‘Guardianes de la Galaxia’, el origen del éxito más inesperado de Marvel
Cuando la compañía anunció a los héroes galácticos como su nueva franquicia, hasta el lector más fiel arqueó la ceja
Como Los 4 Fantásticos, La Patrulla X o Vengadores, Groot tiene el honor de ser uno de los cientos personajes icónicos creados por Stan Lee y Jack Kirby. Aunque en 1960, el hombre árbol no era más que un alienígena sin alma que buscaba conquistar la Tierra. Tan poco carisma tenía que durante 47 años no volvió a hablar. Hoy, su grito de guerra suena en muñecos, peluches, llaveros y tazas. En 1985, Bill Mantlo y un primerizo Mike Mignola (antes de crear Hellboy) lanzaron, a su vez, una miniserie titulada Mapache Cohete, que presentaba un caricaturesco mundo donde convivían payasos asesinos y morsas parlantes. Tras cuatro entregas, su protagonista, conocido en 2017 como Rocket, pasó a ocupar el cajón de juguetes olvidados de Marvel con los que casi nadie quería jugar. Hoy su fama le hace codearse con Spiderman o el Capitán América.
¿Por dónde empiezo?
Guardianes de la Galaxia originales
Guardianes de la Galaxia modernos
- Marvel Gold. Guardianes de la Galaxia: Vengadores cósmicos, de Arnold Drake, Gene Colan, Steve Gerber, Vince Colletta y Sal Buscema. Contiene Marvel Super-Heroes 18, Marvel Two-In-One 4 y 5, Giant-Size Defenders 5 y The Defenders 26-29 USA; 16,50 €.
- Marvel Gold. Guardianes de la Galaxia: El poder de Halcón Estelar, de Steve Gerber, Roger Stern, Mary Skrenes, Al Migrom y Stan Lee. Contiene Marvel Presents 3-12 USA; 18,95 €.
- Marvel Gold. Guardianes de la Galaxia: Vidas Pasadas. Contiene Contiene Marvel Preview 4, 7 y 11, Star Lord Special Edition 1, Incredible Hulk 271, Rocket Raccoon 1-4 y Tales To Astonish 13 USA ; 23 €.
- Guardianes de la Galaxia 1, de Dan Abnett, Andy Lanning, Paul Pelletier y Kev Walker. Contiene Guardians of the Galaxy USA; 15,00 €.
Este viernes se estrena Guardianes de la Galaxia vol. 2 y, tras los más de 700 millones de euros logrados por su primera entrega, puede parecer que el equipo de fracasados galácticos de la que forma parte esta pareja de inesperados héroes siempre estuvo llamada al éxito. Quien sea ajeno a los cómics, pensará que estos personajes, como Iron Man, Pantera Negra o Punisher, simplemente estaban esperando para ser descubiertos por el gran público. Y, sin embargo, cuando en 2011 el productor Kevin Feige insinuó que Marvel planeaba lanzar su franquicia, hasta el lector más fiel arqueo la ceja. Aquí no había larga tradición editorial o infinitas historias de las que inspirarse.
Los guardianes a los que el director James Gunn había impregnado en pantalla de su personalidad (y nostalgia casettera) no eran ni siquiera los héroes que desde los setenta habían utilizado esta nomenclatura para codearse con Vengadores o cruzarse con Spiderman (y a cuyos miembros recupera inesperadamente la segunda entrega cinematográfica). Todo lo contrario. Star-Lord, Rocket, Groot, Gamora o Drax (personajes secundarios y olvidados que ni siquiera habían contado con picos de éxito) se vieron las caras por primera vez en 2007, un suspiro en la historia Marvel.
Por suerte, eso daba a estos Guardianes, una entrada accesible para cualquier neófito. Para comprender su historia, solo había que echar la mirada atrás una década, durante una época en la que el universo galáctico de Marvel estaba prácticamente olvidado. Fue entonces cuando, para tratar de dar salida a esta colección de personajes maltratados, la editorial creó Aniquilación, una space-opera que reunió a héroes de los que el lector no había sabido en años para enfrentarlos a una amenaza común. Era un cajón de sastre de antiguos personajes, alejado del epicentro argumental de la editorial. Un factor que jugó en favor de la libertad creativa de los escritores, que se vieron capaces de hacer lo que quisieran con personajes por los que ningún jefe daba un duro.
Así, los Guardianes modernos los reunió por primera vez por Keith Giffen en las páginas de Aniquilación: Conquista, de 2008. Los nuevos guardianes estaban formados por un ecléctico tándem de secundarios del universo galáctico de Marvel, venidos de sagas sin aparente conexión. En la alineación que cerraron Dan Abnett y Andy Lanning ya en su cabecera propia posterior al evento aparecían el héroe —de continuidad poco clara y muchas aventuras unitarias— Star-Lord (Chris Pratt), Mapache Cohete (Bradley Cooper), Drax (Dave Bautista), Gamora (Zoe Saldana) y Groot (Vin Diesel), así como de Phyla Vell/Quasar, Adam Warlock, Mantis (los tres con más historia que los cinematográficos) y algún otro miembro que se unió por el camino.
