santiago.AP

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