'Juego de tronos', regreso a Poniente
Otra temporada de Juego de tronos ha llegado. Y trae a sus espaldas un montón de preguntas por resolver y de expectativas por cumplir. La producción más ambiciosa del momento y la que mayor seguimiento genera en todo el mundo empieza a entrar en territorio no conocido al sobrepasar en algunos aspectos la historia de los libros. Traiciones, venganzas, ambición, lucha de poder, y mucha fantasía y magia, además de una gran pregunta: ¿volverá a la vida ese personaje? ¿Cómo lo hará?
Tras el estreno del primer capítulo de la sexta temporada en Canal + Series de forma simultánea a Estados Unidos, los redactores de EL PAÍS Manuel Morales, Berta Ferrero, Miguel Ángel Medina y Eneko Ruiz Jiménez cuentan sus impresiones sobre los primeros compases de la nueva entrega. (OJO, SPOILERS del 6x01)
Las cinco mejores cosas de la vida, por Manuel Morales
Como si cotilleásemos desde nuestra ventana a los vecinos del edificio de enfrente, la temporada se ha abierto con una sucesión de escenas en paisajes distintos en los que están colocados los personajes: del hielo a la ciudad, de las praderas al mar. Hechas las presentaciones, y para no perder las buenas costumbres, ya hemos presenciado traiciones, salvajes asesinatos y una pelea, la que Brienne de Tarth ha liderado para salvar a Sansa de los sabuesos y soldados del horrible Ramsay.
El mayor interrogante de estos meses de espera se mantiene, aunque a los fans de Jon Nieve les queda poco donde agarrarse para mantener la esperanza de que su héroe siga vivo. Solo la roja Melisandre podría traerlo del más allá, pero hemos comprobado que su bello cuerpo es un hechizo que esconde a una anciana decrépita, en una escena con espejo que parece un guiño a El retrato de Dorian Gray.
Quien ni siquiera puede verse es la ciega Arya, pedigüeña y golpeada por alguien que le ha enseñado lo frustrante y doloroso que es dar (metafórica y literalmente) palos de ciego. Esperemos que su trama remonte, lo visto en la temporada anterior fue demasiado denso.
Y, por último, la situación de Khaleesi ha demostrado que, a pesar de tantos reinos conquistados, la vida da muchas vueltas y se puede volver a la casilla de salida. Seis temporadas después, la Madre de Dragones vuelve a estar en manos de un Khal (que se presentó a lo Bond: “Soy el Khal… Khal Moro”) y dejó un diálogo con sus secuaces digno de los nuevos tiempos de naderías en los medios en Internet: “¿Cuáles son las cinco mejores cosas de la vida?”. “Ver desnuda por primera vez a una mujer”. Nos ha fastidiado. Aunque se entiende que debe ser una mujer como Daenerys Targaryen y no como la sacerdotisa roja convertida en un vejestorio, que nos ha dejado un escalofrío al final de este capítulo de aperitivo.
En el pellejo de Melisandre hay esperanza, por Berta Ferrero
Aullando sigue Fantasma y aullando nos hemos quedado todos tras el primer capítulo de la sexta temporada, que justo arranca donde nos quedamos hace un año. No podría ser de otra manera. Necesitábamos fuegos artificiales, y nos los han dado. En pantalla solo han pasado unos segundos desde que Jon Nieve es traicionado por gran parte de sus hombres. Nosotros sin embargo hemos pasado casi 365 días, que no es poco, debatiendo sobre cómo revivirá el difunto Lord Commander. ¿Se meterá en la piel de su lobo? ¿Qué hechizo, truco o magia negra pondrá en marcha Melisandre? No hemos obtenido respuestas, aunque sí nos han deslizado alguna pista: “¿Qué puede hacer la mujer de rojo ante 40 hombres armados?”, se preguntan los pocos fieles que todavía tiene el bastardo de los Stark. “No la habéis visto hacer lo que yo la he visto hacer”, incide en su respuesta Sir Davos. ¿Premonitorio, quizás?. Esta primera entrega no nos saca de dudas, pero lo cierto es que mantiene el nivel del último episodio de la quinta temporada, que nos atravesó el estómago con varias puñaladas.
