Salvar la enseñanza
El objetivo de esta carta es darles a conocer uno de tantos problemas sin solucionar que desde hace algún tiempo se dan en la enseñanza pública. Parece como si hubiese un pacto para mantener ocultas determinadas deficiencias, por ejemplo el deterioro de la sanidad y la enseñanza públicas. Es fácil pasarse por cualquier hospital y preguntar a los pacientes y familiares sobre la calidad de la asistencia; debido a los recortes presupuestarios los familiares tienen que hacer de auxiliares de enfermería y practicarles la higiene a pacientes con heridas quirúrgicas, bolsas de drenaje, goteros; como si ser familiar de enfermo les/nos capacitase para estas tareas. ¡Qué pena de sanidad pública española!
En la enseñanza pública, cada vez dotada de menos recursos, cuando hay una baja de uno de sus trabajadores (profesores) hasta que no han pasado 15 días ni se plantean buscar un suplente. En un instituto de Campanar llevan dos semanas sin clase por las tardes (cientos de alumnos) porque dos bedeles están de baja y no se ha enviado suplente. ¿Con qué razón moral ni ética se puede explicar esto a nuestros hijos y a nosotros sus padres, que pagamos impuestos para tener unos buenos servicios públicos? ¿Por qué no son éstas noticias de primera ni de ninguna página de los periódicos? Desde mi posición de contribuyente reclamo mi derecho a que se solucionen estos problemas, y sobre todo quiero igualdad de oportunidades para mis hijos por ir a un centro de enseñanza pública frente a los que van a centros de enseñanza privada.
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