El equipo, presentados en un primer momento como prisioneros espaciales, solo se reunió oficialmente cuando Starlord asumió la necesidad de anticipar nuevas amenazas intergaláctica. La serie tenía un punto paródico, sí, pero también transmitía mucho alma. Los personajes caían bien y tenían suficiente carisma y personalidad como para forjarse una identidad propia. Poco se necesitaba saber de estos héroes para comprender sus nuevas aventuras. Para los completistas, aun así, Panini recopiló en el tomo Vidas Pasadas, las primeras y eclécticas historias de estos secundones convertidos en superestrellas. Entre ellos (y exceptuando a Gamora y Drax, que eran habituales en las páginas de Capitán Marvel y el universo escrito Jim Starlin) no sumaban ni una decena de apariciones. Nadie, ni sus creadores, hubiera apostado que hoy serían más popular entre los niños que Estela Plateada o Warlock, quienes durante décadas fueron punta de lanza de la Marvel cósmica.
Los verdaderos Guardianes de la Galaxia
Hasta el nombre Guardianes de la Galaxia era algo añejo entonces. ¿Por qué llamarlos como aquel grupo olvidado de los setenta que poco tenía que ver con estos miembros? En las viñetas todo pasó casi por casualidad, cuando uno de los antiguos miembros se topó con los nuevos gracias a los viajes en el tiempo. Parece que el cine busca ahora también recuperar la memoria de estos otros guardianes.
La primera aparición de los Guardianes de la Galaxia originales data de 1969. El guionista Arnold Drake, conocido por su trabajo en Batman y crear Doom Patrol, y Gene Colan presentaron a este cuarteto en el número 18 de la antología Marvel Super-Heroes. La idea había nacido de una propuesta de Roy Thomas que había gustado a su mentor, Stan Lee. El guionista se había imaginado unos Estados Unidos divididos por el comunismo ruso y el chino en el que primaban las guerras de guerrillas. La idea se retocó tanto que acabó irreconocible: ahora era el futuro, y con este equipo como la última defensa de la galaxia contra los reptilianos Badoon, creados por Lee para el segundo número de Silver Surfer. "¡Estamos en el año 3007! Sólo una bandera ondea dentro de la U.P.T. -Unión de Países de la Tierra- y la docena de planetas de la federación. Hace mucho que no hay guerra entre naciones... pero está a punto de empezar una guerra entre sistemas estelares..." Sonaba como un relato ideal para el año que el hombre pisó a la Luna.
Los cuatro protagonistas masculinos eran los últimos supervivientes de sus respectivos planetas: el terráqueo Major Victoria (líder enviado a las estrellas desde el siglo XX), Charlie-27 (de Júpiter), Yondu (de Centauri, e interpretado por Michael Rooker en el cine) y Martinex (de Plutón). Eran rebeldes del siglo XXXI que luchaban contra la amenaza de los dictatoriales hombres lagartos.
El número introductorio es una clásica epopeya de fantasía galáctica, pero sentó las bases para las aventuras que vendrían después, de la mano de Steve Gerber, Roger Stern o Jim Valentino. Este último, ya en los noventa, en una serie que comienza a editarse en mayo en España. Pero tan poco caló su primera historia que no regresaron a las viñetas hasta 1974. Fue entonces cuando Gerber se encaprichó con estos personajes perdidos para incluirlos en las páginas de Marvel Two-in-one, la cabecera de La Cosa. Un título jovial y divertido como solo el escritor sabía hacer y que cruzaba al fantástico con lo más extraño del universo Marvel. Los Guardianes, ahora en 3014, protagonizaban una historia de viajes temporales en la que Ben Grimm, el Capitán América y Sharon Carter se trasportaban al futuro para ayudarlos a combatir a los caciques que llevaban en el poder siete años. Tanto le gustaron a Gerber los personajes que fue quien verdaderamente definió su mitología, primero en la colección de Los Defensores, especializada durante su etapa en aprovechar al máximo el lado más bizarro de Marvel, y más adelante en su propia serie. Así comenzó la historia del equipo que terminó compartiendo con Los Vengadores una de las más recordadas epopeyas de la Marvel de los setenta: La saga Korvak.
Gerber presentó nuevos personajes como el andrógino Halcón Estelar (al que en la nueva película interpreta Sylvester Stallone) y llenó de paradojas temporales, aventura y realidades alternativas sus tramas. Incluso la Guerra de los Mundos de H.G. Wells estaba conectada a estos héroes. La serie, de solo 12 números, se hizo famosa, además, por mostrar la primera imagen de sexo explícito en un cómic Marvel aprobado por el Comics Code. Para rehuir la censura, la joven Nikki se tornaba en estado gaseoso mientras Vance Astro se mantenía atrapado en la mente del Hombre Topógrafo, uno de los muchos villanos surrealistas que pasaron por el camino de los Guardianes.
El guionista y dibujante (y futuro fundador de Image) Jim Valentino fue quien ya en los noventa, se encaprichó -gracias a un empujón del editor Tom DeFalco– de estos eternos olvidados. Y lo hizo a lo grande: en una serie mensual situada en el año 3014 que duró 62 número, y que recibió el abrazo de la crítica. Eran, como clamaba su portada parte de una campaña para recuperar viejas glorias entre las que se incluyó también a los Nuevos Guerreros (que lideraba la versión juvenil del siglo XX de Astrovik).
Poco a poco, los Guardianes volvieron a lograr el adjetivo de cómic "de culto" y a convertirse en invitados en las más diversas series. La serie de Valentino daba, además, un giro inesperado al siglo XXXI, donde comenzaban a aparecer versiones futuras de los héroes Marvel, como el heredero del Motorista Fantasma o una raza, los Stark, que utilizaban la tecnología de Iron Man con fines maléficos. Vance Astro pudo por fin portar, asimismo, el escudo de su admirado Capitán América, algo que reutilizaron dos décadas después Abnett y Lanning en su nueva y diferente formación. Nadie anticipaba cuando cancelaron su serie por las bajas ventas, lo que les quedaba por venir.
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