Lerma pierde peso por la crisis del PSOE valenciano
La sustitución como portavoz socialista en el Senado de Joan Lerma por la gallega Carmela Silva se produce cuando la influencia de aquél en Valencia se ha convertido en un estorbo. Lerma se refirió ayer lacónicamente a su sucesora: "Imagino que hará un buen papel". El relevo tiene un obvio significado político. De un lado, evidencia la debilidad del socialismo valenciano; de otro, la falta de interés de la dirección del PSOE por reforzar a Lerma ante una federación descabezada y con la asignatura pendiente de una renovación que nunca llega.
"No quiero volver y, por tanto, no tiene sentido que se insista en ello", declaró Lerma hace meses, al ser nombrado presidente de la gestora del PSOE valenciano (PSPV) tras la escandalosa dimisión de Joan Ignasi Pla. En realidad, no le hacía falta volver porque jamás llegó a marcharse. El ex ministro y ex presidente de la Generalitat, vencido por Zaplana en 1995, abandonó el liderazgo orgánico en 1997 pero su peso no ha dejado de gravitar, gracias a la presencia de sus seguidores en el aparato, sobre una crisis del socialismo valenciano que, derrota tras derrota, amenaza con volverse endémica.
Aspirantes
Tras una nueva victoria del popular Francisco Camps en las elecciones generales -victoria que no logró evitar la candidatura por Valencia de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega-, se perfilan candidatos para el próximo congreso extraordinario del PSPV. Algunos son de evidente adscripción lermista, como el alcalde de Morella, Joaquim Puig, o el diputado Joan Calabuig; otros buscan apoyos en los sectores internos, como el alcalde de Alaquàs, Jorge Alarte.
Ya en 1999, Joan Romero, advirtió -tras dimitir como secretario general del PSPV- de que el partido no podía seguir siendo esclavo de "estructuras tribales", y le pronosticó "15 o 16 años en la oposición" si no se renovaba. Hoy, en La Moncloa más que en la dirección del PSOE, se abre paso una convicción similar.
Algunos especulan con el nombre de Leire Pajín, secretaria de Estado y muy próxima al presidente del Gobierno, para encabezar una etapa del PSPV llena de caras nuevas. Operación a la que ella misma se resistiría. Pero todo apunta a que Zapatero deberá ejercer cierta autoridad para sacar a la federación valenciana del marasmo.
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