El surrealismo inunda Brasil con una exposición de sus principales artistas
Más de 30.000 personas visitan este fin de semana en Río de Janeiro la mayor muestra de obras de Dalí, Duchamp, Picasso, Giacometti y Man Ray que se ha expuesto en América Latina
Son más de 300 obras de los mayores artistas del movimiento surrealista las que se exhiben en el Centro Cultural Banco de Brasil en Río de Janeiro. La muestra es considerada como la más importante en su género celebrada hasta hoy en toda América Latina. Los cariocas se han entusiasmado con un movimiento que casi no existió en Brasil debido a que cuando nació en Europa, de la mano de André Breton, este país lo rechazó como una blasfemia. Intelectuales como Oswald de Andrade y Mário de Andrade se dedicaban en aquel momento a buscar las 'raíces primitivas' de Brasil, cansados de beber en las fuentes francesas e inglesas. Querían un arte brasileño. Largas colas de ciudadanos se han formado durante este fin de semana en el Centro Cultural Banco de Brasil para admirar los trabajos de los autores que protagonizaron el movimiento surrealista. La muestra está creando mucha discusión, polémica y curiosidad. Y los expertos recuerdan la expresión de Monteiro Lobato ante las primeras manifestaciones de arte modernista en este país cuando se preguntaba: ¿paranoia o mistificación?
Esta exposición muestra pinturas como El abismo plateado, de René Magritte, y objetos famosos como el Teléfono, langosta blanca, de Salvador Dalí. Curiosamente una de las piezas más difíciles de conseguir fue la tierna pintura Cuca que la brasileña Tarsilia do Amaral realizó en 1924 durante su estancia en Francia.
En los 1.500 metros cuadrados de exposición pueden admirarse obras de Dalí, Marcel Duchamp, Pablo Picasso, Man Ray, Joan Miró, René Magritte, Jean Arp y Max Ernst llegadas de 64 países. Son en total 12 salas distribuidas en forma cronológica, con trabajos que inspiraron el surrealismo hasta los años cuarenta cuando muchos artistas vuelven a Europa del exilio. La obra Ce qui nous manque à tous, de Man Ray, ocupó un asiento de primera clase en el vuelo París-Río con una persona que acompañaba a la famosa pipa, mientras que la de Moreau Fée au Griffon del Museo de Orsay llegó a Brasil escoltada por la misma responsable del museo, Geneviève Lacambre.
La exposición Surrealismo de Río cuenta con pinturas, esculturas, diseños, objetos varios, collages, fotografías, publicaciones, grabados y filmes. Según el director del Centro Cultural Banco de Brasil, Walter Vasconcellos, la muestra ha costado 4.500 millones de pesetas. Sólo la escultura de Alberto Giacometti está valorada en 20 millones dólares.
A pesar de que Brasil se defendió por razones históricas y políticas del surrealismo, no por eso dicho movimiento dejó de inspirar ya entonces a algunos artistas, como aparece en la muestra, no sólo con las obras de Tarsilia de Amaral sino, por ejemplo, en las del pernambucano Vicente do Rego Monteiro, que vivió mucho tiempo en París y que se inspiró para sus obras surrealistas en leyendas indígenas como en la pintura A cabra Grande Manda, dedicada a su hija. También ocupa un lugar importante la obra de la escultora María Martins, considerada la única artista brasileña plenamente surrealista. Había vivido en París y el mismo Breton la consideraba como una de las principlaes escultoras del movimiento. Ya había participado en la famosa exposición de París de la posguerra en 1947. Apreciada hasta ahora más en Europa que en Brasil, la muestra dedica toda una sala a su obra.
Se discute estos días en este país si el surrealismo fue o no un movimiento único, y si fue o no progresista. En la letra de la canción Estangeiro de Caetano Veloso se dice: Pense Seurat e pense impressionista / mas não pense surrealista que é outra onda. Pero la verdad es que el surrealismo acabó influyendo en la poesía brasileña en escritores como João Cabral y Murilo Mendes y en las letras de músicos como Jorge Ben, Luiz Melodía o del mismo Carlinhos Brown.
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