La última moda, todo por un yen
HACE UNOS AÑOS Japón era conocido como el país de los smartphones 3G que costaban un yen (0,007 euros). La terrible competencia en el sector de la telefonía móvil hizo que los precios de los teléfonos móviles bajara y bajara hasta llegar al límite del solitario yen. Según, la ley en Japón hay que pagar al menos un yen para comprar algo.
No sólo los móviles más básicos costaban un yen, sino que los móviles más avanzados también costaban lo mismo. El objetivo de las operadoras era conseguir abonados fuera como fuera, aunque tuvieran que perder dinero regalando terminales. Hoy en día esta práctica tan agresiva ya no se aplica a todos los móviles sino a algunos de ellos. Por ejemplo, un iPhone de 8Gb en Japón se puede conseguir por un yen con contrato de dos años. Aunque en España se han seguido algunas prácticas parecidas no han llegado nunca a tales extremos.
La moda del ultraligero
Lo mismo que pasó con los teléfonos móviles está ahora pasando con los netbooks, los ordenadores portátiles ultraligeros, lo único que sube en este mundo de crisis.
En Japón desde hace unos diez años existe un mercado de ordenadores portátiles superpequeños con pantallas de entre 6 y 12 pulgadas, pero nunca los llamaron netbooks. (un tamaño intermedio entre los superpequeños y el portátil clásico) Eran portátiles como cualquier otro y costaban mucho más que un portátil más grande, aunque fueran menos potentes. Había poca competencia en el sector.
Pero el boom mundial de los netbooks, encabezado por fabricantes no japoneses como Asus y Acer, también ha llegado a Japón. Al principio con poca fuerza porque las marcas locales como Toshiba o Panasonic intentaban proteger su mercado nacional en el que podían vender sus propios netbooks cuatro o cinco veces más caros que las marcas taiwanesas Acer o Asus.
Poco a poco las marcas locales han ido sucumbiendo a la avalancha de netbooks que invaden el mercado. En el 2007 se vendieron cien mil netbooks en Japón y en el 2008 más de un millón.
Tanta es la competencia que desde hace unos meses se puede comprar cualquier modelo de ultraligero por 100 yenes o incluso el famoso y solitario yen. La condición para poder conseguir un terminal tan barato es que hay que firmar un contrato de datos 3G (HSDPA) durante dos años.
Los contratos de datos varían según la compañía. Por ejemplo EMobile, la compañía más popular en contratos de datos en Japón ofrece tarifa plana a 7.2Mbps por 6.000 yenes al mes (45 Euros) sin ningún límite de volumen de datos.
Al ser una velocidad bastante decente por un precio razonable muchos consumidores están optando por cancelar la conexión de fibra óptica en casa y utilizar 3G como método de conexión tanto en casa como fuera.
Otra de las opciones que ofrece EMobile es un contrato de voz junto al de datos, con el que puedes conseguir un netbook y un teléfono móvil todo por 100 yenes y la tarifa plana de datos se aplica tanto al móvil como al netbook. La tarifa de voz se paga aparte, si es que se tiene.
EMobile y otras operadoras como Docomo o AU-KDDI confiesan que están perdiendo dinero con las campañas de 100 y 1 yen en las que prácticamente están regalando ordenadores. Según varios analistas y consultoras (como Goldman Sachs y Morgan Stanley) esta tendencia durará como mucho hasta finales del año que viene, cuando las operadoras hayan podido capturar un número suficiente de clientes 3G como para no tener que seguir regalando ordenadores a cambio de un yen.
Parece que por fin está produciéndose la revolución de un verdadero Internet móvil, acceso a la red desde cualquier lugar, sin tener que estar atado a cables o al Wi Fi de casa, a cambio de unos precios más que razonables.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.