Un año
Querido José Couso:
En ese lugar donde ya poco importan las noticias, y al que fuiste enviado fría y deliberadamente hace un año, espero que leas esta pequeña carta que te dedico para, pese a todo, ponerte al corriente de cómo va el asunto.
Sabrás -porque están a tu lado, con Julio y los colegas árabes- que han seguido muriendo periodistas, pero eso es quizá lo de menos; la profesión, quiero decir; porque desde entonces ha experimentado bajas el entero elenco de los oficios posibles. Espías y escolares, maestros y militares, enfermeras y enviados especiales de la ONU, porteros y policías, mercenarios y comisionistas, clérigos y ateos. Inocentes, sobre todo. El mundo se ha convertido en una colcha parcheada en la que resulta difícil encontrar un pedazo que no haya sido contaminado por la sangre. El Irak que tú apenas conociste es hoy un territorio comanche donde se muere y mata a voleo, una trampa de caos y anarquía.
Mientras ello iba ocurriendo, las tres brujas de Macbeth canturreaban sus milongas. Pero ha empezado a suceder algo esperanzador, algo que no nos convertirá en gente más segura pero sí más digna. Hemos empezado a castigar a los embusteros. No más mentiras como las que nos arrastraron a una invasión que no aprobábamos, no más mentiras como las que envolvieron el repugnante ataque del que fuiste víctima. Hemos rechazado a los mentirosos. Y una de las brujas pronto montará en su escoba, y limitará sus esfuerzos a convertir la Universidad de Georgetown en un mundo mejor: a ver, esa sonrisa.
Sabrás que el Colectivo de tus Hermanos y Amigos no ha cesado en su empeño, que hoy mismo tu hermano Javier y dos compañeras están en Bagdad para homenajearte, a ti y a todos los periodistas asesinados, y para denunciar los crímenes de guerra contra el pueblo iraquí.
Paralelamente, en Estados Unidos, una comisión investiga la actuación de sus autoridades cuando el 11-S y las verdaderas razones que condujeron a la destrucción de Irak. Es una iniciativa impulsada, sobre todo, por familiares de las víctimas de aquel otro aciago día.
Hoy hay muchas concentraciones en tu honor, José Couso. Allí estarás, lo sé. Con los que no olvidamos, ni perdonaremos hasta que se haga justicia.
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