Hollywood intenta apuntalar la Tierra
El documental de Gore abre paso a filmes sobre el deterioro del planeta
Se acabaron los héroes y los villanos a la antigua usanza. Nada de mafiosos limpiando el nombre de la familia, dictadores crueles sometiendo a su pueblo o terroristas desalmados con acento extranjero tomando rehenes en rascacielos con la Novena sinfonía de Beethoven como música de fondo. El cine inaugura protagonista: el planeta Tierra. Y enemigo: los humanos. Hace menos de un mes, el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore recogía un Oscar por su premonitorio documental Una verdad incómoda. Un éxito de público y crítica que parece haber empezado a crear escuela en Hollywood.
La industria del cine de EE UU pinta la Tierra como sufrida víctima atacada por los humanos
Si Gore es capaz de no dormir a nadie con más de hora y media de tablas y gráficos sobre la amenaza del cambio climático, el nuevo maestro del suspense, M. Night Shyamalan, no tendrá muy difícil situar al filo de la butaca al espectador con un filme de trama ecológica. En el mundo desquiciado y acelerado en que se ha convertido el planeta tierra, un día las personas comienzan a matarse unas a otras sin un motivo aparente. Un padre de familia intenta salvar a sus seres queridos de la carnicería. Para ello deberá descubrir los motivos que han provocado el desastre, que no serán otros que una catástrofe ecológica. The happening (así se titulará el filme en inglés) comienza a rodarse este verano en Filadelfia; el guión llevaba el obvio título El efecto verde.
Frente a la heroína de carne y hueso Erin Brockovich, papel que reportó un Oscar a la actriz Julia Roberts, los metalizados Transformers. Personajes de dibujos animados que han vivido en el imaginario de los niños americanos desde 1984, ahora llegan a la pantalla con actores de carne y hueso manufacturados con la más sofisticada tecnología en tres dimensiones y con la firma del mismísimo Steven Spielberg como productor ejecutivo y con el estreno programado para el próximo 4 de julio, fiesta de la independencia estadounidense. La historia, por supuesto, tiene tintes ecologistas.
En el planeta Cibertrón viven los robots, que se transforman en objetos tan diversos como un coche o una pistola. Para estas transformaciones dependen de algo tan básico como el petróleo. Cuando se dan cuenta de que la gasolina se les acaba, se dedican a buscar energías en otros planetas. Así es como llegan a la Tierra, un planeta que está hecho una piltrafa pero que, afortunadamente para ellos, usa los gases y minerales que requieren en cantidades ingentes. Los transformers lucharán por controlar los recursos más preciados del planeta. Atrás quedaron los humanos como víctimas luchando contra el sistema. Atrás quedó Meryl Streep en Silkwood con su drama particular en una planta procesadora de plutonio. Ahora es la Tierra la que se revela. Está enfadada y decide cobrarse la revancha.
Renovarse o morir. Quizá sea sólo una cuestión de tiempo que se inaugure una sección bajo el epígrafe películas ecológicas. El último objeto de culto en los videoclubes estadounidenses es ¿Quién mató al coche eléctrico?, un documental de bajo presupuesto dirigido por Chris Paine, que analiza la breve vida del coche eléctrico que General Motors comercializó en California en los años noventa. La alternativa más fiable a la gasolina falló, según este documental, por la desidia de los usuarios, el poco interés de los fabricantes y la extrema presión de las compañías petrolíferas.
¿Quién podía trabajar en estas compañías? ¿Les suenan Dick Cheney, Condoleezza Rice y Andrew Card? El vicepresidente de EE UU, la secretaria de Estado y el jefe de gabinete de la Casa Blanca eran ejecutivos de diversas empresas del ramo en aquella época.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.