Adoptar en China (a un artista español)
El pintor y escultor vasco Judas Arrieta quiere convertirse en chino...
NACIÓ en Hondarribia de padre y madre vascos, pero debió de ser un error. A Judas Arrieta (1971) no tardó en crecerle un Mazinger Z debajo del brazo, y el subconsciente comenzó a llevarle hacia Asia cuando todavía no sabía ubicarla en el mapa. De adolescente imitaba las patadas de Bruce Lee frente a la televisión, y luego descubrió el manga japonés, de donde ha tomado la inspiración para su arte, un amplio abanico que va desde la pintura hasta la producción de juguetes, pasando por toboganes para parques recreativos y por shows en televisión. El último, una introducción a la cultura china en clave de humor canalla en la televisión autonómica vasca (Ni hao, China, de ETB).
Ahora pretende que otros creadores nacionales sigan sus pasos. Para ello acaba de inaugurar la primera residencia de artistas españoles en el Gran Dragón. Se trata de un pequeño adosado, en cuyo acceso hay una barbacoa y un sencillo letrero en el que se lee MA Studio, situado en las afueras de Pekín, dentro del complejo artístico alternativo conocido como 318, donde comienzan a darse cita galerías y artistas de todas las modalidades. "El barrio pretende dar una oportunidad a los creadores que no pueden permitirse un local lujoso y, a su vez, responde a la tradicional agrupación gremial, como vestigio de la era comunista, cuando los artistas eran funcionarios al servicio de la propaganda del partido". En un círculo de 15 kilómetros de diámetro se concentra el 70% de la producción artística de vanguardia, cuyo precio sube como la espuma.
"En España ser artista es patético. Los parias no podemos pagar los precios"
En la capital china ya residen unos 50.000 creadores, la gran mayoría de ojos rasgados. Pero hay espacio para extranjeros en la efervescente esfera del arte. Por eso, Arrieta considera que la residencia puede expandir el horizonte de quienes busquen una salida de España. "Europa está muriendo. En Asia es donde se encuentran las oportunidades, es el futuro. Es excitante vivir en un país que cambia cada mañana, y eso alimenta la creatividad". Pero, además, hay otras razones prácticas para establecerse en el gigante asiático. "China se ha convertido en el centro mundial de la deslocalización del arte. Los precios más económicos hacen que muchos de los creadores europeos envíen sus bocetos para que se materialicen aquí. En España ser artista es patético. Los parias no nos podemos permitir los precios astronómicos de Occidente. China nos da la oportunidad de trabajar en condiciones mucho mejores".
El polifacético artista vasco recibe a EP3 en el estudio-residencia. En la segunda planta hay dos habitaciones con todo lo necesario para que los internos se sientan a gusto. Viste pantalones cortos, playeras, y un polo cuyas sobaqueras chorrean. El estudio es un amplio espacio desnudo donde se mezcla el olor de la pintura acrílica que recubre las paredes con el del óleo y el de los rotuladores que utiliza en sus cuadros. Un lienzo blanco espera frente al cañón multimedia que proyecta la imagen de una joven en la que Arrieta busca a la Mona Lisa asiática. Es parte de una serie de retratos que expone este mes de octubre en el mayor complejo artístico de China. Sus protagonistas son jóvenes mujeres locales que buscan pareja en Internet. Su foto es la base para un cuadro minimalista.
"No podemos elegir dónde nacer, pero sí dónde crecer". Así que, hace tres años, con dos becas del Gobierno y el primer premio de la Generación 2006 de Caja Madrid en el bolsillo, Arrieta dejó su trabajo en una funeraria, donde retocaba las fotos de los fallecidos, y se instaló en Pekín, una ciudad que le permite absorber como una esponja la cultura china, producir su obra a costo muy inferior, y abrirse camino en el mercado de mayor crecimiento del planeta. La suma de todo ello le facilita, también, ser el superhéroe que siempre quiso. "El arte le otorga a uno la capacidad de convertirse en lo que no es". De esa idea ha nacido Judas Z, un personaje que mezcla el perfil poco heroico de Arrieta con un aire a superhombre de cómic. "Me gusta crear álter egos".
El objetivo de Arrieta siempre ha sido convertirse en un artista chino. "Considero que el arte consiste en devolver lo que a uno le dan, y Asia ha llenado siempre mi vida cultural". Pero también busca la polémica y la experimentación social. Por ejemplo, combina en la misma composición elementos de las culturas china y japonesa, que se profesan una enemistad ancestral. "Quiero que, por lo menos en mis obras, desaparezca todo resquicio de odio. Y me encanta ver la reacción del público asiático, que no sabe si está ante una obra de algún artista local. No hay nada mejor que escucharles, en clave de admiración o de desprecio, cuando se enteran de que el autor es un extranjero que les ha robado sus claves culturales".
Pero, en China, el diccionario no cuenta con todos los términos. Y algunos es mejor no combinarlos. Es el caso de Mao y Mickey. Arrieta se arriesgó y le ha costado más de un quebradero de cabeza. Y es que coronó el busto del Gran Timonel con las orejas del ratón más famoso del planeta "para mostrar las contradicciones de China", y a los censores comunistas la idea del Mickey Mao no les hizo ninguna gracia. Tanto que le han prohibido volver a retratar al gran líder, "una salida de tono teniendo en cuenta que se utiliza su figura para todo tipo de mercadotecnia". Para desquitarse, Arrieta ha contraatacado con una serie de acuarelas, Turistas, en las que se retrata a sí mismo en las poses más conocidas de héroes de la revolución. Entre ellos, Mao.
Los tres años en China han dado jugosos frutos. La semana pasada Arrieta hizo realidad uno de sus sueños. Después de exponer en China y Japón, le tocaba el turno a Corea del Sur, donde acudió a la Korean International Art Fair, el Arco local. Además, dentro de una semana tendrá ya listos los 1.000 muñecos de su serie Toy Z que siguen la estela del toy art japonés. Son figuras de plástico blanco que se asemejan a un personaje manga, con pelos de punta y extremidades robóticas. "Un soporte artístico virgen al que luego cada uno da la forma que desee". La intención es llevar 600 de esos juguetes a escuelas chinas con pocos recursos para que los alumnos creen a sus superhéroes, y presentar luego el resultado en una exposición en el Instituto Cervantes de China junto a los que preparará él mismo.
Judas Arrieta ya piensa en superlativo. Y tiene razones para ello. El fin de semana pasado presentó un mural de treinta metros por cinco, el nuevo Sunshine Museum de Songzhuang. Un espacio de 10.000 metros cuadrados para experimentar. Arrieta se estrena con una reflexión sobre el cambio de la sociedad china. "Tiene una zona de bambúes y otra de rascacielos". Y contará con una constelación de elementos que provocará sentimientos encontrados. "La polémica activa las neuronas, y es buena compañera del arte".
Más información sobre la residencia en www.mastudiobj.com
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