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Reportaje:

Castro contra Edison

Cuba prohíbe importar bombillas convencionales para ahorrar energía

En Cuba, las viejas bombillas incandescentes han caído en desgracia. Debido a su alto consumo, ya desde hace meses en los discursos oficiales eran tratadas casi como agentes enemigos, y en medio de una feroz campaña de ahorro energético se suspendió su venta en todos los establecimientos estatales, decretándose incluso la destrucción de las existencias que quedaban. La semana pasada llegó el último golpe, definitivo y demoledor, contra las lámparas tradicionales, una resolución del Ministerio de Comercio Exterior que prohíbe la importación "de bombillos incandescentes de más de 15 vatios, para iluminación de viviendas y locales de entidades".

Los cubanos, usualmente se refieren a las bombillas eléctricas en masculino como bombillos, nadie sabe bien por qué razón. Y entre los bombillos, los incandescentes eran los más populares en la isla, hasta que llegaron los apagones. Desde los años noventa, el Gobierno empezó a concienciar a la población para sustituir los viejos candiles por bombillas ahorradoras, tubos fluorescentes y luces frías de menor consumo, como parte de la batalla nacional contra el despilfarro.

Sabedor del malestar y del descreimiento de sus compatriotas, Castro pidió "un poquito de paciencia"

Sin embargo, el mensaje no caló lo suficiente. Y fue en abril de este año, poco antes de comenzar la actual crisis energética que ha provocado apagones de siete horas diarias en La Habana y el doble en otras ciudades cubanas, cuando llegó Fidel Castro y mandó parar.

El 21 de abril, durante una comparecencia televisiva, el líder comunista anunció que no se venderían en su país más bombillos incandescentes, ni en moneda nacional ni en divisas, y que se cancelarían las importaciones. Castro informó ese día de que Cuba compraría a China 1,5 millones de bombillas ahorradoras y dos millones de tubos fluorescentes para sustituir las viejas bombillas de forma gratuita en todos los hogares.Cuatro días después de sus palabras, el Gobierno elaboró una resolución que establece que, "a los efectos de contribuir a la política de ahorro de electricidad, (...) se ha considerado procedente cancelar la importación" de lámparas de incandescencia.

La norma instruye también a todas las "entidades importadoras" a abstenerse de "suscribir contratos de compraventa internacional de estos productos, sin que previamente hayan obtenido la autorización técnica que disponga el Ministerio de Industria Básica". Dicho ministerio sufrió los efectos de los apagones, y su titular, Marcos Portal, que ocupó el cargo durante más de 20 años, fue destituido.

En su último discurso, el pasado día 26, Castro volvió al tema de los apagones, que han provocadocríticas abiertas de la población, algo que no es muy usual en Cuba. El mandatario explicó que se están realizando importantes inversiones para mejorar la infraestructura de las redes eléctricas, y dijo que se han destinado 250 millones de dólares (208 millones de euros) para adquirir equipos y sistemas que en el plazo de un año permitirán aumentar la capacidad de generación de electricidad en un millón de kilovatios, casi un tercio de la capacidad actual. Esto, unido a las medidas de ahorro adoptadas, incluida la defenestración deshonrosa de las bombillas incandescentes, permitirá a Cuba acabar con los apagones en el segundo semestre del año 2006, según dijo.

Sabedor del malestar en las calles y del descreimiento de muchos de sus compatriotas, Castro les pidió "un poquito de paciencia". Y afirmó que, en contra de lo que sostienen "los enemigos de la revolución", que "han pretendido utilizar jubilosamente" el asunto de los apagones como muestra de que la isla atraviesa una profunda crisis, la economía cubana va bien.

Una mujer vende velas en una calle de La Habana.
Una mujer vende velas en una calle de La Habana.ASSOCIATED PRESS

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