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Carolina de Mónaco y Philippe Junot están separados "oficialmente" desde hace una semana

La separación del matrimonio de la princesa Carolina de Mónaco y Philippe Junot se decidió el pasado sábado, cuando no podía ser más real el distanciamiento de la pareja. El marido se hallaba en Turquía con una secretaría costarricense, con la que se le atribuye una relación sentimental, y la joven princesa -Carolina tiene veintitrés años, su esposo cuenta cuarenta- estaba en su casa de Mónaco recuperándose de una larga noche de fiesta. En la fiesta, ella estuvo acompañada por sus padres.Con una ironía que desciende a la más cruda realidad, el periódico parisiense Le Quotidien de Paris titulaba la noticia sobre el final del matrimonio de este modo: «Caprice,s'est fini» («Se acabó el capricho»).

En realidad, la unión entre Carolina y Philippe, que protagonizaron hace dos años una de las múltiples «bodas del siglo», acabó hace una semana, «de manera oficial y definitiva», aunque hasta el próximo mes no serán iniciados los trámites legales para disolver el matrimonio.

A pesar de que la noticia circulaba por los ambientes oficiales monegascos, Junot se mostró en Turquía «muy sorprendido» ante el anuncio de la secretaría de Prensa de su suegro, el príncipe Rainiero. Horas después de que este anuncio fuera efectivo, Philippe Junot abandonó Turquía hacia un destino desconocido. La costarricense que le acompañó estos días durante su viaje al citado país no partió con él, aunque marchó poco después hacia un rumbo que también se ignora.

Mientras los cronistas sentimentales especulan sobre el origen de la desavenencia matrimonial, un portavoz oficioso del palacio monegasco se ha apresurado a desmentir posibles rumores y ha asegurado que no hay otras personas en la vida de la princesa, destacando que ella se halla afectada por la decisión a la que ha tenido que llegar la pareja, tras poco más de veinticinco meses de matrimonio oficial.

El anuncio de la separación no hubiera cogido por sorpresa al propio Junot si éste no hubiera protagonizado la pasada semana una escandalosa ausencia: la princesa Carolina tuvo que asistir sola a la famosa gala de la Cruz Roja, en Mónaco, mientras su marido llegaba a Turquía acompañado po Faccio Giannini, una costarricense de diecinueve años, a la que este hombre de negocios y playboy internacional presentaba como secretaria.

La gala de la Cruz Roja

La gala de la Cruz Roja es uno de los acontecimientos más importantes del año en el pequeño Principado de Mónaco. La presencia solitaria de Carolina fue especialmente dura para su padre, que consideró que Junot había faltado a un deber social inexcusable. Esa noche fue cuando se fraguó, al parecer, la decisión de dar a conocer el proceso de anulación del matrimonio.La primera reacción de Junot ante la noticia se produjo a través de su abogado parisiense, Guy Danet, quien afirmó, por indicación de Philippe, que éste y Carolina «se tomarán el tiempo necesario para meditar, y, en cualquier caso, no iniciarán ningún trámite de separación hasta septiembre».

En ese primer momento, el abogado dijo que se procedería con toda prudencia y que no habría ningún comentario oficial hasta que no fuera estrictamente necesario. Philippe debió creeer que ese instante de las declaraciones formales había llegado cuando desembarcó en Estambul y fue informado de la decisión tomada en Mónaco. El se limitó a corroborar la noticia con estas palabras: «Todo ha terminado entre Carolina y yo. Cada uno es libre de actuar como le plazca».

Un idilio breve

El idilio previo a la boda de Carolina de Mónaco, una de las jóvenes más populares y asiduas de los ambientes de gala en las noches de París, fue tan breve como el propio matrimonio. La boda entre la princesa y el hombre de negocios se formalizó, después de un corto noviazgo, el 28 de julio de 1978, y tuvo, como testigos de excepción al príncipe Rainiero y a la princesa Gracia de Mónaco (la ex actriz Grace Kelly), orgullosos padres de una hija a la que por fin veían integrada en el mundo de los casados. Gracia de Mónaco, que ha llevado a su vida privada un sentido de austeridad que a veces sobrepasa lo morigerado, se vio aquel día desbordada por la presencia de la jet-society internacional, representada bulliciosamente por más de 5.000 personas.«Aquella fue una noche feliz para todo el mundo, excepto», dicen hoy los cronistas, «para el príncipe Rainiero, al que parece que nunca agradó la idea de este matrimonio ahora disuelto. Se afirma en Mónaco que la influencia de la princesa sobre su padre es muy grande y que el aparente disgusto del jefe de la familia más importante del Principado se disipó ante los argumentos de Carolina, que, como ya se ha dicho, ejerce sobre Rainiero una influencia aún mayor que la de la princesa Gracia.

El principio del fin

Los primeros rumores sobre la inestabilidad de la pareja se hicieron públicos nueve meses después de la boda, cuando Philippe Junot apareció en Nueva York acompañado de una joven rubia, mientras la princesa esquiaba en Gastaad (Suiza) junto a sus padres. Los desencuentros de la pareja fueron constantes desde entonces, hasta el punto que ya resultaba noticia que ambos estuvieran juntos. La última noticia de este carácter se produjo el pasado mes de mayo, cuando el matrimonio asistió al célebre torneo de tenis de Montecarlo.La prensa del corazón tenía bien guardados los rumores hasta que se produjo la noticia de la separación. Entonces salieron de los cajones las más diversas cábalas. Una de ellas, la más insistente, es la que adjudica a la princesa monegasca una relación sentimental con Robertino Rossellini, hijo del célebre director de Roma, ciudad abierta y de la actriz sueca Ingrid Bergman.

La verdad es que los primeros rumores sobre el idilio de Carolina Philippe se cimentaron en fundamentos menos sólidos. Aquellos que aseguran que Robertino es el que sustituye a Philippe en el corazón de Carolina se basan en que han visto juntos a la pareja marcando algunos pasos de baile. El secreto del encuentro es aún más antigua: los dos son amigos de la infancia. Para que esta bola de nieve dejara de crecer, el mentís del Principado no se ha hecho esperar: «La princesa está muy afectada por la separación, pero se recuperará». No hay ningún otro hombre en su vida, dicen iguales fuentes.

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