Un vanidoso entre los millonarios
La investigación sólo ha hallado por ahora unas pocas de las casas de Francisco Correa, ninguna a su nombre, que están en los lugares más exclusivos de España
Francisco Correa vivía como un millonario. Con toda seguridad, acabó siéndolo. Pero la fortuna que amasó durante más de diez años a través de su red de empresas todavía no se ha calculado de una manera oficial. Ni la policía ni los tres jueces que han instruido el caso Gürtel han llegado aún a una conclusión, y son muy prudentes en sus informes. Extraoficialmente, basándose en estimaciones y testimonios, la sospecha es que Correa pudo amasar una fortuna cercana a los 50 millones.
Los investigadores saben, porque se lo han preguntado a Hacienda, que nunca ha hecho una declaración de la renta. Que en el registro de la propiedad no aparece nada a su nombre. Que en la oficina del catastro sólo figuran apuntes de dos locales en la calle de Húmera, en Madrid. Por las dimensiones (36 y 5 metros cuadrados), uno debe de ser un garaje y el otro un trastero.
Lo que se sabe de su fortuna lo ha contado él, en conversaciones grabadas bajo autorización judicial. Dice que tiene una casa en Sotogrande (con dos atraques para barcos en el puerto), otras en Pozuelo y Majadahonda, una finca en Tarifa y problemas para construirse una casa en Ibiza. También habla de negocios en Estados Unidos, Brasil, Colombia y Panamá, que los jueces, en la parte desclasificada, aún no han conseguido descifrar. Por la frecuencia con la que viaja, parece que tiene casas en esos lugares.
Según los documentos judiciales, las propiedades de Correa están a nombre de al menos tres empresas de gestión patrimonial (Kintamani, Osiris y Caroki), en las que él no figura. Las propiedades de las que disfrutaba Correa están en el lujo más inalcanzable de España.
Por ejemplo, su residencia habitual, en la Urbanización La Finca, en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Se trata del complejo residencial más exclusivo del pueblo con la renta per cápita más alta de España. Carmen Rodríguez, la esposa de Correa, que ahora utiliza ese domicilio, es vecina de poderosos y famosos, desde el ex presidente del Gobierno José María Aznar hasta la estrella del Real Madrid, Cristiano Ronaldo. El ex alcalde de Pozuelo Jesús Sepúlveda estaba en nómina de la trama.
El criterio de Correa y Rodríguez para elegir casa parece ser buscar la más grande, en la construcción más exclusiva, en el lugar más caro y más privilegiado. Valga de ejemplo la casa de la urbanización Valgrande, en Sotogrande, San Roque (Cádiz). Se trata de un ático en medio de la exclusiva zona. La empresa Kintamani también es propietaria de una finca de 3.000 hectáreas en El Hondón, Tarifa.
En las grabaciones, Correa habla de ciertas dificultades para construir una mansión en Ibiza. De sus conversaciones con un contacto en Ibiza se deduce que el Gobierno insular ha denunciado la obra por exceso de edificación. "El dormitorio nuestro está abierto, y al estar abierto no computa", se queja Correa. La solución que se le ocurre a Correa denota cierto estilo: "Si al tío le llevamos ya un Rólex, un buen regalo, el tío dirá bueno, venga ya". Se refiere al aparejador. En conversaciones posteriores, Correa habla directamente de sobornarlo con un jamón y 6.000 euros.
La investigación concluye que se trata de un inmueble con tres plantas y un torreón, situado al borde de un acantilado en la zona norte de la privilegiada isla. La construcción está sin terminar. Pero si se le echa un vistazo en Google Maps (la dirección es calle Punta Grossa, 76, en Sant Joan de Labritja), sobran las explicaciones.
Según constaba en la denuncia inicial contra Correa, también eran suyos varios inmuebles de unos 200 metros cuadrados en la urbanización El Embrujo, en Marbella. Esos chalés provienen de su suegro, Enrique Rodríguez Bugallo. Este abogado fue imputado en la operación Ballena Blanca, en la que se desactivó una gigantesca red de blanqueo de dinero con sede en Marbella. Según las grabaciones del sumario, Correa prestó 300 millones de pesetas a su suegro a cambio de cinco inmuebles de El Embrujo, comprados muy por debajo de su valor para sacarles una rentabilidad del 100%.
De las grabaciones se deduce también que posee al menos dos barcos de lujo, uno llamado Carmen XI y otro llamado Parapipi y localizado en el puerto de Altea.
Correa sólo ocultaba su fortuna al fisco. Todo lo que se conoce de sus propiedades lo contó él mismo cuando se jactaba de sus millones ante sus colaboradores en las grabaciones. Sin su vanidad, todo este lujo seguiría siendo un misterio. Se movía por Madrid en un Audi A8 con chófer, y disponía de varias plazas de garaje alquiladas en el Hotel Fénix, en plena plaza de Colón, a medio camino de su oficina, en la calle de Serrano, y la sede del PP, en la de Génova. Allí se grabaron algunas de las conversaciones que, dos años después, tumbarían su imperio.
Éste es el acta matrimonial de Francisco Correa y Carmen Rodríguez. Los casó Marisol Yagüe, alcaldesa tránsfuga de Marbella, el 23 de diciembre de 1997. En 2006, Yagüe fue encarcelada por el caso Malaya, que investigaba una trama de corrupción generalizada en el Ayuntamiento. Está pendiente de juicio.
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