Ragas flamencas
No es la primera vez que Anoushka Shankar (Londres, 1981) bucea en el flamenco. Rise, su disco anterior, ya mezclaba sonidos de Oriente y Occidente con algunas notas de una música cuyas raíces se remontan a India. Los gitanos rajastaníes tocan las castañuelas para acompañar sus canciones sobre la existencia nómada y la devoción espiritual. El acercamiento a las soleás o las bulerías sucedió de una manera natural. Su amistad con el pianista sevillano Pedro Ricardo Miño le sirivió para conocer una música que le encanta. "Aquello fue la chispa de lo que ha ido creciendo después. Era una idea que no acababa de marcharse y este año cuando empezamos a hablar del proyecto del nuevo disco, surgió de manera natural juntar dos tradiciones tan ricas, quería hacer un disco completo. Se trata de una música que siempre he escuchado y me ha movido el deseo de hacer algo más hondo y expresarlo a través de mi música, con un estilo propio", según
"Hay muchas cosas de mi vida en las que la música está muy relacionada, pero no vivo en las montañas, meditando todo el día"
Shankar. Grabado entre Nueva Delhi y Madrid, Traveller, con el que debuta en Deutsche Grammophon, ha sido producido por Javier Limón y con la colaboración de Pepe Habichuela, Duquende, Piraña y Sandra Carrasco, entre otros.
Shankar viaja acompañada de su hijo Zubin (un homenaje al director de orquesta) y su marido, el director de cine inglés Joe Wright. La hermana de Norah Jones se mueve por Barcelona con su bebé colgado de una mochila. Guapa, delgada, piel de ángel y ese aire un poco jipi que proporciona la ropa amplia y unas sandalias de cuero, la artista parece dispuesta a disfrutar de las cosas buenas que le ofrece la vida. Siempre se ha movido entre dos mundos. Nació en Londres pero desde niña se acostumbró a pasar largas temporadas en Delhi y California. Con apenas nueve años se inició con el sitar de la mano de su padre, el legendario intérprete Ravi Shankar, colaborador de The Beatles y el músico que introdujo la música india en Occidente. A los 13 años ya tocaba el sitar, un instrumento tan delicado que sus cuerdas se desafinan constantemente. Anoushka suele compartir escenario con su padre en sus conciertos clásicos y la química entre ambos funciona a la perfección. "Todo lo que tiene que ver con la música lo vivo de manera muy profunda y espiritual. Hay muchas cosas de mi vida cotidiana en las que esa parte de la música está muy relacionada, pero no vivo en las montañas, meditando todo el día y tocando el sitar. Se trata más de llevar esa pasión y profundidad de la música a mi vida contemporánea".
De su progenitor aprendió también que no conviene apegarse demasiado a las tradiciones. "Si analizo su carrera encuentro dos partes diferenciadas, una como maestro absoluto e intérprete de la música india y como el primero que abrió sus composiciones al resto del mundo, y esa es una idea y un modo de trabajar que quiero para mi carrera. Mi padre mantuvo como base la música india relacionándola con el pop o con otras músicas y, en mi caso, se trata de un diálogo a dos bandas". Como en el flamenco, la música india se transmite de padres a hijos. Gitanos e indios viven la música como una experiencia vital. Han nacido en esa tradición y conviven con ella. Un ejemplo serían dinastías como los Habichuela o los Farruco. Shankar reconoce esas similitudes, pero en el caso de su país la centra en la zona norte, donde muchos de los estilos llevan los nombres de las familias que los han creado. "Se trata de una cuestión peliaguda porque los hijos de esas familias tienen, de alguna manera, preferencia en la educación y son a los que la gente mira con más detenimiento, ellos cargan con toda la presión aunque el maestro tenga también otros discípulos, pero los que cuentan con mayores oportunidades son los que llevan el apellido familiar". La sitarista conviene en que seguramente el sistema de transmisión de esas músicas, entendidas de esa manera, sea algo un poco injusto. "Se trata de un mundo que debería abrirse un poco más para que todo el mundo disponga de las mismas oportunidades, sería interesante también para que evolucione y no se quede estancado en esa tradición". Shankar, sin embargo, no tiene nada claro que ese tipo de sonidos puedan ser enseñados en cátedras universitarias o en conservatorios. "Veo muy complejo meterlo en el mundo de las universidades o las escuelas porque no siempre la esencia y la profundidad de esas músicas son transmitibles ni por todo el mundo ni para todo el mundo. En India sólo hay un par de escuelas, dirigidas por un par de maestros, y eso unas veces funciona y otras no, pero no hay un sistema muy establecido para aprender la tradición. Mi padre tiene un centro en Delhi donde los alumnos más aventajados enseñan a los nuevos, pero también creo que hay un momento en que se hace necesaria esa transmisión de conocimiento de uno a uno".
