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El crecimiento de El Prat agrava las pérdidas de los aeropuertos de Girona y Reus

El aeródromo barcelonés alcanza resultados históricos de pasajeros mientras que los regionales los pierden

Marc Rovira
El vestíbulo del aeropuerto de Reus.
El vestíbulo del aeropuerto de Reus.JOSEP LLUÍS SELLART

El aeropuerto de Barcelona-El Prat encadena una ristra de meses presumiendo de récords. A falta de que AENA confirme los datos de diciembre, la delegación del Gobierno en Cataluña ha adelantado que la cifra total de pasajeros rondó los 43 millones el año pasado. Pero ese crecimiento incesante que presenta El Prat penaliza a los aeropuertos secundarios de la red estatal. Reus y Girona operan bajo mínimos y su rentabilidad queda expuesta. La Generalitat considera que Vilobí d'Onyar opera en pérdidas y el tarraconense pierde 4 millones anuales, según AENA.

El aeropuerto de Vilobí d'Onyar (Girona) acumula siete años perdiendo actividad. La merma de pasaje es constante y, a falta de que se haga público el balance del último mes, en 2016 la caída fue del 6%. Apenas si se alcanzaron 1.650.000 pasajeros, unos cien mil menos que el año pasado. La Generalitat considera que si no se llega a los dos millones de pasajeros anuales, el aeropuerto y toda la economía que depende de él, pierde dinero.

Diputación de Girona, Cámara de Comercio y el Gobierno catalán integran la AGI, la Asociación para la promoción y desarrollo del aeropuerto gerundense. El ente, del que se desvinculó el Ayuntamiento de Girona por no poder asumir la cuota anual, ha aprobado aumentar en 2017 un 31,6% los fondos de promoción del aeropuerto Girona-Costa Brava. En total, se inyectan 5.457.100 euros. Eudald Casadesús, delegado del Gobierno catalán en Girona y presidente de la AGI, se ha mostrado confiado en que 2017 marcará un “punto de inflexión” y que el aeropuerto remontará hasta los dos millones de pasajeros.

Ryanair concentra buena parte de las expectativas de crecimiento. La compañía de bajo coste ha previsto para la temporada de verano nueve rutas nuevas, ocho de ellas al Reino Unido y una a Rumanía. No es la primera vez que la aerolínea irlandesa centraliza las esperanzas de futuro del aeropuerto de Girona.

La terminal, el aparcamiento y las instalaciones ejemplifican el antes y el después de lo que supuso hace una década la primera gran apuesta de Ryanair por la Costa Brava. Poco queda del fulgor que inyectó la compañía en las pistas de Vilobí d'Onyar. Entre 2007 y 2008 el aeropuerto Girona-Costa Brava sumaba incrementos de tráfico de hasta el 34% y veía pasar a 5,5 millones de pasajeros. La vorágine desencadenó inversiones cercanas a los 90 millones de euros.

Las plazas de aparcamiento se multiplicaron —y se hicieron de pago—, la terminal se remozó, se redoblaron los puntos de venta de billetes y de facturación de equipajes, se habilitaron más talleres de mantenimiento de los aviones y se construyó una estación de autobuses. La llegada de Ryanair convirtió en un aeropuerto práctico y moderno aquello que para los vecinos de la zona siempre había sido un “campo de aviación”. La progresiva incorporación de rutas fue paralela a un crecimiento de la infraestructura. Según la proyección que consta en el plan director, las instalaciones actuales están diseñadas para albergar a 8 millones de pasajeros al año. El redactado del plan prevé que el tope de actividad, cercano a los 9 millones de pasajeros, debería acaecer en algún momento entre los años 2015 y 2020. Actualmente no se llega ni a una cuarta parte de ese volumen.

Reus: caída sostenida

Caso parecido es el de Reus. Con una capacidad prevista para tres millones de pasajeros al año, apenas si se superan los 800.000 usuarios. El aeródromo de Tarragona ha logrado en 2016 frenar la caída sostenida de los últimos ejercicios, el año pasado sumó un 16% de usuarios, pero está casi en la mitad de los volúmenes que manejaba hace diez años. Entonces AENA desembolsó siete millones y medio de euros para mejorar la infraestructura. Reus nunca fue una base de operaciones de Ryanair tan potente como fuera Girona pero los dos aeropuertos languidecen víctimas del mismo mal. El repliegue de la irlandesa en el Prat ha complicado la viabilidad de ambas instalaciones. Hace unos meses, en una comparecencia en la Cámara de Comercio de Reus, Carlos Medrano, antiguo presidente de AENA, cifró en más de 4 millones de euros anuales las pérdidas que sufre el aeropuerto reusense.

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