La muerte está de moda
En la Red, a Miss Violence se la conoce porque a veces se viste de hombre. Claro, que es más complicado que eso. "Performo masculinidad", diría ella, que es hijastra-espalda mojada de la filósofa feminista Judith Butler, mexicana, poeta, filósofa, bloguera exhibicionista —"porque nos vigilan", asegura—, aficionada a pintarse un ojo morado para denunciar ciertas cosas y a unir lexemas para sacar ronchas. "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo", dice citando a Wittgenstein.
En el mundo real, Miss Violence responde al no menos estrambótico nombre de Sayak Valencia, una chica de 29 años especialista en toparse con cuerpos descuartizados mientras conduce por las carreteras bajacalifornianas fumando un piti.
"La violencia también es una realidad en el espacio de seguridad mental europeo"
Tanatopolítica o necropoder son palabros con los que también nos topamos a cada vuelta de hoja en Capitalismo gore, su ensayo editado en Melusina sobre la violencia desde la óptica de los nuevos feminismos, y en particular de los que vienen del supuesto Tercer Mundo. Capitalismo y gore: ¿no es esto un pleonasmo? "Todos sabemos que el capitalismo es gore, pero había que decirlo en alto", razona. "La omisión y la falta de lenguaje para pensar las realidades contemporáneas es la que mantiene la economía gore y nos desactiva como sujetos políticos". Vale, pero haga el favor de hacer caer algunos ejemplos de capitalismo gore para las masas. "El videojuego Grand Theft Auto es una muestra de ello. En él puedes practicar sexo con una prostituta y después matarla y recuperar tu dinero. La innovaciones en las tecnologías del asesinato, la venta de órganos del propio cuerpo que se hace a través de Internet, el secuestro ".
Conclusión precipitada: la muerte está de moda. ¿O eso ya es un clásico? "Ya sabes, la moda se nutre de refritos de los clásicos. La forma en que concebimos hoy la muerte como espectáculo, la tendencia a envolver en un halo de excitación y glamour la violencia extrema y gratuita, inscribe a la muerte en unos códigos de producción que nos dicen: si es de actualidad y es rentable, está de moda".
Del espectáculo de la violencia al devenir snuff habla este ensayo-catarsis: "Los muertos se convierten en una imagen más dentro de una cadena de zapping, algo insignificante". Y no olvidemos el transfeminismo, que no por gusto empezamos hablando de Butler. ¿Macho equivale a narco y narco equivale a Estado? "¡Qué buen resumen! Aunque en el libro hay mucho más: necropolítica, bioconsumo, insurrección ".
Algunos dirán que todo tiene que ver, por un lado, con su origen, y por otro, con su destino. La activista nació en Tijuana y hoy vive en Madrid, donde vino a hacer el doctorado en Filosofía y Género en la Universidad Complutense a la vez que pergeñaba manifiestos desde su Blackberry. En medio de esa conexión "hay 10.000 kilómetros de narraciones work in progress", revela.
"Welcome to Tijuana, tequila, sexo y marihuana", cantaba Manu Chao. Sayak Valencia cree que al cantautor francés le faltó decir un par de cosas: "Tijuana es la capital gore por excelencia: los narcos, el machismo, los cadáveres en hora punta, el bestialismo, las niñas vírgenes for sale, la morgue, el infierno Tijuana es frontera". Y cita una viñeta encontrada en un periódico mexicano: "Durante décadas, temimos que se colombianizara México. Ahora lo que nos da miedo es que se mexicanice el infierno". ¿Es eso lo que temen? "Más bien, mi preocupación radica en que no sepamos ver que la violencia y la muerte no son un producto made in Mexico, sino una realidad, bastante velada, en muchas partes del mundo. Como por ejemplo aquí mismo, dentro del espacio de seguridad mental europeo".
Una muestra: en el escaparate de una tienda de iluminación de la madrileña calle de Hortaleza se oferta un arma-lámpara AK-47. En palabras de Valencia, "violencia decorativa, es decir, armas de alto calibre transformadas en lámparas, objetos de lujo, violencia fashion para decorar tu salón".
¿Creían que nos quedaba lejos, que estaba al otro lado de la alambrada? Pues se equivocaron. Alerta.
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