Subidas de precios y nuevas inquietudes
Los últimos acontecimientos políticos del Magreb, la crítica situación en Libia y la todavía presente desgracia medioambiental de Japón están incidiendo en las variaciones de precios en el ámbito del petróleo y de los alimentos. Con la globalización actual de la economía mundial, en la que todos los países dependen en mayor o menor medida de los otros, nadie se salva de los efectos de estos acontecimientos, aunque algunos países son más rápidos que otros en reaccionar y poner remedio a la situación creada.
El precio del petróleo es uno de los más vulnerables y volátiles por ser un bien demandado en todos los países desarrollados y, en mayor medida, por el fuerte crecimiento de su consumo en los países en vías de expansión. Partiendo de una tendencia alcista, el crudo comenzó el año 2011 con un precio de referencia en torno a los 90 dólares por barril, y tras los acontecimientos políticos del Magreb alcanzó un máximo de 112 dólares. Posteriormente ha bajado de los 100 dólares por el anuncio de un incremento de la producción.
La dependencia exterior del suministro de gas y de petróleo sigue siendo mayoritaria en España
El BCE no debería añadir más dificultades a la recuperación de la economía de la eurozona
En cuanto a las expectativas a corto y medio plazo, el mercado continuará con gran volatilidad. Con el efecto devastador del tsunami en Japón y del parón nuclear provocado, se producen dos efectos contrarios. En el corto plazo la reducción de la demanda está aflojando la tensión en el precio, pero a medio plazo, cuando comience la reconstrucción, volverán las tensiones al alza. Por lo tanto, al hacer predicciones en las variaciones de los precios del crudo no se puede ser optimista, y habrá que contar con precios elevados del petróleo en los próximos trimestres.
En España, la incidencia del precio del petróleo en el IPC ha sido notable en los últimos meses. Con los datos del mes de marzo, el IPC creció el 3,6%; el IPCA, el 3,4%; el nuevo IPC a impuestos constantes (IPC-IC), el 1,8%, y la llamada inflación subyacente, el 1,8%. Al comparar el crecimiento de los precios de España con los de la zona euro se debe utilizar el IPCA, con un diferencial de 1 punto (3,4% frente al 2,4%) y aunque no se dispone de la información de marzo, el diferencial a impuestos constantes es bastante menor. En todo caso, está claro que los precios, como es ya habitual, continúan creciendo más en España que en el conjunto de la zona euro a la que pertenecemos.
Pero si queremos entrar en las causas de las elevaciones de precios es necesario diferenciar entre el IPC general y la llamada inflación subyacente, que excluye la elevación de los precios de la energía y de los alimentos frescos. Aunque también los precios de los alimentos frescos señalan una tendencia creciente, su tasa no es todavía muy elevada (2,9%), y son los precios energéticos los que están impulsando seriamente al alza el IPC español, aunque también el del resto de los países de la zona euro. En el último mes de marzo la tasa interanual de los productos energéticos fue del 19%, y la de los carburantes y combustibles, del 20,4%.
La dependencia energética exterior que España padece le hace más vulnerable a estas volatilidades de los precios del crudo. Aunque haya aumentado la producción con energías renovables y contemos con la energía hidráulica, la dependencia del gas y del petróleo sigue siendo mayoritaria. Con los últimos datos disponibles, la dependencia energética en petróleo en el consumo primario es del 48,5%, y la del gas, del 23,7%. A pesar de su crecimiento, el consumo primario de energías renovables es del 7,7%, y el de energía nuclear, del 10,5%. Esta dependencia no puede corregirse en el corto plazo, pero es importante estudiar todas las opciones con una visión de futuro.
Con las elevaciones de precios en la zona euro resurge un nuevo riesgo, en cierta medida ya anunciado, de cambio de tendencia de la política monetaria del BCE, con una elevación de los tipos de interés de referencia. El BCE se apoya en su objetivo de vigilancia de la inflación con el objetivo máximo de un aumento del IPCA del 2% en la zona euro. Pero debería analizar con cuidado las circunstancias actuales y las causas de los aumentos de los precios, ya que si el principal factor es la elevación de los precios de los carburantes, motivado por acontecimientos internacionales, el BCE no debería añadir nuevas dificultades a la recuperación de la economía de la eurozona.
Carmen Alcaide es analista y expresidenta del Instituto Nacional de Estadística (INE).
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