Durante la grabación de Traveller hubo muchas personas implicadas. Tuvo mucho significado para ella trabajar con músicos flamencos. "La parte técnica tiene poco que ver, por cada similitud encuentras cinco diferencias aunque sí existe una conexión interna: la parte espiritual y la rítmica. Sobre todo, les conecta el hecho de que ambas tradiciones van más allá de una pieza de papel escrita". De entre las canciones de Traveller destaca Boy meets girl, en la que su sitar y la guitarra de Pepe Habichuela se retan. "Fue improvisado, pero tuvo mucho trabajo previo hasta que lo ejecutamos. Nos costó encontrar la afinación. Sólo había un camino por el que nos podíamos entender y tardamos bastante en encontrarlo, fue algo entre una nana y una granaína, pero, a partir de ahí, la improvisación del flamenco y la música india surgió. Luego, Pepe tenía una idea de la introducción que quería hacer y cuando la escuché me inspiró para seguir por mi lado y a la inversa". ¿Cómo se traduce eso en el directo, marcará la pauta la guitarra o el sitar? "Es una situación diferente. Todo está abierto y se modifica según las situaciones, mi sitar equivaldría a la voz y, de alguna manera, yo llevo la voz cantante, pero luego no es así. Sucede lo mismo cuando toco con mi padre, ambos son dos maestros que dejan mucho espacio para que sea una conversación a dos bandas".
Como artista, Shankar siente que necesita cierta libertad artística. "Como compositora es el reflejo de lo que soy, cuando edito mis discos los giro dos o tres meses, pero también sigo haciendo giras larguísimas con mi padre. Es decir, que como intérprete sigo muy relacionada con mi tradición y con mi padre, aunque como compositora busque moverme en otro camino". En India se la considera una gran estrella, pero en Europa es menos conocida. Sus conciertos, en locales medianos, se llenan de un público que cae fascinado ante la fuerza de su música y su imponente imagen, sentada sobre una alfombra, tocando el sitar. "Siento que el público occidental comprende la música india", dice. "Ambas culturas se compenetran. Lo he visto. En todos los conciertos tengo la impresión de compenetrarme con la gente, se trata de personas que no tienen por qué ser verdaderamente entendidas pero lo sienten con pasión".
Trabajar tan de cerca con su padre tendrá ventajas e inconvenientes, debutó a los 13 años y desde entonces no ha parado. "He tenido esa vida y la siento muy completa y natural. Estoy donde estoy gracias a ese esfuerzo enorme y si hubiera podido escoger me habría perdido muchas cosas". En el caso de su familia, la sitarista añade que tanto su padre como su madre lo hicieron de manera muy cuidadosa, intentando explicarle y pedirle consejo sobre el ritmo que debían llevar las cosas. "Siempre tenía la última palabra y me animaron a vivir también fuera de la música". Una educación nómada que en parte transmitirá a su hijo de meses. "La maternidad es algo nuevo para mí, pero de algún modo esa es la vida que va a vivir mi pequeño. Tiene la madre y el padre que tiene, ambos viajeros y eso es lo que le toca, después cuando pueda decidir habrá que ver qué le va mejor". Su hermana Norah Jones figura en los agradecimientos de Traveller. Su opinión siempre es interesante. "Nuestras músicas son muy diferentes, no hemos pensado en hacer nada juntas. Lo pienso en cada entrevista".
Anoushka Shankar presentará Traveller el 11 de noviembre en San Sebastián (Kursaal), el 13 en Cartagena (Auditorio), el 15 en Madrid (Circo Price) y el 14 de diciembre en Barcelona (Palau de la Música). www.anoushkashankar.com.
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