Moratinos saca de Libia al empresario suizo Göldi
El hombre de negocios estaba detenido en represalia por el proceso abierto en Ginebra a un hijo de Gaddafi
El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, y su homóloga suiza, Micheline Calmy-Rey, aterrizaron en la madrugada del domingo en Zúrich acompañando de vuelta a su casa al empresario Max Göldi, detenido en Libia.
Los dos ministros europeos pasaron todo el domingo en Trípoli para rubricar el fin de una larga negociación que ha acabado con el calvario de dos años de Göldi, de 54 años.
El Gobierno libio exigió, como parte del acuerdo, que Göldi saliera del país igual que entró, por lo que tuvo que coger un vuelo comercial de Tunisair con destino Túnez. Tras una reunión en la jaima privada de Muammar el Gaddafi y tras el anuncio oficial del fin de la crisis diplomática, los dos ministros lo acompañaron hasta asegurarse de que estaba embarcado en el vuelo. Despegó a las diez de la noche. En Túnez lo esperó Moratinos para llevarlo en el Falcon 900 oficial a Zúrich, donde tenían previsto llegar a las dos de la madrugada, informaron fuentes diplomáticas.
En la jaima de Gaddafi, los dos ministros europeos coincidieron con los primeros ministros de Italia, Silvio Berlusconi, y de Malta, Lawrence Gonzi, que habían acudido a Libia por otros asuntos.
El origen de la crisis está en la detención en Ginebra, por unos días en julio de 2008, de Aníbal Gaddafi, uno de los hijos del líder libio, acusado de malos tratos a dos sirvientes. Pocos días después fue detenido Göldi en Trípoli. Además, el régimen libio retiró 5.800 millones de euros de bancos suizos, canceló el suministro de petróleo a ese país y negó el visado a los ciudadanos de 29 países europeos en represalia. Göldi no salió de prisión hasta el pasado jueves.
Los términos del acuerdo para liberar a Göldi incluyen la creación de un tribunal que investigará las circunstancias de la detención de Aníbal Gaddafi. También se fijará una indemnización por la publicación de fotos suyas en prisión en La Tribune de Genève. La ministra suiza tuvo que pedir disculpas por esta publicación.
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