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Columna
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Comunistas

A raíz del XVIII congreso del PCE este periódico nos presentaba a una joven promesa del comunismo, la camarada López Barceló. A sus 26 años, López Barceló ha sido ya candidata a las elecciones europeas y hoy trabaja en el área de juventud de Izquierda Unida. López Barceló sigue la estela de los líderes actuales que se curten en el asalariamiento político desde pequeños. Nuestra camarada reflexionaba sobre el hecho de ser comunista hoy. A juzgar por sus respuestas, es posible enfrentarse a esta ideología con la misma inalterada ilusión que en las vísperas de la toma del Palacio de Invierno. Un siglo, el XX, no es nada. Según ella, hay que observar la historia soviética desde un punto de vista "positivo": "la URSS liberó los campos de concentración alemanes". Desde luego hay que ser tremendamente positiva para olvidarse de los muchos millones de muertos en el Gulag.

El positivismo de nuestra camarada no se detiene en su peculiar memoria histórica, también se ejerce sobre el presente: en la misma semana en que Yoani Sánchez era retenida por la policía cubana, nuestra camarada nos informaba de que hay más presos políticos en España que en Cuba. En cuanto a los últimos fusilamientos de Castro: "¿Es que unos fusilamientos manchan un régimen para siempre?". Pero hay una sombra que altera su edificante optimismo, ay: el aniversario del derrumbamiento del muro de Berlín. ¿Cómo alegrarse del fin de una ilusión?

"No tengo que pedir perdón por ser comunista", declaraba Centella, el nuevo secretario general, y repetía, como un mantra, la joven militante. Una esperaría que tras esta frase los comunistas que no tienen que pedir perdón efectuaran un inequívoco corte quirúrgico entre el pasado y el hoy. Pero no. Según López Barceló, la gran enseñanza recibida de los viejos camaradas es "no desistir nunca". Así les va.

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