Cegado por la luz
El Gobierno español estudia recortar los subsidios a las energías renovables
Los españoles van a tener que acostumbrase a ver al Gobierno renegar de sus promesas. España, enfrentada a la carga de subvencionar al sector de las energías renovables del país, está planteándose cortar los generosos subsidios. Esto podría terminar perjudicando a inversores, sobre todo en energía solar.
El Gobierno desató la fiebre de la construcción de plantas solares al ofrecer una atractiva tarifa de alimentación. Esta garantizaba a los generadores un precio fijo por cada kilovatio hora de energía. Así nació un monstruo solar, y en 2008 España representaba la mitad de las nuevas instalaciones de energía solar del mundo en lo que a voltaje se refiere.
El Gobierno no tardó en reducir el alcance de su iniciativa. Pero España sigue obligada a subvencionar la producción más ineficiente de las primeras plantas solares, además de otras tecnologías, como la eólica. La caída de la demanda y los precios más bajos de venta al por mayor han hecho que la energía renovable siguiera siendo relativamente más cara a lo largo del último año. En total, las subvenciones costarán a España 6.000 millones de euros este año, de los que más de un 40% son atribuibles a la energía solar.
Por otro lado, el coste final de la electricidad en España se sigue manteniendo artificialmente barato. Durante años, el Gobierno mantuvo el precio bajo mediante tarifas reguladas, y el déficit acumulativo respecto a los costes reales de la energía pronto alcanzará los 15.000 millones de euros, cantidad que se supone que los productores recuperarán con futuras subidas de la factura de la luz.
Establecer una estructura económica sostenible será difícil. Los precios han subido algo, pero trasladar una parte mayor de la carga a los usuarios finales es complicado, sobre todo cuando las empresas españolas luchan por mejorar su competitividad, y los consumidores tragan las medidas de austeridad.
Pero el sector de la energía solar se ha convertido en un blanco fácil, a pesar de sus argumentos de que contribuye en muchos en impuestos, tasas locales, ahorro de combustibles fósiles y derechos de emisión. Según los analistas, algunos inversores están obteniendo beneficios anualizados de más del 30%. La caída de los costes de fabricación de los paneles solares supone que el sector aceptará una disminución de las ayudas en el futuro.
La cuestión es si el Gobierno cambiará las subvenciones futuras a las plantas que ya existen. Recortar las subvenciones con efecto retroactivo podría plantear un problema a los bancos que financiaron plantas solares, a menudo con préstamos de hasta un 90% de su valor. La incertidumbre ha afectado a empresas de renovables que cotizan en Bolsa, y dos han detenido sus planes de emitir acciones. Es un doloroso recordatorio de que la política energética en España siempre ha estado sujeta a los caprichos del Gobierno de turno.
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