"Rafael Alberti pensaba que era pintor antes que poeta"
Su paisano Rafael Zabaleta lo introdujo en los ambientes culturales de la España de posguerra, y desde entonces fue un protagonista privilegiado de los movimientos intelectuales más avanzados de la época, como era el que se vivía en la Residencia de Estudiantes, marco fundamental de la Generación del 27. Cesáreo Rodríguez-Aguilera (Quesada, Jaén, 1916) compatibilizó una intensa carrera judicial -llegó a ser hasta su jubilación presidente de la Audiencia de Barcelona- con una importante labor de crítico de arte y poeta. Siempre que puede acude a su Quesada natal, donde recuerda su entrañable relación con Zabaleta, Eugenio D´Ors, Picasso, Miró o Alberti.Pregunta. ¿Cómo era la Andalucía de aquella época culturalmente?
Respuesta. En Andalucía había casos sueltos, como Picasso, pero la sociedad andaluza no tenía interés alguno en el arte contemporáneo. Picasso, por ejemplo, se hizo un gran artista porque durante su estancia en Cataluña se encontró un ambiente cultural mucho más propicio que en su tierra.
P. ¿Su trayectoria cultural estuvo marcada por Eugenio D´Ors?
R. Fue mi gran maestro y uno de los que despertó mi sensibilidad hacia el ejercicio de la crítica. Fue también uno de los autores con los que más colaboré a través de la Academia Breve de Crítica de Arte. Por ello me parece triste que los responsables políticos de Cataluña hayan ignorado a D´Ors de todo tipo de actos históricos y culturales.
P. ¿Y su relación con Alberti?
R. Fue muy buena. En una ocasión me invitó a pasar unos días en Italia para participar en una Semana Cultural. Ya entonces iniciamos una relación y él me mandaba cartas con unos dibujos que yo he conservado con mucho cariño. En una ocasión me mandó una carta con un dibujo que contenía una idea suya donde explicaba porque primero es pintor y después poeta. Su situación insegura desde el punto de vista político le llevaba a preguntarme en ocasiones si era necesario marcharse a otro lugar, porque tenía miedo.
P. Pero su gran amigo desde la infancia fue Zabaleta.
R. Por supuesto. Su pintura tenía sus críticas, sobre todo en su tierra. Decían que no era seria. Algunos amigos suyos decían, en los paseos de Quesada, que Zabaleta lo que quería era irse de su pueblo para divertirse. Después ya dudaron porque su pintura era reconocida en todo el mundo.
P. ¿Cómo contempla el fenómeno de los nacionalismos en España?
R. Bueno, llega a grado lamentable lo que hacen algunos partidos de defender y asumir las aspiraciones de unos criminales en el País Vasco, en vez de hablar de forma clara lo hacen retorcidamente. En cambio hay otros nacionalismos, como en Andalucía, donde afortunadamente lo que existe es libertad para actuar en el mundo político con unos límites.
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