Gran actriz

Firmada por un director, Juan José Jusid, que ha tocado todos los géneros, y en ocasiones con el ojo puesto en realidad más cercana y lacerante (Made in Argentina); revestida con aires cosmopolitas que arropan una anécdota más bien escasa, por no decir mínima, y con las hechuras de la comedia romántica clásica convenientemente puesta al día, Apasionados puede resumirse de forma palmaria diciendo que es un entretenimiento menor hecho con el ojo puesto descaradamente en la platea (le salió bien, al menos en Argentina, donde batió marcas), con actores solventes y unas expectativas que se cumplen sin miramientos. De hecho es así: comedia de enredos cuyo final se intuye desde el comienzo, Jusid hace de sus escasos mimbres la ocasión para una débil metáfora sobre la maternidad uniparental, un discursillo moderadamente modernete sobre la familia de nuevo cuño, los nuevos roles sociales (de paso, cumple con el sagrado deber contemporáneo de recordar que toda mujer que vive sola encuentra la comprensión en un gay simpático y desprejuiciado) y la soledad femenina; todo, menos original.

Que la película no sea inmediatamente olvidada corre por cuenta no de Jusid, ni del tema, ni del enredo amoroso, sino del trabajo superlativo de Natalia Vereke, espléndida actriz criada en España que vuelve a demostrar su solvencia (recuérdese El hijo de la novia) en una película producida en su país de origen.

Es la suya una faena encomiable, llena de fuerza y matices, porque tiene que dar sentido a un personaje contradictorio, en los límites del capricho; y lo hace con extraordinario brío, con desarmante credibilidad, con precisa hondura: su trabajo constituye el disfrute que cualquier cinéfilo puede obtener de una película tan blanda, sosa y predecible.