"Con Cortázar aprendí lo que era la literatura"

Unai Elorriaga nació en Getxo hace 34 años. A los 25 ganó el premio Nacional de Narrativa con su novela Un tranvía en SP, escrita en euskera y traducida más tarde al castellano. El pelo de Vant'hoff y Vredaman, este último publicado recientemente, completan su bibliografía, donde la infancia se asoma como una constante protagonista. El joven escritor ha probado rápidamente las mieles del éxito literario, pero eso le ha provocado un mayor compromiso con la palabra. Leer y releer son sus actividades favoritas, a las que se dedica cuando no escribe y las que interrumpió para responder sobre sus tres obras favoritas.

Recuerdos indispensables

ITOIZ, zekiel (Elkar)

JULIO CORTÁZAR, Los cuentos completos (Alfaguara)

CHRISTOPHER NOLAN, Memento (New World Films International, SA)

Lo fantástico y lo surrealista del escritor argentino Julio Cortázar son la elección de Unai Elorriaga para llevar a una isla desierta. "En una isla habrá mucho tiempo para leer y pensar sobre lo leído, por eso me llevaría a Cortázar. Los cuentos completos son inacabables, siempre encuentras algo nuevo. Es como ver un hilo nuevo en cada lectura y cuando tiras de él siempre aparece algo distinto. Siempre te sorprende, incluso cuando ya has leído alguno de los cuentos. Cortázar me gusta tanto que lo he leído varias veces. Hay un cuento muy curioso que se llama No se culpe a nadie que casi me sé de memoria".

La lectura de Los cuentos completos sirven de detonante para conocer el estilo de Cortázar, quien tiene a las islas como constantes protagonistas. El relato La isla del mediodía, donde describe así al personaje principal: "Prefería estar solo aunque le hubiera gustado más bañarse en la playa de arena; la isla lo invadía y lo gozaba con una tal intimidad que no era capaz de pensar o de elegir".

Cortázar es fundamental para Unai. "Me inspira, me enseña y de alguna forma me ha determinado para dedicarme a escribir. Leí a Julio Cortázar a los 18 años y fue entonces cuando aprendí lo que era la literatura. Después de sus cuentos pude comenzar a leer Rayuela y mi vida cambió, me parece una obra más que alucinante".

En 1978 Unai Elorriaga tenía cinco años. Ese mismo año el grupo vasco Itoiz editó su segundo disco, Ezekiel, la elección musical de Unai. "Ezekiel es un disco que me recuerda a la época de mi niñez, cuando no me daba miedo ni frío entrar en las mareas vivas del Cantábrico. El recuerdo es muy claro y específico: durante septiembre en el mar". Que Unai escuchara la música de Itoiz de tan pequeño no fue por casualidad. "Itoiz se escuchaba en el año 82 u 83, y mis hermanos, que me llevan 10 y 8 años, me lo presentaron. Bueno, es un decir. Ellos a mí no me hacían caso, pero escuchaban ese disco todo el tiempo y a mí se me pegaron sus melodías. Era muy pequeño, me gustaba la música, pero no entendía bien sus letras. Hoy les he vuelto a escuchar y siempre es el mismo sentimiento: un recuerdo de mi infancia y de las piscinas, no sé por qué. Las letras ahora cobran forma y me doy cuenta del surrealismo que tienen. Ahora las entiendo".

Pillar los errores de un guión

En el 2000 la película Memento, del director Christopher Nolan, sorprendió por su manufactura sencilla y la complejidad de su historia. Unai Elorriaga ha elegido esta película para llevarla a una isla desierta "porque tiene cientos de interpretaciones y en una isla tendré mucho tiempo para encontrarlas. Estando tan solo tienes que llevar cosas que te den qué pensar".

Unai ha preparado un día ideal en la isla. "La película Memento es perfecta para verla después de haber leído y pensado sobre Cortázar". Aunque luego de reflexionar un poco, aclara: "La estética de la película es dura, algo deprimente, y los tatuajes me dan un no sé qué. Pero la historia es magnífica, sobre todo por cómo está contada. Es un guión muy difícil de construir y estoy seguro de que tiene algún fallo, por eso también me la llevaría: para encontrar los posibles errores en el guión y mantenerme entretenido".