El Rey y el Príncipe lamentan los abucheos a Zapatero en el desfile del 12 de octubre
Defensa atribuye a "pequeños grupos organizados" el alboroto.- La bandera venezolana no desfila, en contra de lo previsto
El Rey y el Príncipe se han mostrado esta tarde molestos por los abucheos dirigidos al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el desfile del 12 de octubre celebrado esta mañana en Madrid. Durante la recepción que cada año los Reyes ofrecen en el palacio de Oriente, en conversación informal con los periodistas, don Juan Carlos ha reconocido que no le ha gustado nada la situación. También el Príncipe se ha referido a los ataques de una parte de los asistentes al presidente del Gobierno y ha dicho que lamentaba que éstos se hayan convertido en "algo recurrente", ya que ha recordado que estas críticas se han producido también con otros Gobiernos. El Ministerio de Defensa ha atribuido el alboroto a "pequeños grupos organizados", que habían sido convocados a través de Internet y SMS. El propio Zapatero, ha intentado quitar hierro al asunto asegurando que los abucheos son "lo de siempre" y que "forman parte del guión".
Lo cierto es que los gritos contra el presidente han centrado, junto con la ausencia de la bandera venezolana, los tradicionales corrillos en el palacio de Oriente. La presidenta madrileña ha dicho que la disposición de las tribunas intentaba evitar los abucheos, que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha calificado de "duros y lamentables". Por su parte, las Juventudes Socialistas de Madrid han acusado a Nuevas Generaciones del PP de organizarse para increpar al presidente, y el PSOE calificó el abucheo de "miserable".
Los Reyes han presidido desde las diez y media de la mañana un austero desfile, en el que han participado más de 3.000 militares, mil menos que en 2009, y se ha rendido homenaje a nueve países hispanoamericanos que celebran su bicentenario. Venezuela, en contra de lo previsto, no ha desfilado por una "indisposición del abanderado" que debía portar su bandera, según ha asegurado la Embajada venezolana en Madrid al Ministerio de Defensa, lo que ha acrecentado el malestar tras los roces con el país latinoamericano por sus insinuaciones de presunta tortura a etarras.
Además de la Familia Real al completo, han acudido el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, la mayoría de los presidentes autonómicos -Diez, los mismos que el año pasado-, los presidentes del Congreso y del Senado, y representantes de las más altas instituciones del Estado. El presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla, ha irritado a sus socios del tripartito por acudir al desfile. Por segundo año consecutivo, el presidente ha sido recibido con abucheos, que no han respetado ni la ofrenda floral del Rey a los caídos.
Algunos de los asistentes a la celebración habían comprado el billete expresamente para mostrar su descontento con el presidente del Gobierno. Isabel, de 89 años, viajó a Madrid desde Asturias. Es una habitual del 12 de octubre y estaba encantada con los abucheos a Zapatero: "Se lo merece porque ha traído a mucha gente de fuera".A su lado, su hija Paloma discrepaba: "No es el momento, no en un acto como este". Alberto, miembro de la Hermandad de Antiguos Legionarios en Madrid, de 59 años, no ocultaba sus intenciones: "Yo vengo a abuchear a Zapatero". Como muchos esta mañana, se quejaba amargamente del recorte en el desfile:"Han reducido mucho y luego se gastan el dinero en lo que no se lo tienen que gastar".
Zapatero ha llegado por la parte posterior de la tribuna, sin ser anunciado y sin ser visto por los asistentes, porque la tribuna se ha montado estratégicamente alejada del público. Pero cuando el relator del desfile ha dicho que "el Rey era recibido por el presidente", han arreciado los abucheos. Se han escuchado gritos de "Zapatero, dimisión" tras la interpretación del himno y de "¡Fuera, fuera!", constantemente.Una vez que han llegado los Reyes, los Príncipes de Asturias, la infanta Elena y los duques de Palma, han comenzado los actos oficiales, que han arrancado con los honores militares a don Juan Carlos, como capitán general de las Fuerzas Armadas.