El comienzo es prometedor, no decae como ha hecho al inicio de otras temporadas. La trama de Sansa, por fin, atrapa, Jaime saca las garras, el carácter de Daenerys no defrauda y Arya… ay, pobre Arya, ciega, torpe y maltratada. Pero algo nos dice que en esta temporada por fin vamos a ver a la guerrera de los Stark salir de esa trama algo estancada. Quedan nueve capítulos. Y solo puedo pensar en la verdadera imagen de Melisandre y en el aullido de Fantasma.
Mudar la piel, por Miguel Ángel Medina
Melisandre, la bruja pelirroja, se mira en un espejo mientras se desnuda lentamente. Cuando se quita sus diabólicos amuletos, el espejo devuelve una visión sorprendente: un cuerpo avejentado, flácido, anciano, su verdadero aspecto oculto. Melisandre se muestra real por la noche y muda la piel cada mañana —con su oscura magia— para volverse joven y voluptuosa, para medrar con su juvenil aspecto y conseguir así los favores de reyes y miembros de la Guardia de la Noche. Este secreto es la principal sorpresa del nuevo capítulo de la sexta temporada de Juego de tronos, pero no es la única novedad: otros personajes también parecen mudar su vida, cuan serpientes.
Daenerys Targaryen, a quien dejamos huyendo de Meereen, vuelve a la casilla de salida y pasa de ser la regente de la ciudad esclavista a encontrarse otra vez retenida entre los Dothrakis, donde deberá luchar por su libertad. En Meereen siguen Tyron Lannister y Varys, haciéndose pasar por gente corriente y olvidando sus días de vino y rosas. Sansa Stark, en cambio, recupera su destino al escapar de Invernalia y encontrarse, al fin, con una Brienne fortalecida y dispuesta a servirla como no supo hacer con su madre. Su hermana Arya es ahora una pobre ciega que sigue buscándose a sí misma. Andan revueltas las cosas en Dorne, cuyo príncipe es asesinado por no ser capaz de vengar la muerte de su hermano, Oberyn Martell. Mientras, Cersei Lannister descubre que su hija vuelve muerta de Dorne, un duro golpe tras el humillante castigo del Septón Supremo. ¿Cómo la transformarán ambos sucesos? Tendremos que verlo.
La gran duda del final de la quinta temporada es Jon Nieve. A estas alturas del capítulo sigue muerto. Bien muerto. Así que en su caso mudar la piel va a ser algo más complicado. ¿Imposible? Nada es descartable en estos reinos de fuego valyrio y dragones. Que se lo digan a Melisandre.
Volver a empezar, otra vez, por Eneko Ruiz Jiménez
Los mejores capítulos de Juego de tronos son los autocontenidos, los que tienen un foco claro. Esos son por los que recordamos de la serie, de los que no podemos dejar de hablar, pero a estas alturas deberíamos saber que eso nunca ocurre en los primeros episodios. Sin embargo, año tras año seguimos hinchando las expectativas. Los actores dicen que el estreno será explosivo y el espectador quiere ser sorprendido (este año incluso más ahora que no sabemos lo que pasa en los libros), pero Juego de tronos tiene las leyes de la narrativa claras: primero la introducción, después el nudo y al final el desenlace. Así, el primer episodio de la sexta temporada vuelve a ser una presentación del enésimo golpe al status quo de su ensalada de personajes, sin grandes sorpresas, ni respuestas. El espectador no se levanta de su sitio gritando. Ya habrá tiempo para ello.
Brienne por fin cumple una misión que en los libros se ha hecho frustrante e imposible; Daenerys descubre una vez más que quizás nunca llegará al Trono de Hierro (su historia no necesita más pasos atrás) y las Serpientes de arena (que nunca nos han interesado demasiado) se rebelan contra el mundo de los hombres, aunque lo mejor se hace esperar, con un final onírico protagonizado por Melisandre. Todo cambia, pero, en realidad, todo sigue igual. Al menos hasta que llegue ese capítulo superproducción que vuelva a sacarnos los ojos de sus cuencas. Y ya nunca más volveremos a echar la mirada atrás.
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