Junqueras trata de seducir a la CUP con más recursos para estructuras de Estado
Los Presupuestos prevén desarrollar la Agencia Tributaria y la acción exterior de la Generalitat
El Gobierno de Junts pel Sí presentó ayer sus primeros Presupuestos con un claro objetivo: convencer a la CUP para que los apruebe y asegurar así la estabilidad del Ejecutivo. Basa su estrategia de seducción en un aumento del gasto social —“son los más sociales de la historia”, subrayó el vicepresidente económico Oriol Junqueras— y en un alza de las partidas destinadas a armar estructuras de Estado como la Hacienda catalana y a elevar el volumen del discurso internacional del proceso. La partida para Exteriores y Cooperación crecerá un 73%, hasta los 34 millones.
El Ejecutivo de Carles Puigdemont aprobó los Presupuestos en uno de los momentos más críticos de sus relaciones con la CUP. Aunque el presidente de Convergència, Artur Mas, amenaza con romper la legislatura de la “desconexión” si no se aprueban unas cuentas públicas para el año en curso, Junqueras aseguró ayer que no es descabellado mantenerla viva con la actual prórroga de los de 2015. Los números del proyecto de ley aprobado ayer en el Palau de la Generalitat y remitido al Parlament muestran el interés de tratar al menos de convencer a sus aliados anticapitalistas. Ahora se abre un largo periodo de dos meses, que concluirá el próximo 20 de julio, en el que se tendrán o no que alcanzar acuerdos.
El Ejecutivo se vale de la rebaja de tipos para cuadrar las cuentas
El vicepresidente del Gobierno catalán, Oriol Junqueras, insistió ayer en el “rigor” de los Presupuestos, que este año no incluyen ninguna partida ficticia. Las cuentas se basan en una previsión de crecimiento del 2,9% y la creación de 73.100 empleos y se ajustan al objetivo de déficit del 0,7% del PIB, al que el Ejecutivo catalán deberá llegar desde el 1,95% con el que cerró 2015 si no se tienen en cuenta las partidas de obra pública que tuvo que anotarse por decisión de la oficina estadística Eurostat.
La consecución de ese objetivo supone drenar 2.800 millones. Esa cantidad procede de tres grandes partidas: 1.407 millones de euros procedentes de la liquidación de 2014; 520 millones por la mejora del sistema de financiación, y 850 millones de ahorro por en intereses de la deuda.
En total, la Generalitat, que llegó a tener a afrontar unos intereses de más de 2.000 millones en 2014, pagará este año por ese concepto 863 millones. La cifra es la mitad de lo que abonó el año pasado gracias a la rebaja de los préstamos del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) al 0% y la evolución de los tipos de interés.
Estas partidas garantizan a Junqueras el ajuste. ¿Cómo puede incrementar el gasto? En total, el dispendio del Ejecutivo catalán crecerá el 1,5%, que Junqueras prevé sufragar con el incremento en la recaudación de los impuestos propios y cedidos, de 223,5 millones. El resto del aumento de los gastos departamentales se cubrirá con los ingresos finalistas procedentes del Gobierno central (263 millones más). Junqueras tiene otra carta en la manga: el ahorro de 150 millones de euros que obtendría si el Gobierno central decide volver a rebajar los préstamos del FLA al 0%.
La deuda pública seguirá creciendo, pero la mitad que el año pasado. Esta alcanzará los 76.610 millones, el 6% más, lo que Junqueras resaltó que supone volver a “niveles de antes de la crisis”.
El Departamento de Economía ha aprovechado el aumento del 1,5% del techo de gasto que le permite la mejora de la economía y de los ingresos públicos para aumentar en 874 millones el gasto social y permitir que esa partida represente el 73,6% del total. “Son los Presupuestos más sociales de la historia”, afirmó Junqueras en varias ocasiones.
A esa apuesta en educación, sanidad y asuntos sociales —que siguen muy lejos de los fondos de 2010, antes de los recortes— se le suma la inversión de recursos para consolidar el discurso independentista. El despliegue de la Agencia Tributaria de Cataluña tendrá 48,6 millones de euros, un 33% más que en 2015, mientras que el consejero de Exteriores, Raül Romeva, ampliará un 73% los recursos. El gasto para promocionar el catalán alcanza 35,6 millones, cifra algo superior a la de 2015.
La Generalitat contará el próximo año con unos gastos no financieros de 23.747 millones, 357 millones más que hace un año. Sus cuentas vuelven a cumplir sobre el papel el objetivo de déficit fijado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera para las comunidades este año, del 0,7%. En parte eso es posible por la mejora de la recaudación tributaria, que se sitúa en los 3.316 millones, frente a los 2.790 previstos el pasado año (finalmente se liquidaron 3.093 millones). Economía prevé sobre todo una mejora del sector inmobiliario, ya que sus estimaciones impulsan la recaudación por el impuesto sobre transmisiones patrimoniales —el que grava la compraventa de viviendas de segunda mano— un 24,7%, hasta los 1.665,9 millones.
El gasto crece pero la inversión en infraestructuras continuará en mínimos (1.401 millones, dos más que hace un año) e hipotecada por los sistemas de financiación diferidos. La inversión en política industrial abandonará los mínimos de los últimos años (pasa de 7,6 millones a 34 millones), aunque el comercio y el consumo pagan ese impulso público.
El proyecto se someterá al debate el 8 de junio. A la espera de la CUP, el resto de partidos anunció que presentará una enmienda a la totalidad. Ciudadanos lamentó que sean unas cuentas hechas para contentar a la CUP; PSC y Si que es Pot negaron que sean los más sociales de la historia y el PP advirtió de que el gasto social previsto es idéntico a la suma que la Generalitat se ahorrará con la rebaja de los intereses del FLA.
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