Tras la revista a un batallón de la Guardia Real por parte del Rey, acompañado por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general José Julio Rodríguez, se ha producido el salto de un equipo de la Patrulla Paracaidista Acrobática del Ejército del Aire (Papea), que se ha lanzado desde un avión C-212 y ha tomado tierra con la bandera nacional ante la tribuna de autoridades. Seguidamente se ha izado y se ha homenajeando a la enseña nacional y a los que dieron su vida por España, al son de La muerte no es el final. Este homenaje recuerda a los siete militares y un intérprete español adscrito al Ejército que han fallecido en 2010 (cuatro en Afganistán y cuatro en Haití).
Los que están y los que no
La cúpula militar al completo, encabezada por el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, general José Julio Rodríguez, y líderes de los partidos políticos, entre ellos Mariano Rajoy, han asistido también a un desfile que este año ha reducido su número de participantes,(más de 3.000 militares) y de medios:153 vehículos y 50 aeronaves, frente a los209y 58 aeronaves que lo hicieron en 2009 -un 20% menos-.
Entre los ausentes, los presidentes de Murcia, Ramón Luis Valcárcel; Andalucía, José Antonio Griñán; Baleares, Francesc Antich, del País Vasco, Patxi López; Canarias, Paulino Rivero; Valencia, Francisco Camps, y La Rioja, Pedro Saz, cuyas comunidades han estado representadas por consejeros.
Entre el público sí que estaban los presidentes de la Xunta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo; del Principado de Asturias, Vicente Álvarez Areces; de Cantabria, Miguel Ángel Revilla; de Navarra, Miguel Sanz; y de Aragón, Marcelino Iglesias, de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; Castilla-La Mancha, José María Barreda; Extremadura, Guillermo Fernández Vara; y Madrid, Esperanza Aguirre. También ha vuelto a participar el presidente de la Generalitat catalana, José Montilla, tras su ausencia en las dos últimas celebraciones institucionales del Día de la Hispanidad. El recorrido iba desde la plaza de Cuzco hasta la confluencia de Castellana con Raimundo Fernández Villaverde. Los madrileños han podido ver desfilando por primera vez el blindado RG-31, desplegado en Afganistán en sustitución de los veteranos BMR.
Este año, como homenaje especial, han desfilado las banderas y estandartes portados por militares de ocho países iberoamericanos: Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Bolivia y México, con motivo de la celebración de los bicentenarios de su independencia. Finalmente, Venezuela no ha desfilado. Según han explicado fuentes de Defensa, la Embajada venezolana en Madrid ha justificado una hora antes la ausencia de su abanderado por una indisposición. No han faltado a la cita, con su peculiar paso rápido y con su cabra como mascota, la Legión y los Regulares, con su tradicional paso lento. Al concluir el desfile, sobre las 12.15, que este año ha sido más corto de lo habitual, los Reyes ofrecen la tradicional recepción en el Palacio Real a representantes de diversos ámbitos sociales.
Las banderas no se venden
Los dueños de los pequeños puestos que cada año hacían su agosto el día del desfile del 12 de octubre han visto cómo hoy tenían que volver a casa con casi toda la mercancía. El año pasado ya fue malo, porque la crisis hizo que muchos de los asistentes al acto reciclaran las enseñas de otras ediciones. En esta ocasión ha sido el fútbol el que ha jugado en contra de estos vendedores. El público que ha asistido esta mañana al desfile en Madrid aprovechó las banderas que habían comprado para animar a La Roja durante el Mundial de Fútbol de Suráfrica.
Los inmigrantes y los uniformados
En las vallas del recorrido del desfile se podía ver ayer muchos inmigrantes y muchos uniformados. Los primeros querían ver desfilar a sus familiares. Miguel, ecuatoriano, de 19 años, tiene dos primos en el Ejército de tierra y asegura que viene todos los años. "Me encanta", zanja. También se pudieron ver ayer muchos uniformes, soldados que otros años solían desfilar y que este año por los recortes han tenido que verlo desde la barrera.
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