Jordi Pujol comunica a Garcia Clavel su destitución como director general de prisiones
El director general de Servicios Penitenciarios y Rehabilitación de la Generalitat, Ignasi Garcia Clavel, será destituido de su cargo en los próximos días por la consejera de Justicia, Núria de Gispert, con la que tiene desde hace años discrepancias personales y profesionales. Garcia Clavel conoció la noticia el pasado jueves por la tarde, a través de una llamada del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, que fue quien le nombró hace nueve años y que siempre ha sido su valedor político ante los tres consejeros de Justicia que ha habido en este tiempo.
"No hay nadie destituido y después de fiestas haré algunos cambios, pero mientras yo no lo diga no es público, porque no me gusta que la gente se entere por la prensa de su cese". Así se expresó la consejera de Justicia al llegar a la nueva sede de los juzgados de familia de Barcelona para inaugurar el edificio ayer a mediodía. Apenas hora y media después, Núria de Gispert tuvo conocimiento de que Garcia Clavel había desvelado en diversos medios de comunicación el anuncio que le hizo Pujol y fue entonces cuando la consejera de Justicia reconoció que había solicitado al presidente de la Generalitat esa destitución. "Creo que ha hecho una buena labor, que ha sido un buen director general, pero también creo que era una dirección general que requería un cambio y, por tanto, pienso que el presidente me ha escuchado", afirmó Núria de Gispert.Ignasi Garcia Clavel, militante de CDC desde 1986, siempre ha mantenido una relación distante con los tres consejeros de Justicia que ha tenido desde que el 16 de mayo de 1990 tomó posesión de su cargo, todos ellos militantes de Unió Democràtica: Agustí Bassols, Antoni Isac y, desde febrero de 1995, Núria de Gispert. En el caso de la consejera, las discrepancias con el director general de Servicios Penitenciarios y Rehabilitación fueron en aumento cuando Núria de Gispert nombró secretario general del departamento a Ángel de Vicente, un ex funcionario de prisiones que durante años fue delegado sindical de la UGT.
A ese nombramiento se sumó posteriormente el del subdirector general de Patrimonio del Departamento de Justicia en la persona de Lucas Castaño, otro ex funcionario de prisiones con el que Garcia Clavel tampoco mantenía buena relación personal por discrepancias en el modo de entender el sistema penitenciario. Fuentes solventes indicaron ayer que la desconfianza entre Garcia Clavel y Lucas Castaño era tal que aquél le había prohibido la entrada en los centros penitenciarios para realizar visitas de obras si no iba acompañado de una persona de la confianza del director general.
"Muy afectado"
Ignasi Garcia Clavel declaró ayer a este diario que se sentía "muy afectado" por el anuncio de la destitución que le hizo Pujol, aunque matizó: "Agradezco la deferencia que ha tenido conmigo, porque me parece que no es muy habitual que el presidente tenga este detalle cuando se trata de un director general". En esa conversación, Jordi Pujol le comunicó su voluntad de darle una nueva responsabilidad en otro departamento de la Generalitat.
En opinión del todavía director general de Servicios Penitenciarios, "cualquier consejero tiene derecho a hacerse con su equipo". "Es bueno volver a la base, pero siento un cierto dolor personal porque creo es verdad que vivo mi trabajo muy intensamente y que me sabe mal tenerlo que dejar", añadió.
A Ignasi Garcia Clavel se le ha reprochado en varias ocasiones desde el Departamento de Justicia su intransigencia con los sindicatos de prisiones para atender a sus demandas laborales y profesionales -entre ellas un trato más duro con los internos-, así como su particular forma de entender el ejercicio del cargo. El director general era capaz de recibir a cualquier preso que le solicitaba una entrevista para pedirle ayuda, los visitaba personalmente en la cárcel e incluso, si se lo pedían, les hacía de padrino de bodas. Esa implicación tenía sus riesgos y Garcia Clavel siempre estuvo dispuestos a correrlos, aun cuando su gestión quedase en entredicho si el recluso reincidía al salir de la cárcel, como ocurrió con el caso de Juan José Moreno Cuenca, El Vaquilla. También resultó polémico el supuesto trato de favor dispensado a algunos presos -seguramente por órdenes superiores-, como el ex juez Luis Pascual Estevill y Javier de la Rosa.
Del mismo modo, la concesión del tercer grado penitenciario al industrial Josep Puigneró cuando apenas llevaba dos meses en prisión para cumplir una pena de más de cuatro años fue criticada desde diversos sectores y finalmente revocada por la Audiencia de Barcelona.
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