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CEPSA y Petromed se fusionarán en paralelo a la desmonopolización de Campsa

Aparte de los planteamientos personales que parecen condicionar la integración empresarial de CEPSA y Petromed, la fusión de las dos refinerías privadas más importantes del país va a estar íntimamente ligada, con una evolución en paralelo, al proceso de desmonopolización de la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos, SA (CAMPSA), según la filosofía que sus promotores (Banesto y Central) tratan de inculcar al documento de bases que ambas empresas firmarán durante este mes.

Como socios de Campsa -la distribuidora nacional de productos carburantes derivados del petróleo, en la que todas las empresas refineras públicas y privadas están representadas de acuerdo con su histórica cuota de mercado y su capacidad de destilación-, los accionistas principales de CEPSA y Petromed están convencidos que la fusión de las dos refinerías privadas españolas no obtendría el éxito si, de forma simultánea, Campsa no inicia una transformación sustancial de sus estructuras y objetivos que culmine en la práctica con cesiones importantes a sus socios."De lo que se trata ahora", asegura una fuente del sector privado, "es que Campsa no se convierta, exclusivamente, en una correa de transmisión de los interes sectoriales de sus accionistas mayoritarios, es decir, de Repsol".

La desmonopolización de Campsa ha sido negociada, según un calendario fijo, con la Comunidad Europea, calendario que ha quedado reflejado en el conjunto de decretos, órdenes ministeriales y normativa que ha publicado, a lo largo de los dos últimos años, el Ministerio de Industria y Energía.

Calendario

Según este calendario previsto, Campsa dejará de existir como monopolio comercial a finales del año 1991. A partir de entonces, la empresa que fundó Calvo Sotelo está previsto que pase a ser una mera distribuidora de productos a través de su poderosa red logística de oleoductos y estaciones de servicio, en un régimen de ventas abierto y en competencia con las multinacionales que decidan instalarse en España.Pero Campsa conservará todavía, en función de lo se ha venido en llamar el monopolio de producción, derechos exclusivos de venta y distribución de los productos destilados y refinados en territorio peninsular por las empresas refinadoras que componen su accionariado; es decir, la pública Repsol, la mixta Petronor y las privadas CEPSA, Petromed y Ercros.

Este último punto, precisamente, es el que condiciona el futuro de la fusión de las dos empresas más importantes del sector refinero privado.

Tanto CEPSA como Petromed, y presuntamente Ercros una vez haya perfilado su propia estrategia (bien independientemente, con una multinacional, o integrada en la futura CEPSA-Petromed), mantienen que este esquema debe ser modificado de forma que se permita a las empresas refineras privadas tener acceso directo con sus productos desde la puerta de la refinería a los puntos de venta o estaciones de servicio.

Para ello, Campsa debe renunciar a su papel exclusivo y ceder posiciones, incluso en cuanto a número de gasolineras, a sus socios.

El principal argumento en que los privados basan su posición actual es la incongruencia que supone que toda la estructura comercial de una empresa cuyo capital es de origen privado, como la fusionada, dependa de otra sociedad, como es Campsa, en el que el sector público, vía Repsol ostente una posición dominante o de control.

Como paso a una situación de competencia frente a terceros, el esquema Campsa ha podido servir en un momento, pero, según los privados, "no será ya útil e la Europa del mercado único" apuntan fuentes de estas refinerías.

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