Un juez investiga si unos policías maltrataron a tres hombres
Los agentes les detuvieron y les acusaron de atentado, desórdenes y lesiones
Tres hombres han denunciado en los juzgados a 10 centauros (policías nacionales de servicio nocturno) por lesiones, maltrato y detención ilegal. Aseguran que los agentes les pegaron la madrugada del 7 de diciembre, cuando estaban en la calle de Luchana (Chamberí) junto a una quincena de jóvenes que habían sido agredidos. Por su parte, los agentes aseguran en un informe que los tres hombres, que fueron detenidos, les insultaron y les atacaron.
Las versiones de los jóvenes, que abandonaban ese día de madrugada la discoteca Changó y la de los policías difieren de principio a fin. Los tres denunciantes son Francisco Guerrero, Miguel León Sánchez y Guillermo Alarcón. No tienen antecedentes. Aseguran que habían estado la madrugada del domingo 7 en la discoteca de la calle de Covarrubias. Alrededor de las seis y media, los cinco amigos que habían ido de copas salieron y caminaron hasta Luchana. Francisco, un mozo de almacén de 26 años, se percató de que había unas 15 personas en la acera de enfrente y que alguno había sido agredido. Un chico estaba sentado en el bordillo con la cabeza apoyada entre las manos. Mientras otros amigos paraban a los coches, Francisco asegura que se acercó al chaval y le preguntó que qué le había pasado. "Llegaron siete coches patrulla y se bajaron los policías a toda velocidad", asegura el denunciante. Un agente le obligó a que se marchara, por lo que Francisco, según su versión, se apartó unos cinco metros y dijo: "Ya me voy". "Me soltó un porrazo en la cabeza y me abrió una brecha encima de la frente", asegura.
Los denunciantes tienen golpes en la cabeza y uno de ellos, dos dedos rotos
"Como intentéis huir, saco la pistola y os pego un tiro", amenazó un policía
Guillermo -25 años, empleado en una empresa de administración de fincas- y Miguel -24 años, comercial de una empresa de telefonía- se quedaron sorprendidos. "¡Paco, te han abierto la cabeza!", le espetaron, mientras su amigo sangraba. Francisco llamó al 112, mientras Guillermo recriminaba la acción a los policías: "Le habéis abierto la cabeza a mi amigo". La respuesta de los agentes, según su relato, es que uno le asestó un porrazo en la cabeza. Le dieron seis puntos de sutura.
Francisco logró comunicar con el 112 y pasar las matrículas de los coches patrulla. Una agente de los centauros le obligó a apagar el móvil y a tirarse al suelo. "Me empezaron a patear por todos los lados", asegura.
En ese momento, Miguel se acercó a su amigo y le dijo que le pasara su celular. "Uno de los policías les dijo a los otros que yo estaba grabando todo. Uno de ellos me lanzó un porrazo, pero lo logré esquivar. Me golpeó con el brazo. El segundo sí me dio y me hizo una brecha en la cabeza. Me tiraron al suelo. A partir de ahí me cayeron hostias de todos los lados. Tenía miedo porque no sabía cuándo iban a parar. Después me esposaron de manera brutal", añade Miguel. Sufre rotura de dos dedos meñiques de ambas manos, además de un gran hematoma en el muslo izquierdo y un golpe en la cabeza, según la forense.
Francisco logró salir corriendo y se refugió en un garaje cercano, donde, supuestamente, fue agredido de nuevo por los dos policías que le detuvieron.
Cuando los tres fueron conducidos a un centro de salud, un policía "de unos 40 años", les espetó: "Como intentéis huir, saco la pistola y os pego un tiro a cada uno". Los tres lo relatan en sus escritos de denuncia.
"Cuando ya estábamos en comisaría, no paraban de burlarse de nosotros y de insultarnos. Sufrimos un trato muy vejatorio", añade Francisco. Tras hacerle la ficha policial en Moratalaz, Guillermo y Francisco quedaron en libertad. Miguel fue trasladado al hospital Clínico, donde le curaron las lesiones de las manos. Después se marchó a casa.
La versión de los agentes, recogida en el atestado policial, es muy distinta. Un coche patrulla pidió ayuda urgente por la emisora ya que se estaba produciendo una reyerta entre unas 50 personas en Luchana. Los centauros acudieron en su ayuda. Cuando se bajaron de los coches, vieron "a un gran número de personas bastante alteradas, algunas de ellas con diversas heridas y con la cara ensangrentada", según el informe. Algunos de los jóvenes, entre ellos los detenidos, les empezaron a insultar con frases como "sois unos hijos de puta", "esto es terrorismo de estado", "esta es la puta mierda de justicia que hay en España" e "iros a tomar por el culo, maderos de mierda".`
Cuando los agentes intentaron identificar a las personas que les insultaban, éstos echaron a correr e hicieron caso omiso a las órdenes de los policías. Se inició una pequeña carrera y los funcionarios detuvieron a los tres amigos. En ese momento, según la versión policial, Guillermo Alarcón intentó lanzarles un vaso que había en el suelo, pero un centauro logró evitarlo. Además, para evitar ser identificado por los funcionarios, los tres detenidos les empujaron y tiraron al suelo a dos agentes. Uno de ellos recibió una patada en un muslo. "Por tales hechos se procede a la detención de los mismos utilizando la mínima fuerza indispensable, informándole in situ de los motivos de la misma, así como de los derechos que les asisten conforme a la legislación vigente", asegura el atestado policial.
Los agentes mantienen que los detenidos se mostraron "muy agresivos" y que ofrecieron una gran resistencia, golpeando con brazos y piernas a los actuantes. También estuvieron muy nerviosos mientras se les introducía en los coches policiales. El agente con número de placa 102.912 sufrió erosiones y contusiones en la mano derecha, en la muñeca derecha y en la región cervical posterior. La curación duró cinco días (dos de ellos estuvo de baja), según la médica forense Carmen Pulido. Su compañero, con número de placa 101.078, presentaba dolores en el hombro izquierdo, que curó a los tres días.
Una portavoz de la Jefatura Superior de Policía de Madrid aseguró que los centauros intervinieron porque los agentes del primer coche patrulla "estaban superados por la situación" y no había otra forma de reducirlos. "No se puede insultar o agredir a un policía cuando está intentando solucionar un problema en la calle", afirmó la portavoz, que destacó que la actuación de los centauros fue correcta y ajustada a derecho. "Los tres detenidos ya estaban sangrando cuando llegaron los centauros y se enfrentan a ellos porque no detuvieron a los que se pelearon con ellos", concluyó la portavoz.
El Juzgado número 19 de la plaza de Castilla instruye el caso. A los dos días de producirse la reyerta, los tres detenidos fueron citados para un juicio rápido. Pero éste quedó suspendido después de que la fiscal supiera que los tres agredidos denunciaron a los policías que les detuvieron. A raíz de estos escritos se han abierto diligencias previas para ver si los agentes cometieron alguno de los delitos de que les acusan los detenidos.
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