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Reportaje:

Las aventuras de Pequeño Bush

Unos irreverentes dibujos animados ridiculizan la política estadounidense

Yolanda Monge

El fornido colegial cree que Bagdad es el lugar en el que comprar un regalo para el Día del Padre (que este domingo se celebra en EE UU). Al fin y al cabo la palabra contiene "dad" (papá en inglés)... Señoras y señores, con ustedes: "El Pequeño Bush: Residente de Estados Unidos". Pero no viene solo. Llega de la mano de sus amiguitos: Pequeño Cheney, Pequeña Condi, Pequeña Clinton y -¡oh, lástima para los creadores!-, desgraciadamente demasiado tarde para Pequeño Rummy (el secretario de Defensa Donald Rumsfeld fue fulminantemente despedido el otoño pasado, aunque se ha mantenido el personaje, no en vano la voz se la pone Iggy Pop, cuyo caché no debe ser "pequeño" exactamente). La nueva serie de dibujos animados del canal por cable Comedy Central -que lanzó a la fama a South Park- está llena de incorrección política. Lo que en EE UU es sinónimo de escándalo.

El primer episodio de la serie, colgado en una 'web', obtuvo más de un millón de visitas

Literal: Pequeño Cheney se introduce en el útero de la madre del actual presidente de EE UU. Literal: "Barb" acoge en su seno al actual vicepresidente norteamericano. Es la visión surrealista de los guionistas de la nueva serie, entre los que se encuentra Donick Cary, creativo de Los Simpsons y del Show de David Letterman, de lo que hubiera sido una aventura entre mamá Barbara y Dick Cheney. Pero Barbara Bush tiene más papel. La mujer y madre de presidentes acosa sexualmente a un niño y acaba abortando en una clínica en la que Hillary Clinton, Pequeña Clinton, trabaja "para pasar el rato" después de la escuela. Pequeña Condi no para de pedirle besos a Bush y confesarle su amor mientras éste sólo tiene ojos para una Laura Bush que es totalmente muda e inexpresiva...

En el primer episodio el día del padre está por llegar y Pequeño Bush quiere hacerle un regalo muy especial a su papi, pero no tiene ni idea sobre qué le puede regalar al hombre más poderoso del planeta. "Ya está", se dice, "voy a buscar buenas noticias en Irak, le voy a regalar algo bueno de esta guerra". Pequeño Bush decide alistarse en el Ejército. Para ello tiene que pasar un test psicotécnico que consiste en escribir adecuadamente el propio nombre y la fecha del día. "El nombre está bien", le dice el examinador. "Pero como fecha de hoy has escrito la palabra tomate"... "No pasa nada: ¡bienvenido al ejército!", le felicita.

Así que Pequeño Bush se va a la guerra con sus amigos Pequeña Condi, Pequeño Cheney y Pequeño Rumsfeld para descubrir que en realidad Irak esconde el mejor parque temático del mundo, donde el dinero y el petróleo emanan de todas las fuentes posibles, Halliburton-Land.

Irreverencia tras irreverencia, pero todas cargadas de actualidad y crítica política. El germen de la serie fue en origen un éxito en el teléfono móvil de miles de americanos, quienes recibían en breves episodios de cinco minutos las aventuras de Pequeño Bush formándose para llegar algún día a ser presidente. Cuando el primer episodio se colgó de la página web break.com obtuvo más de un millón de visitas. Comedy Central se percató del éxito de los episodios y encargó una primera temporada que consta de seis capítulos y que ha empezado a emitirse en la noche del pasado miércoles. Sin duda, el personaje que brillará con luz propia será "el mejor amigo de Pequeño Bush", el ligón que seduce a su madre, Pequeño Cheney, que no es capaz de pronunciar una palabra y se alimenta de la sangre de pájaros vivos tras arrancarles la cabeza.

Pero Pequeño Bush no sólo se ensaña con la Administración republicana y las polémicas elecciones de 2000, el escándalo de Halliburton... En el episodio de la próxima semana, Pequeño Bill intenta devorar a las gemelas Lewinsky hasta que la sargento Hillary viene a darle unos azotes. Busquen ustedes los parecidos con la realidad.

Pequeño Cheney, Pequeña Condi (arriba) y Pequeño Bush, en la serie.
Pequeño Cheney, Pequeña Condi (arriba) y Pequeño Bush, en la serie.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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