"Soy el capitán Khan, su hombre está en Laos"
El capitán Khan entrega dos sobres, uno de ellos lacrado y dirigido al ministro Belloch
"Soy el capitán Khan, su hombre está en Laos". El hombre era el prófugo Luis Roldán, de 51 años, y el destinatario del mensaje, el comisario Juan Antonio González, jefe de la Brigada Judicial de Madrid. Todo parecía muy fácil. Pero el comisario González creía estar viviendo un sueño entre vapores de opio desde que el 18 de febrero salió de Madrid acompañado de Maximiliano García Cantos, jefe de cooperación internacional de la policía.Los dos sospecharon que les estaban tomando el pelo hasta que el capitán Khan golpeó la puerta del cuarto de baño de la habitación 610 de la zona internacional del aeropuerto de Bangkok (Tailandia) y... apareció Roldán. Con gabardina y dos pesados maletines.
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Roldán: "Apenas he hablado dos veces con Blanca"
ca-insignia. Khan la mira, pero no ve que ponga nada por ningún lado. Se mosquea. Pero se tranquiliza cuando el comisario le muestra el carné profesional donde consta claramente su nombre y su rango profesional.Los dos policías españoles y el laosiano se sientan en torno a una mesa. Khan saca una carpeta y de la carpeta un papel con un membrete oficial lleno de emblemas y escudos. González lo lee y después, estampa su firma al pie: acaba de hacerse cargo oficialmente de la custodia y seguridad personal de don Luis Roldán Ibáñez, ex director general de la Guardia Civil.
Khan hace que los dos agentes españoles le sigan por el largo pasillo del aeropuerto, donde hay habitaciones para que puedan pasar la noche aquellos pasajeros que están en tránsito. El capitán laosiano se detiene ante la puerta número 610. Golpea con los nudillos y le responde una voz en su mismo idioma. Se trataba de un hombre "fuerte, feo, experto en artes marciales", que se relajó en cuanto el oficial laosiano le enseñó el papel firmado por el comisario de policía enviado desde Madrid.
Roldán emergió del cuarto de baño y los dos policías españoles se hicieron cargo de su hombre, con el que se encaminan hacia la zona de mostradores de la Thai. Van sin armas. De modo que sienten enorme alegría cuando salen a su encuentro el subdirector Miguel Ángel Alonso, el inspector jefe Bermejo y el supermán de los GEO.
Roldán se interesa por cómo están las cosas en España y asegura que está al corriente de los últimos acontecimientos sobre los GAL y el encarcelamiento de Rafael Vera porque ha leído esporádicamente EL PAÍS.1.000 dólares en el bolsillo
El ex director de la Guardia Civil lleva 1.000 dólares en el bolsillo. Teme por su integridad. Por eso, los cinco policías deciden embarcar los últimos en el avión de la Thai que está a punto de partir hacia Roma en medio de la noche de Bangkok. Los cinco agentes y Roldán son los últimos en entrar en el aparato. Ocupan los asientos delanteros de primera clase. Nadie repara en ellos.
Luis Roldán habla bastante. Los cinco policías intentan darle conversación para distraerle. Él se muestra preocupado por su familia, sobre todo por el hijo que estudia en Estados Unidos. Pero tampoco puede evitar las lógicas preocupaciones sobre cuáles son los cargos que pesan sobre él, cuáles son los plazos y el procedimiento judicial. 14 horas de viaje desde Bangkok a Roma dan mucho sí.
"Apenas he hablado un par de veces con Blanca", comenta Roldán durante el largo viaje. Una vez, añade, la telefoneó y solamente logró hablar con su cuñada.
Al llegar al aeropuerto de Roma, Luis Roldán y los cinco policías que le acompañaban descendieron del avión de la Thai y fueron conducidos bajo escolta policial a un avión Mystère que les esperaba en las pistas del aeropuerto de la capital italiana.
El aparato aterrizó a las ocho de la mañana de ayer en la base aérea de Torrejón de Ardoz, a pocos kilómetros de Madrid. Diez meses de fuga habían tocado a su fin.
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