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UNA POTENCIA BAJO SOSPECHA

Un gigante con más peso femenino

Las chinas han arrasado en las últimas grandes competiciones de atletismo, natación y halterofilia

Pekín perdió ante Sydney los Juegos del año 2000, por la política. Para el 2004 le ha salido un enemigo quizá mucho mayor. A los derechos humanos se han unido las sospechas y las certezas de su dopaje. La desconfianza sobre el gigante que despierta es ya total. Y con la natación a la cabeza, uno de los deportes más significativos.En los 15 años de dominio absoluto del deporte acuático en la RDA, en cambio, apenas hubo duda alguna. El control alemán fue absoluto y no surgió ni un solo caso de dopaje. Como contraste, tras la reunificación, nadando ya para Alemania, fueron suspendidas dos ex RDA: Asrid Strauss y Sylvia Gerasch.

También en contra de China ahora está que los métodos de detección han mejorado sensiblemente. Seúl fue ya una trampa para algunos como Ben Johnson. Pero los controles por sorpresa implantados durante los entrenamientos han sido aún más claves. En ellos han caído, por ejemplo, Lu Bin y Yang Aihua, aunque también fueran descubiertas después en los Juegos Asiáticos.

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Con todo ello, el llamado ejército de Ma, la cuadra de atletas femeninas que ha llevado a la cumbre el insólito técnico Ma Junren, ha quedado como el único inmaculado ganador, al menos hasta ahora. Pese a sus marcas también de asombro, no han sido ningún renuncio. Bien es verdad que su nivel ha bajado desde sus hazañas de hace casi dos años con Wang Junxia y Qu Yunxia como mejores bazas, pero también se les han hecho controles en su preparación -los primeros-, y resultaron negativos.

Junren sólo tiene polémicas por otras cosas. Con su dureza, por lo que alguna de sus atletas le ha abandonado -como Liu Dong, campeona mundial de 1.500 metros en Stuttgart 93-. Y con su pócima, ejemplo máximo de su interés por el dinero, que de momento le ha traído contenciosos formales en su país al ser criticado, y legales con otros inventores por una fórmula que más parece un engaño para los consumidores.

Como la RDA, el mayor peso específico deportivo de China, es femenino. Dentro de la astucia del que quiere destacar o recuperar el tiempo perdido, lo mejor es trabajar con mujeres. Aparte de ser más disciplinadas y manejables -sobre todo en países como China-, la mejoría se nota mucho antes pues su nivel mundial está generalmente más retrasado que el masculino por su incorporación posterior al deporte de élite. Es el caso del atletismo o de la natación, y más aún en modalidades nuevas para la mujer como el judo, la lucha y la halterofilia. En los recientes Mundiales de Estambul, por ejemplo, China arrasó con 18 medallas de oro de sus levantadoras, de las 27 en disputa, y 11 de los 13 récords mundiales batidos, por sólo una medalla de bronce masculina.

Sólo en los deportes donde China mantuvo el nivel mundial, pese a los problemas de aislamiento, existe bastante igualdad entre su potencial masculino y el femenino. Eso sucede en el tenis de mesa, él badminton, la gimnasia -donde incluso su gran estrella historica fue un hombre, Li Ning- y los saltos -donde finalmente también han pesado más figuras femeninas como Fu Minxia, eterna campeona desde los Mundiales de Perth 91, en los que ganó con sólo 12 años-.

En otros deportes individuales también China brilla más en mujeres: esgrima, tiro o tiro con arco. Y sucede lo mismo en los de equipo que tiene mejor nivel: voleibol y baloncesto. El gran logro masculino en este último fue dar el gran disgusto a España en el Mundial para morir poco después.

Pero, China, al igual que la RDA, pese a su gigantismo, también es selectiva. Se lo toma con más, calma en balonmano, hockey, piragüismo o remo; se lleva disgustos en fútbol, porque no acaba de subir, y da sus primeros pasos en las modalidades más capitalistas, como el béisbol -donde brilla Taiwan, a la que siempre reclama como provincia-, la hípica, la vela, el tenis, el golf o los deportes de motor, en los que de momento apenas se plantea infraestructuras como posible negocio.

La cuarta potencia

China se instaló ya como la cuarta potencia mundial en los Juegos de Barcelona. Allí sumó 54 medallas, 16 de oro, 22 de plata y 16 de bronce, sólo por detrás de la desaparecida Comunidad de Estados Independientes (112, 45, 38, 29), Estados Unidos (108, 37, 34, 37) y Alemania (82, 33, 21, 28). Sospechas aparte, su cuerpo paece otorgarle tal pesto, aun sustituyendo la CEI por Rusia. En Seúl 88 sólo fue una lógica 11ª, con 28 medallas (5, 11, 12), pues el cuarto lugar en su regreso de Los Ángeles 84, con 32 (15, 8, 9), resultó engañoso dadas las ausencias del Este."Es todo su balance. Su pasado fue nulo en éxitos antes de la retirada olímpica de 1958 y su futuro está hipotecado.

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