¡Vaya tela!
Les voy a hacer una profecía gitana de lo mejor que puede ocurrir. Los heroicos saudíes, después de haberse llenado el perfil con palabras como hermandad, democracia y Solidaridad -que al parecer pudieron pronunciar porque un escriba a sueldo se las puso en una chuleta escondida en la manga de la túnica-, acabarán por convencer a Estados Unidos para dejarle a Sadam Husein lo que desde el principio quería, a cambio de que se retire del país que invadió, y en el que, según nos decían, los soldados arrancaban a tortazo limpio a los bebés de las incubadoras. Bush terminará por acceder, previa negociación para mantener en la zona una fuerza que se convertirá en el Comando Sur de la península Arábiga. Sadam, tras unas cuantas apariciones más del Profeta -hay quien apunta que el delirio le sobrevino gracias a los obsequios de Villapalos, pero esa fuente no está comprobada-, soltará, los rehenes, reducirá sus ansias imperiales y saldrá mucho más que antes en la tele, en especial si prosigue en su labor de acercamiento a Juan Pablo Il.En cuanto a los kuwaitíes, como a la mayoría no les gusta vivir en su tierra, seguirán disponiendo de la tierra de los demás para invertir, ir de putas y beberse el whisky que les salga de las narices. Quienes prefieran Kuwait tendrán el aliciente de poder quedarse enquistados entre el tipo que los humilló y aquellos que acabaron traicionándolos: lo cual debería proporcionarles, al menos, un cierto sentido de la realidad.
Bajará el precio de la gasolina, Israel seguirá empujando a los palestinos a una radicalización sin retorno y en Líbano se reproducirán, esporádica pero espasmódicamente, las escabechinas que, a intervalos, escandalizan nuestra hipocresía. En el mundo árabe, la mano de obra,barata saldrá más barata todavía.
Estoy por especializarme en la pobre Carolina.
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