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Columna
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Inolvidable

Manuel Rivas

A principios de este año, en Colombia, me interesé por una obra titulada Tratado de culinaria para mujeres tristes, pero la librera deslizó en mis manos otro libro diferente. No era triste, la librera, aunque sí de ojos muy grandes, de una sensualidad kafkiana, con su río Moldava y todo. "Mejor lea ahora éste, del mismo autor". Y lo tomé como una orden fraternal y clandestina. Una cosa es que te recomienden un libro y otra que te lo deslicen. Un libro deslizado pesa lo que una implicación. Emite un rumor. Se agita en la bolsa como un verderón inmigrante, de los que se guían por la polar, atrapado en el día. No sé si un libro puede cambiar la vida, pero sí que puede alterar tu reloj biológico. El olvido que seremos, de Héctor Abad Faciolince, me mantuvo en vigilia toda la noche. Habría que hacer un canon de los libros que no te dejan dormir. En Colombia comprobé que El olvido que seremos iba de mano en mano, deslizándose como un sortilegio contra la vesania. El día en que iba a ser asesinado, el 25 de agosto de 1987, Héctor Abad, padre, copió en un papel un soneto borgiano que comienza así: "Ya somos el olvido que seremos...". Pero, ¿quién iba a hacerle daño al doctor Abad? Médico, humanista, profesor de la Universidad de Medellín, era también presidente del Comité de Derechos Humanos de Antioquia. Había ayudado a nacer a pobres y ricos. Plantaba árboles en los agujeros del tiempo. Era bondadoso hasta el despiste. Un día se quedó solo en una manifestación. Solitario, pulcro, con traje, corbata y pancarta, frente a un carro antimotines. Le dejaron libre. Lo había confundido con un camión de la basura. ¡Era el doctor Abad! Lo asesinaron a la puerta del velatorio de un maestro sindicalista, el día en que copió el soneto sobre el olvido. Y ese mismo año mataron a su sucesor en el Comité de Derechos Humanos. Y al sucesor del sucesor también lo mataron. Pero el libro del hijo, que ahora se edita en España, no es sólo un relato de crímenes impunes. Es un libro con boca. La boca inolvidable de la gran literatura que ha sobrevivido a la extinción de las palabras.

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