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Reportaje:

El hospital de los niños ya es más que centenario

El centro hospitalario del Niño Jesús lleva 125 años atendiendo a los más pequeños de la capital

Oriol Güell

En la sala Jesús de Nazaret del hospital Niño Jesús, 26 niños están ingresados desde hace varios meses aquejados por tuberculosis. Un par de ellos empiezan a armar revuelo. Es la tercera vez que lo hacen en una semana y las monjas de las Hijas de la Caridad no están dispuestas a aguantar estos actos de indisciplina. Coore el año 1907 y la estricta moral imperante pesa más que los criterios médicos, así que los dos chavales son expulsados del hospital por rebeldes. Con el petate y la tuberculosis a cuestas, se tienen que ir a casa sin más opción.

Con motivo del 125º aniversario del hospital Niño Jesús, el primer hospital infantil de España, inaugurado en 1887, dos médicos del centro -el cirujano José Manuel Ollero Caprani y la oftalmóloga Clara Jiménez Serrano- han investigado cómo era la medicina que se practicaba en el centro hace un siglo. En las conclusiones de su trabajo, presentado ayer en el acto de celebración del aniversario e incluido en el libro El hospital Niño Jesús, 125 años de historia, se incluyen, entre otras historias, la anécdota citada.

Un menor de cada 20 recibía hace un siglo el alta por 'castigo, rebeldía o escándalo de la familia'
Era la única posibilidad para que hijos de familias pobres fueran atendidos
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Los dos médicos han estudiado los ingresos, los fallecimientos y las altas de todos los niños ingresados en el centro entre los años 1891 y 1919. En aquellos años los ingresos eran larguísimos: un niño que entraba en el hospital permanecía ingresado en él una media de casi cuatro meses (115 días). Actualmente, la media es cuatro días. Cuando el niño, al fin, abandonaba el centro, no siempre estaba curado: uno de cada 20, lo hacía por 'motivos un tanto pintorescos', según se recoge en el libro. Estas altas podían ser 'por castigo, por rebeldía, por escándalo de la familia o por fuga'.

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Otro 14% de las altas eran voluntariaso, es decir, que la familia decidía llevarse al niño a casa, muchas veces porque 'preferían verlos morir en el hogar antes que en un hospital, lejos de los suyos'. Entre 1891 y 1917, uno de cada tres niños que moría en el Niño Jesús lo hacía por tuberculosis. Otro 39% lo hacía por otros procesos infecciosos, principalemente respiratorios como la neumonía o la bronquitis. Hoy, prácticamente, ningún niño fallece por estas causas en la región, salvo casos excepcionales de menores con las defensas muy disminuidas por el virus del sida.

Los archivos del hospital Niño Jesús, investigados por los autores de este libro, son un auténtico patrimonio para la medicina. Hace 125 años, el hospital empezó a andar por el tesón de una mujer, la duquesa de Santoña María Hernández y Espinosa, uno de los personajes más ricos e influyentes de la capital. La mujer decidió promover la construcción de un hospital para niños a fin de hacer frente a las terribles cifras de mortalidad que se registraban en el Madrid de la segunda mitad del siglo XIX: uno de cada cuatro nacidos moría antes de cumplir los cuatro años.

La duquesa de Santoña invirtió parte de su fortuna en el empeño y consiguió otros fondos con los habituales métodos de la beneficiencia de la época: colectas entre los más ricos, fiestas benéficas y sorteos de la rifa nacional.

Alfonso XII presidió el 14 de enero de 1877 la inauguración del primer edificio del hospital, situado en la calle del Laurel. El centro tenía 70 camas y era el primer hospital de España que estaba dedicado exclusivamente a los niños. Tenía tres especialidades: medicina, oftalmología y cirugía. Para todas las familias pobres de Madrid, que en aquellos años eran la mayoría de la población, el Niño Jesús era la única posibilidad de que sus hijos recibieran asistencia médica especializada, como lo demuestran las colas que se formaban cada mañana ante las puertas de las consultas.

El hospital se quedó pequeño en sólo cuatro años y la duquesa de Santoña decidió emprender la construcción de un nuevo edificio. Compró un solar de 28.000 metros cuadrados junto a los jardines del Buen Retiro por 710.000 reales y encargó el proyecto a uno de los arquitectos más prestigiosos del momento: Francisco Jareño y Alarcón.

Éste proyectó el edificio actual: una construcción neomudéjar aún hoy elogiada por el Colegio de Arquitectos de Madrid, con espacios amplios y abiertos que se benefician de la luz natural. El complejo cuenta también con una iglesia con una decena de cristaleras esmaltadas.

Hoy el hospital Niño Jesús es un hospital infantil de referencia nacional en el que se llevan a cabo todas las especialidades médicas pediátricas, excepto los trasplantes de órganos.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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