Espíritu flotante
Dueño de un estudio en Los Ángeles, Wilson se ha concedido el lujo de hacer un disco al estilo de la aristocracia hippy de 1970: lánguido, brumoso, solipsista, elástico. Huele al elitismo comunitario de CSN & Y, pero también hay ecos de Pink Floyd. Un combinado multigeneracional -de Barry Goldberg a Gary Louris- que viaja desde pasajes de folk pastoral a monólogos eléctricos (¡gran guitarra!). En letras, Jonathan se enfrenta a un dilema de conciencia: simplemente deleitarse ante la madre naturaleza o abandonar la horizontal para intervenir en el mundo circundante. De momento, cumple: en Gentle spirit se ralentiza el tiempo y se agudizan los sentidos. Para el próximo, oiga, urgen mejores canciones.
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