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Crisis en el Partido Popular

Símbolos del PP se vuelven contra Rajoy

San Gil le planta, Otaola le acusa y Ortega Lara abandona el partido - Aznar se muestra "profundamente disgustado" - Aguirre: "Algo se está haciendo muy mal"

Carlos E. Cué

El día "más bonito" de su carrera política, cuando logró reunir a 350.000 personas al grito de "¡Viva España!" en la madrileña plaza de Colón, Mariano Rajoy estaba solo en el escenario. Pero antes de que hablara, se proyectó un vídeo de José Ortega Lara, funcionario de prisiones secuestrado por ETA durante 532 días y militante del PP, presente en esa manifestación. El público de Colón vibró con Ortega Lara tanto como con el discurso de Rajoy. En todo el recorrido por el Paseo de la Castellana, el líder tuvo a su derecha a María San Gil. El jefe de la oposición llegó incluso a proponerle que fuera su número dos en la lista de Madrid para contrarrestar el efecto Rosa Díez.

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En la asamblea de la Federación de Municipios y Provincias, entre los casi 3.000 alcaldes que tiene el partido, Rajoy decidió presentar como candidata a Regina Otaola, primera edil de un minúsculo pueblito guipuzcoano siempre en manos de Batasuna, Lizartza. Perdió, pero daba igual.

Estos tres símbolos del PP, especialmente el de su heroína, San Gil, explotados constantemente por el jefe de la oposición en su ataque a la política antiterrorista del Gobierno, se volvieron ayer como un bumerán contra él.

Ortega Lara anunció que abandona la militancia del PP después de 21 años. San Gil confirmó que deja el liderazgo del partido en Euskadi, y Otaola clamó contra el líder y anunció que en julio probablemente también se irá: "Esta deriva que están propiciando algunos, con Mariano Rajoy a la cabeza, es un error".

El hombre a escuchar

Ya no sólo los lunes son negros para el jefe de la oposición. Por si las noticias no fueran suficientemente dolorosas, su mentor, José María Aznar, que sigue siendo para una buena parte del PP el hombre a escuchar, decidió entrar a matar nada más bajar del avión que lo traía de Lima. "Al conocer la noticia del abandono de San Gil y Ortega Lara se ha mostrado profundamente disgustado y les ha enviado sendos mensajes para manifestarles todo su afecto y apoyo personal", señaló su portavoz.

Unas horas antes, la guerra de declaraciones se había desatado en el PP mientras el líder guardaba silencio. Su principal rival política, Esperanza Aguirre, que amagó con presentar una candidatura alternativa, elevó el tono y atacó directamente a Rajoy, algo que no había hecho nunca hasta ahora. Los abandonos, en su opinión, "son dos no malas, muy malas noticias, que demuestran que algo se está haciendo mal, muy mal, en la dirección nacional, y no tengo nada más que decir".

Rajoy está así totalmente acorralado por los portazos de personas a las que él no puede criticar. El valor simbólico de San Gil, Otaola y Ortega Lara le impiden tratarlos como rivales internos, como puede hacer con Aguirre. Y el poder de Aznar, el que lo eligió a dedo y aún es presidente de honor, le impide atacarle.

Mientras algunos dirigentes le acosan, una parte de la militancia, cercana a los medios conservadores como la Cope y El Mundo que exigen su dimisión, empieza a moverse. Ayer circularon mensajes de móvil para convocar una manifestación hoy en Génova a la misma hora en que el líder se reúne con medio centenar de alcaldes en un acto que pretendía recuperar la iniciativa. Basta ver los propios foros de la página web oficial del PP -http://www.pp.es/forospp/- para comprobar cómo están los ánimos.

Se da la paradoja de que el PP ha construido su relato de los últimos cuatro años en buena parte sobre la denuncia de la protesta ilegal frente a la sede del PP de la jornada de reflexión de 2004.

Mariano Rajoy, en la conferencia de María Dolores Cospedal en el Club Siglo XXI.
Mariano Rajoy, en la conferencia de María Dolores Cospedal en el Club Siglo XXI.ÁLVARO GARCÍA

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