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La fiscalía pide cárcel para el dueño de dos caballos a los que dejó morir de sed

Las protectoras de animales celebran la decisión y confían en que sea disuasoria

Concordia Márquez, presidenta de CYD Santa María, junto a miembros del Seprona y de la Oca.
Concordia Márquez, presidenta de CYD Santa María, junto a miembros del Seprona y de la Oca.

Fuera estaba la pradera verde. Dentro, la muerte. El mal olor fue lo que hizo que vecinos de fincas cercanas avisaran al Seprona. Cuando los miembros de la Asociación CYD Santa María entraron en las cuadras descubrieron los cuerpos putrefactos de dos caballos. Un tercero agonizaba a su lado. Al igual, que sus compañeros tenía la boca destrozada de comer el suelo y la pared de hormigón. Su dueños les había encerrado en su cuadra sin comida. También les había cortado el agua. La fiscalía pide ahora 10 meses de cárcel y dos años de inhabilitación por maltrato en una decisión pionera que para las protectoras de animales servirá para, al menos, remover conciencias entre los que planeen actuaciones similares.

Ocurrió el 8 de enero de 2013 en Coín (Málaga). Como es habitual en su labor, la asociación fotografió su llegada a las cuadras tras ser avisada por los agentes de la Guardia Civil para que se hicieran cargo en su albergue del único caballo superviviente. En esas imágenes aparece la crudeza de los animales muertos. También Concordia Márquez, la presidenta del colectivo, llevándose al caballo vivo mientras se tapa la nariz para soportar el hedor.

Virginia Solera, portavoz de CYD Santa María, recuerda la frialdad del dueño. “Es cierto que se abandonan muchos animales. Y que cuando te encuentras a los propietarios ves muchos casos de gente desesperada, que se han quedado sin dinero no solo para cuidar de los caballos, sino para sostener a sus familias. O ancianos con demencia senil. Pero él se bajó del coche, contó que tenía problemas económicos y así, con toda la tranquilidad, justificó lo que había hecho”.

CYD Santa María salvó a un tercer equino que estaba agonizando

Lo que había hecho fue dejar morir a sus tres caballos impidiéndoles salir de su cuadra. También les cortó el agua para que no hallaran resquicio donde beber. Debieron pasar muchos días de agonía. El caballo vivo se encontraba en pésimo estado. “Estaba desnutrido y con grandes heridas. Para sobrevivir, había tratado de comerse el suelo y la pared”, narra Solera. “La finca estaba bien. Fuera había una inmensa pradera verde”, recuerda. La fiscalía ha atendido la denuncia del Seprona y pide cárcel para la persona que dejó morir a sus animales. “Para nosotros es una decisión pionera, porque hasta hace poco los caballos eran considerados animales de renta. Sus propietarios podían hacer lo que quisieran con ellos. Hemos conseguido que sean considerados animales domésticos”, celebra la portavoz de CYD Santa María. “Habrá que esperar al juicio”, añade.

La asociación está en Alhaurín de la Torre (Málaga). Tiene capacidad económica y humana para atender a 35 caballos, aunque ahora alberga a 70. Se añaden también perros, gatos y otros animales abandonados. “Estamos saturados”. Llevan así más de cuatro años. La crisis ha hecho que 110.000 caballos hayan sido llevados al matadero en España en el último año, según datos del Gobierno. A eso se añaden los abandonados y los sacrificados con los propios medios de sus dueños. “A pesar de estas cifras, ninguna Administración se ha sentado a estudiar una solución”, lamenta Solera.

Pero esta historia tiene un final feliz. Adham, el caballo superviviente, conoció el pasado verano, a Lizanne, una joven holandesa de 19 años, que estuvo de voluntaria en CYD Santa María. Aunque estuvo a punto de morir, Adham se ha recuperado y después de tres intensos meses de convivencia, Lizanne lo adoptó y se lo ha llevado a su casa en Holanda. La asociación sigue atentamente los mensajes que les manda desde su país su nueva dueña. Su cuadra limpia, sus lazos de estreno, su manta brillante, los prados verdes por donde pasea. El álbum de fotos de una victoria frente al maltrato animal.

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