Una joven de 24 años, encontrada muerta por sobredosis de droga en los lavabos de un bingo
María Mercedes Cuevas, quien el próximo día 1 de enero cumpliría veinticinco años, fue encontrada muerta a primera hora de la mañana del pasado domingo en uno de los servicios del bingo del hotel Meliá Castilla, después de haberse inyectado una sobredosis de heroína, según datos facilitados por la policía.El cadáver de Mercedes Cuevas pudo permanecer unas 48 horas en el servicio de mujeres del Meliá Castilla, ya que algunas empleadas del hotel aseguran que no pudieron entrar el sábado porque la puerta se encontraba cerrada y creían que estaba ocupado. El domingo por la mañana, cuando las chicas de la limpieza intentaron realizar su trabajo, la puerta fue forzada y se encontraron con el cuerpo muerto de María Mercedes.
Según las versiones recogidas por EL PAIS en medios policiales y en la dirección del hotel, María Mercedes Cuevas llegó a una hora indeterminada de la noche del viernes -puede que del sábado- al hotel Meliá Castilla (Capitán Haya, 43). Se sabe con certeza que no entró a la sala de bingo, aunque anteriormente había estado varias veces, ya que así lo demuestra la ficha que se les hace a los jugadores. Según esta ficha, María Mercedes jugó en esta sala por última vez el día 6 de julio (y anteriormente el 17 de abril, 25 de mayo y 21 de junio), y poseía el correspondiente carné, sin que esta vez llegara a utilizarlo.
María Mercedes entró en uno de los servicios de mujeres situados en la sala anterior al bingo y se metió en el último de ellos, el que habitualmente utilizan las empleadas de la oficina del hotel. Ya el sábado, nadie pudo entrar en el servicio. Las empleadas pensaban que estaba ocupado por alguna cliente del hotel. El domingo, hacia las 9.45 horas, una de las mujeres de la limpieza fue a abrir la puerta, pero no pudo porque estaba cerrada por dentro. Ante esto, la empleada llamó a la gobernanta para que abriera la puerta. Esta introdujo por la cerradura un alambre fino y la puerta pudo abrirse unos diez o quince centímetros, que dejaron ver un pequeño charco de sangre y la cabeza de la chica. Rápidamente, la gobernanta cerró y llamó al jefe de seguridad del hotel y a los dos policías de servicio que se encontraban en la puerta, quienes, a su vez, llamaron a más compañeros.
Ninguna señal de violencia
Al volver a abrir se encontraron con el cuerpo de María Mercedes caído en el suelo y doblado como un trapo viejo. Vestida con pantalones azules, un chaquetón oscuro y botines oscuros, no presentaba señal de violencia alguna.En el bolso tenía documentación, llaves de un coche, el carné de conducir, 5. 000 pesetas y una aguja hipodérmica con restos de sangre. La nota de la policía es contundente ante este último dato: fallecimiento por sobredosis de droga.
El cuerpo fue trasladado al Instituto Anatómico Forense y allí se podrá determinar el tiempo que María Mercedes llevaba muerta y las causas del fallecimiento.
Ni la policía ni los responsables del hotel pueden dar pistas acerca de si iba sola o acompañada al bingo, ya que nadie pareció interesarse por ella. Por su parte, la familia ha hecho lo posible para que el asunto no trascienda y no se conozca la identidad de la chica. Mientras tanto, en la comisaría de Tetuán se instruyen las correspondientes diligencias sobre el suceso.
Con el caso de María Mercedes Cuevas, el número de muertos por sobredosis se acerca a la treintena en lo que va de año, según las estadísticas policiales. No obstante, estos datos son mínimamente reales, por cuanto hace un par de semanas se publicaba que solamente en Vizcaya veinte personas habían fallecido por sobredosis. Esta ocultación de datos. está generalmente propiciada por los propios familiares de las víctimas, quienes insisten en no declarar las causas de la muerte de sus hijos. Así es difícil saber si la muerte llega por exceso de dosis, por adulteración o por haberse inyectado cualquier otra sustancia en la soledad de cualquier habitación o, como en el caso de María Mercedes, en el lavabo de mujeres de un hotel, en el que después permaneció largas horas muerta sin que nadie la echara en falta ni notara su ausencia. Solamente la rutinaria limpieza de un establecimiento de este tipo ayudó a encontrar un cadáver que habría empezado ya a descomponerse.
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